Escenario de paz sin trampas
No tienen sentido las discusiones desatadas en Espa?a tras los movimientos internos de ETA y la izquierda 'abertzale'. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ya dej¨® claros los m¨ªnimos a respetar por quien quiera participar en la democracia. Y si hoy estamos en ventaja es porque a ETA se le desnud¨® en su d¨ªa de falsos ropajes y qued¨® ante el mundo con su verdadero aspecto de fabricante de terror
Cualquier observador imparcial que se acerque estos d¨ªas a la realidad de nuestro pa¨ªs puede verse sorprendido porque la gran discusi¨®n no est¨¢ centrada en la crisis econ¨®mica. Ni en la conflictividad social, ni siquiera en la grave crisis del Sahara, sino en algo que en realidad no existe, pero que alguien, por claro inter¨¦s, ha decidido que debemos discutir y debatir: ETA y su entorno y la supuesta posibilidad de un nuevo periodo de tregua como proleg¨®meno a un escenario de paz.
Por la contundencia de las opiniones y la cantidad de las mismas, pareciera que estamos en las inmediaciones del final negociado de la violencia terrorista. Para "evitarlo" se hacen admoniciones, advertencias apocal¨ªpticas, descalificaciones e incluso se convocan manifestaciones para impedir que esa inexistente negociaci¨®n se alumbre. Todo ello aderezado con reflexiones lapidarias para explicar los mensajes claramente interesados nacidos en las entra?as de la f¨¢brica del terror etarra y en las de sus distribuidores pol¨ªticos, integrados en el complejo terrorista liderado por aquella.
Pese a las advertencias de ETA, la izquierda 'abertzale' prepar¨® desde 2009 su proyecto para ir a las municipales de 2011
Hay un m¨ªnimo que todos los actores deben respetar: la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Nadie puede pretender que el paraguas de los derechos humanos ampare proyectos incompatibles con ellos
Todo avance que quiera la izquierda 'abertzale' pasa por el respeto a la legalidad. Cuanto antes lo entienda, mejor
Para comprender, realmente, lo que sucede y cu¨¢l es la verdadera posici¨®n de ETA en este tema es preciso poner al descubierto su evoluci¨®n y la de la Izquierda Abertzale (IA) por ella patrocinada, desde la finalizaci¨®n de la tregua en junio de 2007 hasta la actualidad.
Luego del fracaso de la negociaci¨®n, respecto de la cual no hubo autocr¨ªtica, la organizaci¨®n terrorista ETA celebr¨®, en junio de 2007, una primera reuni¨®n de Zuba (Zuzendaritza Batzordea/Comit¨¦ de Direcci¨®n) para fijar la estrategia de futuro, partiendo de las consecuencias de aquella. Este proceso de debate interno se extendi¨® despu¨¦s al conjunto de la izquierda abertzale. En un primer momento, ETA afirmaba, categ¨®ricamente, que no hab¨ªa condiciones para abrir un proceso de negociaci¨®n a corto plazo, apostando por la lucha armada como ¨²nica v¨ªa para abrir el proceso, garantizar resultados e imponer a la IA el objetivo de endurecer el conflicto y la confrontaci¨®n pol¨ªtica, llev¨¢ndola a su punto m¨¢s ¨¢lgido. Y de esa forma, el Movimiento de Liberaci¨®n Nacional Vasco (MLNV) capitalizar¨ªa las acciones de la lucha armada.
En el mes de diciembre de 2007, responsables de ETA, amparados en algunas acciones de la organizaci¨®n, continuaban afirmando que la clave estaba en favorecer el desarrollo de la l¨ªnea armada en equilibrio con la l¨ªnea pol¨ªtica, aunque, debido a la escasa trascendencia de aquellas sobre la situaci¨®n pol¨ªtica, comenzaron a replantearse la l¨ªnea de actuaci¨®n, dando entrada a diferentes puntos de vista de otros actores, como Batasuna o el sindicato LAB, respecto de la funci¨®n y caracterizaci¨®n de ETA.
Esta aparente p¨¦rdida de control por parte de la organizaci¨®n se escenific¨® en el verano de 2008 con la aparici¨®n y circulaci¨®n de documentaci¨®n de la banda entre sus militantes y los de la IA en la que, por primera vez, se aceptaba una especie de interiorizaci¨®n de la verdadera situaci¨®n de Euskal Herria como consecuencia de la acci¨®n de la lucha antiterrorista del Estado, y se cuestionaban las decisiones dentro de ETA. Ante este ¨®rdago, los responsables de la organizaci¨®n reaccionaron con contundencia, afirmando que si el motor se pon¨ªa en las alianzas (que era la l¨ªnea del sector cr¨ªtico), y no en la estrategia pol¨ªtico-militar con ausencia de acciones (atentados), se producir¨ªa un cuestionamiento permanente de la lucha armada. Para contrarrestar esta tendencia, ETA apostaba "por dar ca?a", prescindiendo de una situaci¨®n de paz como requisito previo para hablar, en tanto en cuanto esta pod¨ªa ser un obst¨¢culo para la lucha armada. Pero no contenta con esto, meses despu¨¦s, la banda abroncaba a los agentes pol¨ªticos y sociales soberanistas con los que la IA pretend¨ªa formar alianzas, porque segu¨ªan "sin asumir compromiso ni responsabilidad alguna".
