Empanada de bacalao para Ratzinger
El Pont¨ªfice evit¨® el abrazo al Ap¨®stol en la catedral y degust¨® un men¨² gallego antes de la multitudinaria misa en la Praza do Obradoiro
Fue el secreto mejor guardado durante toda la jornada. Nadie estaba autorizado para revelar lo que hab¨ªa comido el Papa hasta que el avi¨®n despegase. Y as¨ª, con Benedicto XVI volando hacia Barcelona, a pie de pista en Lavacolla Salvador Domato, can¨®nigo organizador de la visita, cant¨® el men¨² como un profesional camarero: "Quesos gallegos, jam¨®n, empanada de bacalao con pasas, crema de grelos con tacos de pan de ma¨ªz, un poquito de jarrete con patatas gallegas, que le gust¨® much¨ªsimo, y de postre filloas, leche frita, ca?as y tarta de almendra. Caf¨¦ ya no tom¨®, no le dio tiempo. Y de vino, aunque no bebe alcohol, moj¨® los labios con un Pedro Xim¨¦nez". "Una cosa t¨ªpicamente gallega pero ligera, que luego hay misa", hab¨ªan dicho hace unos d¨ªas.
Por lo dem¨¢s, el otro posible titular que se planteaban ponerle a la fugaz visita del Papa los periodistas congregados en la misa del Obradoiro, no era otro que el de "Benedicto, oe" el lema m¨¢s coreado por las juventudes cat¨®licas de este pa¨ªs futbolero, que se desga?itaban desde la ma?ana a la espera de dos horas largas de eucarist¨ªa, una celebraci¨®n en la que, por cierto, adem¨¢s de los pr¨ªncipes, Rajoy, Feij¨®o y el embajador en el Vaticano, Francisco V¨¢zquez estuvo representando al Gobierno central Jos¨¦ Blanco, y Fraga, en silla de ruedas, fue aclamado por las masas. Entre los que comulgaron, los pr¨ªncipes Felipe y Letizia.
A la prensa for¨¢nea una de las cosas que m¨¢s les llam¨® la atenci¨®n de la misa, adem¨¢s del hecho de escuchar al Papa b¨¢varo leyendo en gallego con bastante correcci¨®n, fue el no ver apenas banderas de la comunidad. Las hab¨ªa de Euskadi, de Asturias, de Ucrania, de Portugal, de Estados Unidos y Australia, pero sobre todo de Espa?a, con un Sagrado Coraz¨®n a modo de escudo, y los fieles las ondearon con br¨ªo, sin desfallecer, hasta las cuatro y media de la tarde, al tiempo que jaleaban a Benedicto XVI sin acertar a hacerle un lema capaz de trascender los tiempos, como aquel Totus Tuus que recibi¨® a Juan Pablo II en el 82. Pero cuando ya el papam¨®vil hab¨ªa cruzado los 300 metros de plaza hasta el altar gigantesco que dise?¨® el arquitecto Iago Seara, desde el micr¨®fono un religioso orden¨® a los presentes que evitasen los aplausos y las muestras de euforia, y que recogiesen carteles y banderas, as¨ª que los dos vascos que hab¨ªan tra¨ªdo ca?as de pescar para aupar sus estandartes bien altos, hubieron de recoger carrete a toda velocidad. A estas alturas, el Papa ya acababa de besar al en¨¦simo beb¨¦ de la jornada. El reci¨¦n nacido llor¨® en brazos del jefe de la Iglesia, pero el p¨²blico estaba feliz. "?Qu¨¦ te ha dado la mano?", le preguntaba una fiel a otra sin dar cr¨¦dito, "?esto es emocionante!".
Tan contentos estaban que, cuando acab¨® todo y desde la megafon¨ªa alguien sugiri¨® que no estar¨ªa mal una ayuda para recoger las sillas de pl¨¢stico, las miles de personas que llevaban desde la madrugada anterior soportando la jornada a golpe de fe, c¨¢nticos y m¨¢quina expendedora se pusieron, sin perder la sonrisa, a apilarlas. Mientras, y a la espera de que el Papa despachase con Rajoy (un encuentro televisado por TVG en las pantallas gigantes), Javier Porro, hermano de la l¨ªder del PP de Vigo y delegado de Juventud en Santiago, hac¨ªa de animador desde el micr¨®fono: "?S¨ª, s¨ª, s¨ª, nos vemos en Madrid!"
Al Papa, seg¨²n Salvador Domato, adem¨¢s del jarrete y el Obradoiro, sesgado por un altar que ocultaba buena parte de los monumentos, lo que m¨¢s le impresion¨®, seg¨²n dijo, fue la m¨²sica de las chirim¨ªas, tocada por el grupo de viento de la Catedral, ya que jam¨¢s hab¨ªa escuchado ese sonido. De abrazar el busto del Ap¨®stol, un rito con el que deben cumplir todos los peregrinos, se olvid¨®. En el dossier que reparti¨® la Conferencia Episcopal a los medios, no obstante, se daba detallada cuenta de esta tradici¨®n, al igual que se dedicaba un apartado a explicar algunos aspectos de la biograf¨ªa de Ratzinger como su "relaci¨®n" con las "juventudes hitlerianas", su "divergencia" con Hans K¨¹ng y su "actitud" ante la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n.
Antes de marchar a Barcelona, en la oficina que organizaba el viaje esperaban una caja ya embalada, lista para mandar por valija al Vaticano, cargada de regalos que los devotos de Ratzinger fueron dejando desde hace meses: pa?os lit¨²rgicos bordados en roperos, composiciones musicales.... M¨¢s suerte tuvieron dos mujeres que lograron acercarle una esclavina de peregrino cuando por la ma?ana sali¨® por un instante a la plaza de la Quintana. Por su parte, el arzobispo compostelano, Juli¨¢n Barrio, le entreg¨® una figura de Santiago de plata, y el Papa le correspondi¨® con un c¨¢liz que le dio en plena misa.
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