Asia ya est¨¢ aqu¨ª
Es uno de los grandes motores del crecimiento econ¨®mico global, alberga a m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n del planeta y ofrece grandes oportunidades de negocio. Pero es tambi¨¦n una de las zonas m¨¢s conflictivas del mundo
En la edici¨®n de EL PA?S del domingo 24 de octubre, la vi?eta del incomparable Forges presentaba dos hombrecillos ante una creciente y amorfa masa amarilla. El di¨¢logo era el siguiente: "Se ha desparramado". "Esto va a ser Asia". "Se ve¨ªa venir...". S¨ª, se ve¨ªa venir. Hoy ya nadie niega que hay que mirar a Asia, hay que tratar con Asia, hay que estar en Asia.
El Siglo XXI es ya el Siglo de Asia, y va a seguir si¨¦ndolo. Apunto aqu¨ª algunos hitos: 1) Nadie ignora ya el significado del acr¨®nimo BRIC, y el peso de los dos mayores socios del cuarteto, China e India, por este orden. 2) Mientras Europa, y tristemente tambi¨¦n Espa?a, siguen empantanadas en la crisis, Asia entera vuela en la estela de las econom¨ªas china e india. 3) El presidente Barak Obama est¨¢ efectuando una gira asi¨¢tica con cuatro etapas muy bien seleccionadas: India, Indonesia, Corea del Sur y Jap¨®n. 4) Se est¨¢ celebrando en Se¨²l la Cumbre del G-20, con participaci¨®n de seis grandes pa¨ªses de Asia y el Pac¨ªfico. 5) Ma?ana se re¨²ne en Yokohama la cumbre APEC, con todas las grandes econom¨ªas de la regi¨®n.
Espa?a llega con retraso. Debemos emprender una estrategia de presencia y cooperaci¨®n activa
Hay que colaborar en los ¨¢mbitos de comercio, seguridad y defensa de los derechos humanos
Parece necesario abrir una reflexi¨®n colectiva sobre la conveniencia de elaborar una estrategia hacia Asia, actualizada, realista y ambiciosa, partiendo naturalmente de lo ya conseguido.
Tras la p¨¦rdida de las Filipinas en 1898, Espa?a pas¨® el siglo XX pr¨¢cticamente ausente de Asia y desconectada de lo que significativamente se llamaba entonces el Lejano Oriente. En los albores del siglo XXI Espa?a ha llegado a Asia con retraso. Tenemos que recuperar el tiempo perdido, con humildad, y siempre dentro de nuestro natural e irrenunciable marco europeo.
Quienes llegan a un escenario desconocido tienden a dejarse deslumbrar por sus aspectos m¨¢s llamativos. A veces los ¨¢rboles nos tapan el bosque. La econom¨ªa asi¨¢tica y la pujanza de China son evidentemente dos gigantescos ¨¢rboles. Pero el bosque asi¨¢tico es mucho m¨¢s que todo eso.
No cabe duda de que el crecimiento econ¨®mico asi¨¢tico presenta grandes oportunidades de negocio, y yendo m¨¢s all¨¢, de cooperaci¨®n multidimensional. Pero es dif¨ªcil poder hacer negocios con un interlocutor al que apenas se conoce.
M¨¢s all¨¢ de los impresionantes rascacielos y centros comerciales asi¨¢ticos, una inspecci¨®n a fondo de las realidades nos muestra un continente de extraordinaria complejidad, un conglomerado en fren¨¦tico proceso de transformaci¨®n con patentes vulnerabilidades. El desarrollo convive con grandes bolsas de pobreza; la acelerada tendencia a la urbanizaci¨®n provoca fuertes desequilibrios sociales y ambientales. Asia es ciertamente uno de los grandes motores del crecimiento econ¨®mico global, pero es tambi¨¦n escenario de desajustes de car¨¢cter global: las consecuencias del cambio clim¨¢tico se hacen sentir m¨¢s que en otras ¨¢reas. Asia es escenario de desastres naturales cada vez m¨¢s frecuentes, foco de pandemias e infecciones que se llevan por delante a millones de personas; teatro de uno de los m¨¢s siniestros tr¨¢ficos, el de seres humanos, y punto focal de organizaciones criminales transnacionales y de movimientos terroristas.
Las oportunidades de cooperaci¨®n con Asia son reales en el ¨¢mbito del comercio y de las inversiones, pero tambi¨¦n en el de la seguridad y el combate contra todos los desaf¨ªos globales de nuestro tiempo. Y, naturalmente, en la promoci¨®n y defensa de los derechos humanos, entendidos como valores universales y desde el respeto a la diversidad cultural y filos¨®fica.
Otra simplificaci¨®n en la que no convendr¨ªa incurrir es la que podr¨ªa hacernos confundir a Asia con China, tomando al todo por la parte, por grande y espectacular que sea esta y por el papel central que sin duda tiene en la zona. Desde una perspectiva geogr¨¢fica, Asia-Pac¨ªfico es una vasta extensi¨®n que alberga a m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial. Sus contornos no est¨¢n bien definidos, aunque a mi entender cabr¨ªa situarla entre las fronteras orientales de Ir¨¢n y las meridionales de la Federaci¨®n Rusa hasta bien entrados los oc¨¦anos ?ndico y Pac¨ªfico, incluyendo a Ocean¨ªa.