Sin embargo, a estas alturas, la organizaci¨®n terrorista ya no es la que era, gracias a la acci¨®n constante del Estado contra ella, de modo que su debilidad comenzaba a descubrirse en su propio seno con mensajes diferentes desde los militantes y desde la direcci¨®n. As¨ª, en diciembre de 2008, la estructura redefini¨® su estrategia apostando por una alianza estrat¨¦gica fuerte como medio para alcanzar la construcci¨®n de un Estado vasco, con sumisi¨®n de la lucha armada a lo que el pueblo requiera, con una clara l¨ªnea de comunicaci¨®n y de contactos con los diferentes agentes que explicara que los "parones" en aquella lucha estar¨ªan en funci¨®n de las necesidades del compromiso. Y siempre en el marco de Euskal Herria.
La direcci¨®n respondi¨® de forma inmediata a estas desviaciones de la militancia, advirtiendo de que se estaba dando una misma respuesta a todas las situaciones, y apuntaba que la estrategia con Eusko Alkartasuna era err¨®nea a causa de "una lectura equivocada" de los contactos, que, en todo caso, se deber¨ªan enmarcar en una apuesta pol¨ªtica conjunta, dentro de "los par¨¢metros de confrontaci¨®n", lo que significaba que ETA no dar¨ªa ning¨²n tipo de tregua para ir con EA a las elecciones y que la IA no lo podr¨ªa hacer tampoco. As¨ª lo explicit¨® ETA en el Aberri Eguna de abril de 2009 a trav¨¦s de un comunicado en el que hablaba de esa estrategia; advirtiendo de que mientras no se pasara de los discursos a los hechos para "levantar un muro que detenga la represi¨®n y los ataques de los Estados (Francia y Espa?a) y que lleve a este pueblo a un escenario de autodeterminaci¨®n, nadie podr¨¢ pedir a ETA que renuncie a la lucha con las armas para hacer frente al enemigo".
Pero las contradicciones en el interior de la organizaci¨®n eran un clamor, y as¨ª, a la vez que la direcci¨®n de ETA decid¨ªa un cese de acciones en Euskal Herria entre el 24 de abril y el 7 de junio, ten¨ªa que asumir la decisi¨®n de la IA de apostar, en las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2009, por Iniciativa Internacionalista, limit¨¢ndose a criticar tal decisi¨®n ante los integrantes del Bateragune/Comisi¨®n de Coordinaci¨®n de la IA, a cuyo frente, presuntamente, se encontraba Arnaldo Otegi. Del enfado de ETA queda constancia cuando advierte de que "los dise?os profundos y concretos del Proceso Democr¨¢tico los hace ETA, con la responsabilidad de la IA".
Para reivindicar su posici¨®n y recuperar su "credibilidad", ETA, entre junio y julio de 2009, cometi¨® tres asesinatos y coloc¨® una furgoneta bomba en una casa cuartel de Burgos. Esto explicaba lo que algunos l¨ªderes de la IA hab¨ªan advertido meses antes, al indicar que el verdadero problema de la nueva apuesta de la "alianza popular independentista" estaba en la "complementariedad" entre la "lucha armada y la lucha pol¨ªtica o de masas" que caracteriza la estrategia pol¨ªtico-militar de ETA.
A pesar de las advertencias de esta, la IA, en agosto de 2009, prepar¨® su propuesta de alianza y la concret¨® en octubre de 2009, con la finalidad de constituirse en un proyecto electoral para las municipales de 2011, adentr¨¢ndose en los dise?os del "proceso democr¨¢tico", exclusivos de ETA.
En esta especie de tablero de ajedrez en el que ETA y la IA mov¨ªan sus piezas, en octubre de 2009 entr¨® en juego un nuevo actor del MLNV: Ekin, con la decisi¨®n de "reventar" cualquier posibilidad de triunfo del ala moderada de la IA, encabezada por Otegi, reivindicando la necesidad de la lucha armada como activo de la IA. En la misma l¨ªnea, ETA, en enero de 2010, afirma que no estamos en un proceso democr¨¢tico, sino en un periodo previo; y ser¨¢ como consecuencia de lo que en este se haga, que se crear¨¢n las condiciones "para que aquel proceso florezca y d¨¦ frutos". Congruentemente con este planteamiento, ETA comenz¨® a movilizar sus recursos operativos para poner en marcha una campa?a que forzara la voluntad del Estado, intentando establecer talleres de explosivos en Catalu?a y Portugal y reorganizando la estructura de la organizaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco. A pesar de esto, los l¨ªderes de la IA continuaron manteniendo un discurso difuso en el que presentaban a la organizaci¨®n apoyando sus iniciativas y alternativas, cuando lo cierto es que ETA no se hab¨ªa movido un ¨¢pice. Como tampoco lo hizo en abril siguiente cuando, con ocasi¨®n del Aberri Eguna, afirm¨® que "la desactivaci¨®n de la respuesta armada no soluciona el conflicto pol¨ªtico".
