Los pol¨ªticos comen de su mano
Enrique Ortiz es el gran empresario de Alicante. Monopoliza contratas y suelo. Due?o del H¨¦rcules. La Operaci¨®n Brugal destapa sus favores con altos cargos y le sit¨²a como uno de los cabecillas de la trama. Est¨¢ imputado por cohecho, tr¨¢fico de influencias y fraude
Desde hace tiempo corre por Alicante el dicho de que, sea cual sea el resultado de unas elecciones municipales, gana Ortiz. Y cuando Enrique Ortiz lo escucha, lejos de simular indignaci¨®n porque una frase de ese tenor viene a corroborar que goza del favor de los pol¨ªticos, emite una sonrisa de satisfacci¨®n. Como es hombre franco al expresarse, responde: "Me gusta ganar siempre". En apenas una d¨¦cada, se ha convertido en el principal empresario de Alicante y en uno de los m¨¢s poderosos de la Comunidad Valenciana. Su m¨¦rito descansa en su capacidad para acumular suelo urbanizable y su habilidad para obtener todo tipo de concursos p¨²blicos. En Alicante ejerce casi un monopolio. Lo malo es que esta posici¨®n tiene otra lectura: ?a cu¨¢ntos pol¨ªticos ha beneficiado Ortiz para que no se le niegue una contrata?
El crecimiento de sus empresas coincide con la llegada de Alperi a la alcald¨ªa de Alicante y su aproximaci¨®n a Zaplana
Seg¨²n un informe de la oposici¨®n, el 75% del suelo urbanizable de la ciudad gira en torno a Ortiz y sus empresas
Es campechano. Tiene un Ferrari que apenas usa: "Como buen contratista adoro los coches"
Ortiz es inc¨®modo para los socialistas: algunos a¨²n tienen que dar explicaciones por haber trabajado para ¨¦l
La v¨ªspera de San Ferm¨ªn, Enrique Ortiz fue detenido y conducido a los juzgados de Alicante para declarar por su participaci¨®n en ciertos asuntos turbios de la denominada Operaci¨®n Brugal, una trama de corrupci¨®n pol¨ªtica en la que estaban tambi¨¦n implicados destacados dirigentes populares de la provincia de Alicante, como el presidente de la Diputaci¨®n (Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll), la alcaldesa (Sonia Castedo) y el anterior alcalde (Luis D¨ªaz Alperi), adem¨¢s de otros 27 cargos p¨²blicos. Se le acusaba de cohecho, fraude y tr¨¢fico de influencias dentro de una investigaci¨®n que arranca en las irregularidades cometidas por una contrata de basuras en la localidad de Orihuela y que se ha extendido hasta alcanzar 14 poblaciones entre Alicante y Murcia. La fecha de la detenci¨®n era especialmente inc¨®moda para Enrique Ortiz: estaba reunido con sus amigos de la infancia para disfrutar de las fiestas de San Ferm¨ªn en Pamplona como hace todos los primeros de julio desde hace 21 a?os. Si hay un momento particularmente especial es ese, cuando se mete en una caravana con los miembros de la pe?a Los Chilindrones y se desplaza a Pamplona. "Nos vamos de juerga, sin mujeres", confirma. Ese d¨ªa en particular, Ortiz llevaba la cabeza casi rapada y as¨ª tuvo que presentarse ante el juez, con motivo de una promesa por el ascenso del H¨¦rcules a Primera Divisi¨®n conseguido unas semanas atr¨¢s. Para que no hubiera duda de la omnipresencia de Ortiz en la ciudad, tambi¨¦n es el propietario del H¨¦rcules, el principal club de f¨²tbol de la capital.
