La Biblioteca Nacional jubila el microfilme para sus fondos
El centro cultural cambiar¨¢ en 2011 a tecnolog¨ªas digitales m¨¢s eficaces
El microfilme es una especie tecnol¨®gica, otra, en extinci¨®n. Nacido en el siglo XIX, va camino de sobrevivir ¨²nicamente en las pel¨ªculas de esp¨ªas. La Biblioteca Nacional de Espa?a (BNE), por ejemplo, dejar¨¢ de usarlo en 2011. La Biblioteca de Catalu?a hace tres a?os que no lo emplea.
La alternativa de la BNE es digitalizar los archivos en formato TIFF, de mucha mayor definici¨®n y con ventajas a?adidas como las de poder etiquetar e incluir informaci¨®n para la documentaci¨®n del archivo. La biblioteca est¨¢ trabajando en la gesti¨®n de estos repertorios digitalizados ya que el CD, habitual recurso de almacenamiento, tampoco presenta garant¨ªas de una vida longeva. Es el problema de la obsolescencia tecnol¨®gica, al que las entidades centradas en la conservaci¨®n del patrimonio deben hacer frente.
La BNE y la de Catalu?a rastrean la informaci¨®n de las webs .es y .cat
El sitio Archive.org guarda la historia del Internet en castellano
Los soportes anal¨®gicos tampoco tienen la eternidad garantizada
El esc¨¢ner ofrece unas posibilidades t¨¦cnicas mucho mayores
Pepa Michel, directora de Biblioteca Digital y Sistemas de Informaci¨®n de la BNE, explica que la opci¨®n digital garantiza tanto el servicio de divulgaci¨®n como el de preservaci¨®n de originales en peligro, como libros en papel ¨¢cido, un papel que se come a s¨ª mismo y que demuestra que los soportes anal¨®gicos tampoco tienen la eternidad asegurada. Algunos, simplemente, se esfuman.
"La BNE quiere dejar de microfilmar el pr¨®ximo a?o porque estamos trabajando en tener un respaldo de preservaci¨®n digital. Esto significa asegurar y poner todos los medios necesarios para que los objetos digitales puedan ser localizados, est¨¦n completos y sean comprensibles y legibles en el futuro", comenta Michel. Otro argumento a favor de dar este paso es la calidad. "El esc¨¢ner es capaz de captar la textura del soporte anal¨®gico, los tonos del original -si este es a color-, etc¨¦tera, frente a las posibilidades limitadas de las microformas". Adem¨¢s, cuenta Michel, la restauraci¨®n digital permite recuperar contenido da?ado, una maniobra que es imposible con los microfilmes.
No se trata de una migraci¨®n tecnol¨®gica ins¨®lita. La Biblioteca de Catalu?a, por ejemplo, hace tres a?os que ya no microfilma nuevos archivos, aunque mantiene los equipos lectores para la consulta del fondo, explica Elvira Permanyer, jefa de los servicios de preservaci¨®n de documentos de la entidad. Sobre la digitalizaci¨®n de fondos, la biblioteca catalana tiene un convenio con Google.
Otro frente al que deben dar respuesta es la salvaguardia del patrimonio que se crea y desaparece en Internet. La BNE tiene un proyecto entre manos: salvar las p¨¢ginas web con el dominio .es. Los sitios de Internet se transforman y muchas veces se sustituye la informaci¨®n que albergaban por una nueva sin que se conserve la anterior. Para guardar la memoria de lo que ha estado en Internet hay distintos proyectos internacionales para almacenar p¨¢ginas. El m¨¢s conocido es el de Archive.org, una entidad radicada en Estados Unidos, que es con quien, precisamente, colabora la BNE en este proyecto.
La primera recolecci¨®n completa se realiz¨® en diciembre de 2009, dur¨® aproximadamente cuatro semanas y dio como resultado un total de m¨¢s de 317 millones de direcciones. Tras este rastreo masivo se hizo uno de parcheado para cubrir eventuales huecos. En lo que va de 2010, se han realizado dos recolecciones y para este mes se prev¨¦ que tenga lugar la tercera y ¨²ltima, de acuerdo con el contrato vigente. En estas dos recolecciones de 2010 se ha incrementado el n¨²mero de direcciones archivadas en otros 300 millones m¨¢s (155 millones en primavera y algo m¨¢s en verano).
Adem¨¢s de proseguir con los rastreos masivos, la BNE se plantea ahora el poder hacer recolecciones selectivas sobre temas concretos. De momento, la informaci¨®n recogida sigue almacenada en Estados Unidos. A medio plazo, la colecci¨®n deber¨¢ albergarse en sistemas propios de la biblioteca debidamente documentados.
Tambi¨¦n la biblioteca catalana est¨¢ pendiente de la preservaci¨®n del patrimonio de Internet. En colaboraci¨®n con el centro de supercomputaci¨®n de Catalu?a, que se encarga del rastreo y almacenamiento, ha iniciado la documentaci¨®n de las web con el dominio .cat, cuyo registro se abri¨® en 2006. Actualmente tiene 30.481 webs y 53.249 capturas de las mismas. La Fundaci¨® puntCat colabora en el proyecto suministrando el listado de las nuevas direcciones registradas para poder mejorar el seguimiento de las mismas. Con todo, para documentar el Internet catal¨¢n, la biblioteca tambi¨¦n est¨¢ atenta a otros dominios de Internet como el .es o el .com. En el Pa¨ªs Vasco, un proyecto similar de conservaci¨®n del patrimonio digital propio est¨¢ encabezado por Ondarenet.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.