Un debate cacof¨®nico
La r¨¦plica del presidente del Gobierno a la pregunta de una senadora de Uni¨®n del Pueblo Navarro (UPN) -hija de un concejal del Ayuntamiento de Pamplona asesinado por ETA en 1998- sobre las supuestas conversaciones secretas entre el Ejecutivo y la banda terrorista, a espaldas del Congreso y del principal partido de la oposici¨®n, pretendi¨® cerrar el cacof¨®nico debate que est¨¢ ensordeciendo a la opini¨®n p¨²blica. Zapatero tranquiliz¨® las dudas de Mar¨ªa del Mar Caballero y descart¨® que las negociaciones con ETA autorizadas por el Parlamento durante la pasada legislatura y cortadas por el brutal atentado de la T-4 se hayan reanudado.
Esas aclaraciones no hubieran sido necesarias de no ser porque los ¨²ltimos comunicados de ETA, los movimientos cr¨ªticos registrados dentro de la izquierda abertzale, las expulsiones de presos etarras a ra¨ªz de sus pronunciamientos contra la lucha armada y las declaraciones de Arnaldo Otegi al diario EL PA?S fueron interpretados -maliciosamente o de buena fe- como s¨ªntomas de una nueva tregua-trampa al estilo de las tendidas anteriormente a Felipe Gonz¨¢lez, Aznar y Zapatero. Mientras algunos portavoces y ministros socialistas contribuyeron a esparcir esa sospecha mediante sus pronunciamientos irreflexivos, dirigentes del PP -con su sinuoso vicesecretario de Comunicaci¨®n a la cabeza- y medios de comunicaci¨®n adictos a la visi¨®n conspirativa de la historia han echado le?a y gasolina abundantes al fuego de los recelos. La esperanza de los socialistas o el temor de los populares a una capitulaci¨®n de ETA previa a las legislativas de 2012 capaz de influir sobre sus resultados ha desempe?ado un importante papel en esa explosi¨®n de verborrea.
El presidente del Gobierno invita a cerrar la pol¨¦mica pol¨ªtica y period¨ªstica sobre el fin del terrorismo
El desbordamiento pirot¨¦cnico resultaba injustificado dado el entendimiento entre el Gobierno y el principal partido de la oposici¨®n acerca de la lucha antiterrorista durante esta legislatura; socialistas y populares presentaron hace menos de un mes en el Congreso una proposici¨®n de reforma de la ley electoral a fin de dificultar todav¨ªa m¨¢s la concurrencia a los comicios municipales de partidos o agrupaciones de electores sucesores de la ilegalizada Batasuna. Por lo dem¨¢s, la hip¨®tesis de la vuelta a la tregua-trampa no ofrece indicios probatorios dignos de consideraci¨®n y constituye una posibilidad puramente abstracta, al estilo de la imaginaria participaci¨®n de ETA, las fuerzas de seguridad espa?olas, los servicios de inteligencia marroqu¨ªes y los propios socialistas en el atentado del 11-M, sostenida todav¨ªa por medios de comunicaci¨®n embanderados con el PP o la ultraderecha.
Hay motivos para suponer que la fuente motriz de ese artificioso debate no es un razonamiento equivocado pero mantenido de buena fe, sino la voluntad maliciosa de provocar la ruptura de los acuerdos PSOE-PP y el sa?udo deseo de reforzar la campa?a contra el nuevo vicepresidente primero y ministro del Interior.
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