Es preciso observar el conjunto de Asia-Pac¨ªfico como un enorme mosaico de subregiones, pueblos, etnias, culturas, religiones y estilos de vida, que solo muy recientemente han ido adquiriendo el germen de una identidad com¨²n.
La noci¨®n de "asiatismo" es hoy muy diferente de la que pretendi¨® legitimar en su ¨¦poca el expansionismo imperial nip¨®n. Las heridas legadas por la historia est¨¢n en Asia muy vivas, y ello explica por qu¨¦ las at¨¢vicas pulsiones nacionalistas siguen frenando la cooperaci¨®n y la integraci¨®n. De ah¨ª que la construcci¨®n, tras el fin de la guerra fr¨ªa, de nuevas estructuras de seguridad y cooperaci¨®n en Asia aceptadas por todos est¨¦ siendo muy complicada. Y de ah¨ª tambi¨¦n que la organizaci¨®n subregional asi¨¢tica m¨¢s exitosa, la ASEAN, haya asumido la responsabilidad de promover en torno a s¨ª misma y a modo de c¨ªrculos conc¨¦ntricos, una arquitectura regional para Asia y el Pac¨ªfico a¨²n en fase embrionaria y de la que la Uni¨®n Europea no puede permitirse quedar marginada.
Asia es tambi¨¦n una de las zonas del mundo m¨¢s conflictivas. Un complejo entramado de rivalidades ¨¦tnicas, religiosas, culturales y econ¨®micas mantienen abiertas situaciones de conflicto, internos e internacionales, con mayor o menor grado de intensidad y violencia. Basta mencionar Afganist¨¢n, Cachemira, la pen¨ªnsula Coreana, as¨ª como los numerosos litigios fronterizos entre casi todos los pa¨ªses asi¨¢ticos.
Recientemente se ha advertido por parte de China una actitud de afirmaci¨®n como potencia, que ha sembrado la preocupaci¨®n entre sus vecinos asi¨¢ticos. Los ¨²ltimos incidentes entre China y Jap¨®n por las islas Senkaku/Diayoutai se han sumado a la reafirmaci¨®n china de sus pretensiones sobre la totalidad del mar de China meridional, en pugna con varios pa¨ªses de ASEAN.
Esta actitud china inquieta entre sus vecinos, y ha dado lugar a movimientos de aproximaci¨®n entre los principales pa¨ªses de la zona, as¨ª como con Estados Unidos. En muchas capitales asi¨¢ticas se siente, en diverso grado, la percepci¨®n del experto indio Brahma Chellaney, que escribi¨® recientemente que "China busca un mundo multipolar, pero aspira a una Asia unipolar".
Es probable que a medio plazo veamos configurarse, en torno al binomio fundamental Washington-Pek¨ªn, una trama de acuerdos y alianzas que podr¨ªan plasmar en Asia algo parecido a lo que fue el sistema de equilibrio de poderes que domin¨® la escena europea desde la ca¨ªda de Napole¨®n hasta la I Guerra Mundial.
Nuestra estrategia no puede reducirse a un solo sector ni a un solo pa¨ªs; debe ser una estrategia de presencia y cooperaci¨®n activa, multidimensional y para toda Asia, con prioridades calibradas.
Debemos partir de la experiencia de los tres planes cuatrienales Asia-Pac¨ªfico (2000-2012), y ser¨ªa sin duda deseable que se restableciese en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperaci¨®n (MAEC) una unidad directiva exclusivamente para Asia. Los asi¨¢ticos dan gran importancia a la relaci¨®n personal, lo que aconseja la intensificaci¨®n de contactos a alto nivel. Pero la acci¨®n gubernamental no basta por s¨ª misma, sino que se complementa implicando al conjunto de la sociedad civil en una acci¨®n de diplomacia p¨²blica. "Casa Asia" es un excelente instrumento que conviene potenciar. Y los medios de comunicaci¨®n, incluyendo este peri¨®dico, deber¨ªan ser mucho m¨¢s receptivos a la pujante emergencia de Asia.
Para Espa?a la condici¨®n de miembro importante de la Uni¨®n Europea es nuestra mejor carta de presentaci¨®n en Asia y en el resto del mundo. Cualquier estrategia espa?ola para Asia solo tendr¨¢ sentido si se enmarca y coordina con la estrategia com¨²n de la Uni¨®n Europea para la zona. Todas estas ideas pueden desarrollarse y discutirse. Esta es una invitaci¨®n a la reflexi¨®n y al debate, para que el desaf¨ªo de Asia se transforme en una magn¨ªfica oportunidad.
Juan Manuel L¨®pez Nadal es embajador en Misi¨®n Especial para Asia.
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