Durante tres a?os, la polic¨ªa hab¨ªa intervenido su tel¨¦fono, vigilado sus movimientos e investigado sus negocios. Y sus empresas tienen mucho que ver (casi todo) con la gesti¨®n p¨²blica. Ortiz controla un conglomerado de sociedades (alrededor de 35), cuya matriz es Grupo C¨ªvica, denominaci¨®n que adopt¨® en 2007 como una operaci¨®n a mitad de camino entre el maquillaje y el marketing: el nombre originario de su empresa era Enrique Ortiz e Hijos Contratista de Obras, SA, pero como sus actividades se hab¨ªan diversificado tanto resultaba que el apellido Ortiz estaba en todas las salsas de la ciudad y llamaba demasiado la atenci¨®n. Quien hab¨ªa comenzado como un modesto contratista de obras y m¨¢s tarde se hab¨ªa iniciado en la promoci¨®n inmobiliaria, como consecuencia de su habilidad para adquirir suelo urbanizable, era desde el a?o 2003 un empresario capaz de prestar innumerables servicios a la Administraci¨®n, tanto municipal como auton¨®mica. M¨¢s del 80% de sus ingresos netos en el a?o 2003 proced¨ªan de actividades en el sector privado; en 2006 ese porcentaje baj¨® al 25%. Desde entonces no se ofrece ese dato, pero a la vista est¨¢ que sus empresas trabajan casi en exclusiva para el sector p¨²blico.
Pocos servicios escapan a su control: limpieza de calles, recogida de basuras, concesi¨®n de autopistas, gesti¨®n de residencias de la tercera edad, tratamiento de residuos urbanos, explotaci¨®n de aparcamientos y de estaciones de autobuses, concesi¨®n de l¨ªneas de tranv¨ªas, construcci¨®n de hospitales y de l¨ªneas de metro, incluso la gesti¨®n del cementerio. Solo en la ciudad de Alicante, Ortiz participa en contratas p¨²blicas por valor de 42,1 millones de euros, cifra que representa el 16% del presupuesto del consistorio alicantino en 2010: su actividad est¨¢ en la recogida de basuras, limpieza de la ciudad, de las dependencias municipales y de los colegios, arreglo de aceras, aparcamientos y gesti¨®n del cementerio.
Todo ello sin contabilizar su presencia en los principales planes de actuaci¨®n urban¨ªstica, donde tambi¨¦n suelen aparecer las empresas de Ortiz en solitario o formando parte de UTEs (uniones temporales de empresas) con otras compa?¨ªas de car¨¢cter nacional e incluso bancos. La principal actuaci¨®n urban¨ªstica se concentra en Alicante en el llamado Plan Rabassa, que prev¨¦ la construcci¨®n de 13.505 viviendas en la periferia norte de la ciudad, de ellas m¨¢s de 8.000 de protecci¨®n oficial, y que es la mayor operaci¨®n de este tipo activa en la Comunidad valenciana. Son poderosas razones para concluir que pr¨¢cticamente no hay sitio en Alicante para una empresa en la que no est¨¦ Ortiz.
Puede decirse que no hay sitio, porque apenas hay suelo disponible en Alicante fuera de su alcance. Seg¨²n un informe elaborado por la oposici¨®n, el 75% del suelo urbanizable de la ciudad gira en torno a Ortiz, quien tambi¨¦n controla el 77% de las viviendas pendientes de construcci¨®n en la capital. Entre 2003 y 2008, el volumen de sus activos se ha multiplicado por cinco, hasta alcanzar los 1.035 millones de euros.
"Ha sido un empresario avispado, arriesgado. El m¨¢s atrevido de los que ha tenido la provincia. Es h¨¢bil, campechano, se ha ido formando con el tiempo. Es un personaje cercano. No hab¨ªamos tenido en Alicante un empresario con influencia en Valencia", dice un ex dirigente socialista. "Los que hab¨ªa no sal¨ªan de los l¨ªmites de la ciudad. Y ha apostado por cosas que le interesan a la gente: el H¨¦rcules, por ejemplo. Su capacidad le permite cierta omnipresencia". Los competidores consultados por este peri¨®dico no emiten opiniones negativas hacia su persona, a pesar de sentirse perjudicados por su ingente actividad y su facilidad para ganar concursos y concesiones: "El culpable de lo que est¨¢ pasando no es Ortiz", afirma un contratista. "Es el sistema. Somos v¨ªctimas desde el punto de vista del empresario. Yo tengo una buena relaci¨®n personal con ¨¦l. Deber¨ªa cambiarse el sistema para que propicie que las concesiones y las contratas se hagan con m¨¢s transparencia".
