Confucio: ?dem¨®crata?
La agresiva reacci¨®n del Gobierno chino ante la concesi¨®n del Premio Nobel de la Paz al dem¨®crata Liu Xiaobo muestra su principal debilidad. Amenazas aparte, su argumento central es considerarlo un intento imperialista occidental de exportarles la democracia, un sistema extra?o a la tradici¨®n y filosof¨ªa china.
Esta cerraz¨®n conviv¨ªa con la espectacular Expo de Shangh¨¢i, en la que el drag¨®n chino mostraba con orgullo su capacidad, no ya de asimilar tecnolog¨ªa, sino de desafiar con ¨¦xito a Occidente en su propio terreno. Para exportar productos o para acumular reservas no hay barreras. En el pabell¨®n chino, el modelo de armon¨ªa era un mundo urbano tecnol¨®gico y sostenible bajo el lema "mejor ciudad, mejor vida" con citas de Confucio como gu¨ªa moral del buen gobierno.
El neoconfucionismo deviene doctrina oficial en China para combinar crecimiento y autoritarismo
El neoconfucionismo como doctrina oficial es una expresiva rehabilitaci¨®n tras su condena por Mao y su persistente persecuci¨®n durante d¨¦cadas por el Partido Comunista Chino. En palabras del primer ministro Wen Jiabao: "De Confucio a Sun Yat-sen, la cultura tradicional de la naci¨®n china tiene muchos aspectos positivos sobre la naturaleza del pueblo y la democracia como afirmar el amor a la humanidad, la comunidad, la armon¨ªa entre diferentes puntos de vista o compartir el mundo". Consecuentemente, el Gobierno chino est¨¢ abriendo institutos Confucio en todo el mundo, como Espa?a hace con el Cervantes.
El Partido Comunista se ha convertido en una suerte de movimiento nacional, que integra tanto a empresarios -enriquecerse es glorioso- como al sindicato oficial. Una organizaci¨®n plural con 76 millones de afiliados, dominado por una meritocracia de j¨®venes cuadros que hablan ingl¨¦s con acento americano frente al sectarismo mao¨ªsta de los viejos apparatchiks. Un mandarinato comunista que cabalga un drag¨®n de capitalismo manchesteriano con crecimientos del 10% anual y controla una sociedad con un incremento sustancial de tensiones sociales, regionales, y medioambientales. Se comprende el valor del neoconfucionismo en este contexto como filosof¨ªa capaz de crear cohesi¨®n y estabilidad.
El mensaje de China al mundo se centra en afirmar la civilizaci¨®n urbana, la prioridad de una econom¨ªa sostenible y la excelencia de la formaci¨®n. China tiene m¨¢s de 90 ciudades que superan el mill¨®n de habitantes, hacia las que han emigrado en la ¨²ltima d¨¦cada casi 200 millones de personas desde el campo y desde el interior a la costa del Pac¨ªfico. Proceso imparable pese a las restricciones de movimientos: emigrar sin el precioso hukou supone perder el derecho a empadronarse, escolarizar a los hijos y la sanidad. Situaci¨®n de ilegalidad en la que viven millones de chinos.
Con todo, el aire de la ciudad libera. Est¨¢ emergiendo una clase media urbana de unos 200 millones de personas que quiere hacer realidad el sue?o de una vida mejor en pisos que la burbuja inmobiliaria hace inalcanzables. Prueba de ello es el cambio de actitud de los j¨®venes trabajadores con la oleada de huelgas en f¨¢bricas con Honda como s¨ªmbolo o de suicidios como los del gigante Foxconn, productor de componentes electr¨®nicos. No es de extra?ar la gran popularidad del modelo social europeo en China, donde el sindicato sigue siendo el oficial y la mayor parte de la poblaci¨®n tiene que pagar por la sanidad.
El esfuerzo por la econom¨ªa sostenible es cuesti¨®n de supervivencia para China y para el mundo. China es ya el primer consumidor de petr¨®leo y de carb¨®n, as¨ª como el primer inversor en infraestructuras viarias, ferroviarias de alta velocidad y metros. Es de esperar un cambio en su postura de bloqueo sobre el cambio clim¨¢tico en Copenhague por una posici¨®n m¨¢s constructiva en M¨¦xico. Obama, su aliado entonces, consigui¨® aprobar la reforma sanitaria y tiene que superar el desastre del golfo de M¨¦xico. De momento, la ¨²nica apuesta cifrada sobre la mesa es la europea con el 20% de reducci¨®n de CO2.
Los planes chinos en el campo de la formaci¨®n adquieren proporciones colosales. La liga del C9 es una decisi¨®n gubernamental de crear un grupo de universidades de excelencia a nivel mundial, con el interrogante de compatibilizar la libertad de c¨¢tedra con el monopolio de partido.
China dio el paso de abrirse al mundo al entrar en la Organizaci¨®n Mundial de Comercio. Ahora, tras la Expo, tras las Olimpiadas de Pek¨ªn, pretende mostrar la pujanza de un viejo imperio que a la vez es una naci¨®n joven. Por la envergadura de la empresa, se trata m¨¢s de cabalgar un drag¨®n que pasear con el apreciado perro pequin¨¦s. La cuesti¨®n es ver c¨®mo se puede avanzar en las relaciones comerciales con el pa¨ªs que tiene a la vez una moneda no convertible y las mayores reservas de divisas, una pol¨ªtica mercantilista de transferencia tecnol¨®gica y reserva de mercados p¨²blicos, as¨ª como una constante vigilancia de la Red para evitar contaminaciones ideol¨®gicas.
Pero el mayor desaf¨ªo est¨¢ en casa. Consiste en saber si los ideales de democracia propia que defienden para su pa¨ªs chinos como Liu Xiaobo, los firmantes de la Carta 08 y muchos sindicalistas o activistas son compatibles con el despotismo ilustrado de los reformistas neoconfucionistas que gobiernan hoy el Imperio del Centro. El primer ministro Wen Jiabao tiene la palabra.
Enrique Bar¨®n Crespo fue presidente del Parlamento Europeo.
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