El torero y los arquitectos

?Que tiene que ver el toreo con la arquitectura? M¨¢s de lo que parece, al menos tal como lo teorizan el torero Juan Francisco Espl¨¢, la arquitecta Carme Pigem y el interiorista Fernando Salas, que ayer participaron en un debate sobre La organizaci¨®n del espacio y la materia, dentro de un ciclo celebrado en el Colegio de Arquitectos de Barcelona, que enfrenta la arquitectura a otras disciplinas.

Espl¨¢ estudi¨® Bellas Artes, pero reconoce que "estar¨ªa pasando hambre si no hubiera descubierto el toro como material y sentido la necesidad de crear con ¨¦l". El toro de lidia, explica, es producto de una selecci¨®n de casi tres siglos para fomentar su indocilidad, que es precisamente lo que se incorpora al proceso de creaci¨®n del torero. El toreo, a?ade, "es una disciplina que, a diferencia de las otras pr¨¢cticas art¨ªsticas, se apoya en la voluntad del material".

?Y d¨®nde encaja la arquitectura? En el paralelismo entre los materiales y en la concepci¨®n del espacio. "A diferencia de las otras disciplinas art¨ªsticas, en las que el hombre para crear tiene que poner la mano sobre el material, en el toreo lo que importa es la distancia, que hay que mantener a toda costa sin tocar nunca al animal", explica Espl¨¢. "Es algo m¨¢gico poder manipular algo sin tocarlo".

Pigem est¨¢ de acuerdo. "Es una cuesti¨®n del espacio, los tiempos y las cadencias. Lo importante es el espacio, la distancia entre dos vol¨²menes. La factura creativa pasa por el espacio".

"El animal, a diferencia del hombre, se identifica con el espacio que lo rodea, hasta el punto de que es este espacio", tercia Espl¨¢. El torero, a?ade, "invade este terreno, y el toro no solo se defiende, sino que ofende". Esto crea fuerzas centr¨ªfugas y centr¨ªpetas, una interacci¨®n que "cuando es perfecta es circular".

La obra de arte, de alguna manera, va surgiendo del material; del mismo modo, los grandes escultores aseguraban que su obra ya estaba en el m¨¢rmol antes de empezar a cincelarlo. ?Y la t¨¦cnica? A los arquitectos se les exige rigor y un equilibrio entre la t¨¦cnica y la est¨¦tica. "Pero toda obra de arte no puede ser totalmente expl¨ªcita", apunta Salas, "sino que tiene que dejar un margen al espectador".

En el toreo, apunta Espl¨¢, su inmediatez no exige el mismo rigor. "Como en la ¨®pera, lo que realmente importa es la posibilidad de que en alg¨²n momento se d¨¦ la perfecci¨®n, lo que solo sucede muy de vez en cuando".