"Ortiz no dejaba de ser un contratista de tama?o medio hasta que en 1996 descubre el mundo del suelo gracias a la ley que impulsa Zaplana [presidente de la Generalitat valenciana] y a la figura del agente urbanizador", reconoce un pol¨ªtico socialista que no autoriza la divulgaci¨®n de su nombre. Y es que, incluso para los socialistas, la sombra de Ortiz resulta inc¨®moda: algunos todav¨ªa tienen que dar explicaciones por haber trabajado para ¨¦l. Es el caso de Blas Bernal, ex concejal socialista en Alicante, que lleg¨® a ser director general del H¨¦rcules, o de ?ngel Luna, abogado, diputado, actual portavoz socialista en el Parlamento valenciano y alcalde de Alicante entre los a?os 1991 y 1995: a?os despu¨¦s de perder las elecciones trabaj¨® un tiempo como abogado para Ortiz.
Es curioso. Hay 24 pol¨ªticos implicados en la Operaci¨®n Brugal: 22 son del PP y 2 del PSOE, estos ¨²ltimos, como algunos de sus colegas del Partido Popular, por haber pedido favores personales a Ortiz. Los del PSOE han dimitido de sus cargos. Dentro del PP no se ha producido todav¨ªa ninguna renuncia. "Es un hombre que act¨²a al l¨ªmite. Sabe siempre darle una vuelta de tuerca a las cosas", dice un ex empleado suyo. "No tiene sentido del rid¨ªculo", a?ade, "y ello le permite proponer cualquier cosa, pero, como tiene un punto creativo, a veces da con la idea adecuada". De todas formas, todas las fuentes consultadas coinciden en afirmar que el crecimiento de sus empresas tiene mucha relaci¨®n con la llegada a la alcald¨ªa de Alicante del popular Luis D¨ªaz Alperi y su aproximaci¨®n a Zaplana. Desde ese momento sus empresas crecen exponencialmente, siempre relacionadas con obras p¨²blicas y contratas.
Y en ese punto es donde comienza a sospecharse que Enrique Ortiz tiene una enorme facilidad para congeniar con los altos cargos. Es un hombre abierto que no se esconde a la hora de hacer favores. Los informes policiales de la Operaci¨®n Brugal revelan c¨®mo Enrique Ortiz ha sido muy generoso a la hora de emplear a familiares de altos cargos o de beneficiarles en sus negocios, caso de la empresa de uno de los hijos de la actual alcaldesa de Alicante, a quien ayud¨® con 30.000 euros en la constituci¨®n de la sociedad y ha destinado contratos de sus empresas. El marido de Sonia Castedo trabaj¨® para Ortiz. No es de extra?ar que en una de las conversaciones intervenidas por la polic¨ªa un concejal de Alicante se refiera a Castedo como "tu amiguita", en conversaci¨®n con Enrique Ortiz. Y Ortiz no se reprime en su familiaridad con la alcaldesa: "Intenta tener el planito y me lo ense?as", le dice a Castedo.
Su ¨ªntima relaci¨®n con el ex alcalde Luis D¨ªaz Alperi tampoco pasa desapercibida. Alperi fue alcalde de Alicante durante 13 a?os. Un buen d¨ªa, en 2008, dimiti¨® sin dar demasiadas explicaciones. Ya hab¨ªa tenido problemas con la justicia y hab¨ªa sospechas sobre el crecimiento de su patrimonio personal. Al llegar a la alcald¨ªa, Alperi estaba a punto de ser embargado por las deudas que acosaban a su empresa. Tras dejar la alcald¨ªa, su patrimonio se hab¨ªa incrementado hasta el punto de que, como consecuencia de la Operaci¨®n G¨¹rtel, se descubri¨® que le hab¨ªa regalado un reloj valorado en 24.000 euros a Ricardo Costa, mano derecha del presidente Francisco Camps y secretario general del PP en Valencia. A D¨ªaz Alperi le llaman en la ciudad Luis XV desde hace alg¨²n tiempo. Por cierto, seg¨²n el sumario de la Operaci¨®n Brugal, sus hijos viven alquilados en pisos de las empresas de Enrique Ortiz.
