Como Richards con Chuck Berry
El alumno, Leiva 'Pereza', ayuda al maestro, Johnny 'Burning', a grabar un disco tras casi 10 a?os de silencio
"Trabajar con Johnny te hace mejor persona", dice Leiva, y se queda unos segundos en silencio, como masticando las palabras que acaba de pronunciar. Le pega un trago a una lata de cerveza Mahou -la verde, la cl¨¢sica- y luego a?ade: "S¨ª, despu¨¦s de estar aqu¨ª encerrado con ¨¦l tanto tiempo soy mejor persona". Johnny Cifuentes, 55 a?os, fundador de Burning y ¨²nico de la formaci¨®n original que sigue vivo, no ha escuchado las hermosas palabras de Jos¨¦ Miguel Conejo Leiva, 30 a?os, del grupo Pereza. Johnny ha salido un momento a disfrutar del agradable sol que alumbra la terraza de un piso en la Alameda de Osuna. Aqu¨ª, en un espacio peque?o y c¨¢lido, estos dos m¨²sicos est¨¢n grabando el nuevo disco de Burning... aunque no vaya a salir con el nombre de Burning. Nos explicamos: es un ¨¢lbum de Burning porque suena a la banda de La Elipa, a rock and roll de bareto, callejero y libidinoso, a Faces y a Stones. Pero, dicen los dos m¨²sicos, no ser¨ªa honesto editarlo bajo la etiqueta del grupo porque el resto de la banda no ha participado. Soluci¨®n: saldr¨¢ con el nombre de Johnny Burning.
El presupuesto es de cero euros, no hay fechas y no hay discogr¨¢fica
Los m¨²sicos se encierran en un estudio entre las once y las ocho
La idea surgi¨® en el Cocodrilo, el bar de Johnny, una madrugada
La historia de esta uni¨®n se escribe al margen de las normas de las estructuras comerciales musicales. Aqu¨ª no hay planes, el presupuesto es de cero euros, no hay fechas, nadie de la discogr¨¢fica se pasa por el estudio para presionar, sencillamente porque no hay discogr¨¢fica... Son solo dos m¨²sicos que se encierran en un estudio a las once de la ma?ana, hacen un par¨®n a las tres para comer -la tartera que les cocina la mujer de Johnny, Pilar: hoy hay un pollo exquisito- y despu¨¦s contin¨²an hasta las ocho de la tarde. Aunque, objetivamente, el mayor beneficiado de esta uni¨®n es el cantante de Burning, Leiva hace otro balance: "Para m¨ª Johnny es un referente. ?T¨² sabes lo que es estar con una leyenda tanto tiempo y de forma tan relajada? Surgen las historias constantemente, las de 40 a?os de rock espa?ol, y cuando Johnny me las cuenta yo alucino".
En t¨¦rminos comparativos, lo que est¨¢ haciendo el cantante de Pereza es lo que en su momento hizo el stone Keith Richards con Chuck Berry, o c¨®mo se fragu¨® la colaboraci¨®n entre Tom Petty y Roy Orbison: utilizar el masivo poder de convocatoria del alumno para sacar adelante el proyecto de un maestro que ya no goza de la popularidad de anta?o. Leiva: "Me encuentro a un Johnny asustado, inseguro despu¨¦s de casi diez a?os sin grabar. Y comienzo a tirar y tirar. Sus expresiones son frases que los dem¨¢s utilizamos en las canciones y ¨¦l no. As¨ª que le convenzo para que las utilice".
Johnny recuerda c¨®mo se conocieron: "Fue en un festival. Les hab¨ªa escuchado y me gustaba su rollo Stones. Fui a saludarlos al camerino. Yo iba con mis gafas negras. Me present¨¦ all¨ª y les solt¨¦: 'Mola, troncos'. Ellos -Leiva y el otro componente de Pereza, Rub¨¦n Pozo- corrieron a ponerse sus gafas y me dijeron: 'S¨ª, mola". As¨ª, hace seis a?os, se sell¨® la amistad.
Un d¨ªa, en el Cocodrilo, el bar de Campamento de Johnny, en una de esas conversaciones de las cuatro de la madrugada, se fragu¨® todo. "S¨ª, a veces estas charlas con muchas copas son fruct¨ªferas. Lo comentamos y al d¨ªa siguiente Leiva me llam¨®: 'Qu¨¦, ?empezamos ya?". Est¨¢n en la fase final de la grabaci¨®n, pero la historia es larga. Despu¨¦s de aquella llamada estuvieron un a?o quedando, de forma espor¨¢dica, en el garaje de la casa de Johnny, en Villaviciosa de Od¨®n. Muchos meses despu¨¦s lo est¨¢n rematando en el estudio que Leiva tiene en la Alameda de Osuna.
Despu¨¦s de escuchar uno de los temas, el d¨²o despide a los periodistas y se prepara para grabar toda la tarde. Antes bajan al chino de la esquina a aprovisionarse de m¨¢s bebidas. Los dos van de negro y visten con chaleco. Andan con ese bamboleo macarra que solo se aprende en las calles del rock and roll...
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