Todos ellos, Castedo, D¨ªaz Alperi y Juan Jos¨¦ Ripoll, presidente de la Diputaci¨®n de Alicante, han disfrutado durante varios veranos del yate Elena, propiedad de Enrique Ortiz. Viajan a las Baleares juntos en compa?¨ªa de sus c¨®nyuges. En alguna ocasi¨®n, incluso, utilizan el yate en ausencia de Ortiz. Confraternizan tambi¨¦n en la Feria de Sevilla. La familiaridad entre todos ellos es descarada.
Ortiz hac¨ªa otro tipo de favores a los alcaldes. Por ejemplo, en el caso del H¨¦rcules. A Ortiz no le gustaba el f¨²tbol. "Jugu¨¦ de peque?o, pero no lo segu¨ªa. Ahora me apasiona", reconoce. Hacia 1999, no dejaba de ser un empresario medio cuando le proponen que se haga cargo del H¨¦rcules, un equipo endeudado (9 millones de euros) al borde de la desaparici¨®n y que militaba a duras penas en el pozo de la Segunda B. Y Ortiz acepta. Hace el favor. "Entonces", dice un empresario, "adquiere visibilidad y empieza a ser conocido. Conoce el poder que otorga esa popularidad. Y le gusta".
Entre unas cosas y otras, entre celebraciones y favores, las empresas de Ortiz suman contratas y obtienen la aprobaci¨®n de planes urban¨ªsticos de forma imparable. En Alicante y fuera de Alicante. Se lo dice Ortiz a un subordinado en las grabaciones policiales: "Tenemos que presentarnos, de las consejer¨ªas, a toda la comunidad, a las diputaciones igual. A lo de la comunidad, tenemos que presentarnos a todo. ?No ves que tenemos reparto? Y aqu¨ª nos toca. ?Madre m¨ªa, madre m¨ªa!".
Su m¨¦rito es evidente: ha ganado concursos con ayuntamientos socialistas y populares y, dentro de los populares, con ayuntamientos presididos por partidarios de Camps y por partidarios de Zaplana, cuando es bien sabido que quien hac¨ªa negocios con zaplanistas aparec¨ªa en la lista negra de los campistas y viceversa. Nadie se resist¨ªa a Ortiz.
En estas actividades, Ortiz parece comportarse como un profesional. "Como un buen comercial", seg¨²n se define a s¨ª mismo. Porque su c¨ªrculo privado es muy reducido: su familia y sus amigos de la infancia, con quienes comparte correr¨ªas. No utiliza un jet privado, ni siquiera usa su Ferrari ("como buen contratista, me apasionan los coches", dice, "por eso tengo un Ferrari, aunque apenas lo uso"): se monta en la caravana con sus amigos. Entrado ya en los 50, no es persona ostentosa, salvo en el uso del yate Elena: viste discretamente y usa su despacho de siempre, ya un tanto pasado de moda. No utiliza el ordenador. Cuando los polic¨ªas registraban su oficina, les dijo: "Pueden llevarse sin problemas el ordenador. Apenas lo uso". Y era cierto: carec¨ªa de informaci¨®n. Durante algunas fases de la investigaci¨®n, algunos inspectores parecieron acusar cierto s¨ªndrome de Estocolmo respecto de Enrique Ortiz. "Este t¨ªo parece buena persona", comentaban a los jefes de Madrid.
Seg¨²n fuentes de su entorno, Ortiz tiene dos iconos. Uno es Zaplana. Hay quien afirma que dej¨® el tabaco porque un d¨ªa Zaplana le dijo que fumar era de perdedores. No es cierto: fuma puritos. Su otro ¨ªdolo es Florentino P¨¦rez, presidente de ACS y del Real Madrid. Sea como fuere, la Operaci¨®n Brugal ha puesto en entredicho su forma de hacer negocios. Las consecuencias no se han hecho esperar: no ha podido obtener ninguna contrata de las obras del AVE a Alicante. Cuando hizo gestiones para obtener una explicaci¨®n obtuvo el siguiente mensaje: "Lo sentimos mucho, pero tenemos ¨®rdenes de que a Ortiz ni agua". "Voy a trabajar para recuperarme", dice, perdiendo por una vez la sonrisa. En las circunstancias actuales, el dicho "Ortiz gana" parece haber caducado.
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