En esta l¨ªnea de rebeld¨ªa parcial, la IA y los promotores de la iniciativa "Zutik Euskal Herria" firmaron en el mes de junio un acuerdo para la puesta en marcha de la "Alianza Popular Independentista", con EA y otros agentes sociales y sindicales; y, a la vez, ofertaban una inminente tregua de ETA, que esta concret¨® en septiembre, aunque haciendo valer que ya hab¨ªan cesado las acciones hac¨ªa meses, e incluyendo, a modo de advertencia y para que nadie olvidara la postura de la direcci¨®n, que "en el camino no hay atajos".
Curiosamente, y como consecuencia de esta postura de la organizaci¨®n, se produjo una reacci¨®n, cuando menos parad¨®jica, por parte de Batasuna y del mediador internacional Brian Currin, haciendo responsable al Estado del eventual fracaso de un proceso todav¨ªa inexistente, por no haber levantado la presi¨®n policial y judicial sobre la primera, lo que le imped¨ªa recuperar su capacidad de interlocuci¨®n. Es decir, establec¨ªan una correlaci¨®n entre la suspensi¨®n de actividades de ETA, la recuperaci¨®n de la capacidad subjetiva de la IA y la legalizaci¨®n de un nuevo partido pol¨ªtico, sin condena de ETA, ni de la violencia terrorista, que aparecer¨ªa como interlocutor id¨®neo.
Como resumen, lo que queda demostrado es, por una parte, la p¨¦rdida de capacidad de ETA para imponer su car¨¢cter de "vanguardia pol¨ªtica y militar"; la pretensi¨®n de un sector de Batasuna de convertirse en "la vanguardia pol¨ªtica" del complejo; y la certeza de que ETA sigue donde estaba, reiterando que primero hay que "dar ca?a" y despu¨¦s negociar. Del resultado de esta confrontaci¨®n interna saldr¨¢ quien asumir¨¢ la direcci¨®n pol¨ªtica de la organizaci¨®n, en detrimento de la tradicional direcci¨®n pol¨ªtico-militar, que parece haber quedado caduca y superada por los acontecimientos.
Si esto es as¨ª, como lo es, cabr¨ªa preguntarse qu¨¦ sentido tiene la situaci¨®n generada en Espa?a por unos movimientos estrictamente internos de ETA y de la IA, realizados en clave de poder de decisi¨®n en el seno del complejo terrorista y sin trascendencia hacia el exterior. Solo la buena fe, el desconocimiento o la torpeza de quienes mantienen este discurso, avanzando hip¨®tesis descabelladas que tan solo da?an a los ciudadanos y a las v¨ªctimas, explicar¨ªan la ca¨®tica situaci¨®n producida, que a la ¨²nica que beneficia es a la organizaci¨®n terrorista en su expresi¨®n m¨¢s amplia, que se ha encontrado con un "favor" que realza m¨¢s su estrategia.
Sin embargo, en todo este falso debate echo de menos algo que no he conseguido descubrir en ninguna de las informaciones a las que he prestado atenci¨®n en estos d¨ªas. Se trata del punto del cual deber¨ªamos partir todos y exigir que el complejo terrorista y sus componentes lo hagan igualmente. Me refiero a ese m¨ªnimo irrenunciable que todos los actores deben respetar y que est¨¢ representado por la Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de fecha 30 de junio de 2009 por la que se ratific¨® la ilegalizaci¨®n de Batasuna, decidida por el Tribunal Supremo y el Constitucional espa?oles y en la que est¨¢n todas las claves de lo que es exigible a todo el complejo terrorista liderado por ETA.
As¨ª, partiendo de que la protecci¨®n de las opiniones y de la libertad de expresarlas constituye uno de los objetivos de la libertad de reuni¨®n y de asociaci¨®n y de que no hay democracia sin pluralismo, en tanto aquella se alimenta de la libertad de expresi¨®n, el TEDH concluye que las restricciones que se produzcan a tales derechos tienen que ser por motivos muy poderosos. Seg¨²n este tribunal, un partido pol¨ªtico puede hacer campa?a en favor de un cambio de la legislaci¨®n o de las estructuras legales o constitucionales del Estado con dos condiciones: que los medios utilizados al efecto sean legales y democr¨¢ticos y que el cambio propuesto sea en s¨ª mismo compatible con los principios democr¨¢ticos fundamentales. De lo que resulta necesariamente que un partido pol¨ªtico cuyos responsables incitan a recurrir a la violencia, o proponen un proyecto pol¨ªtico que no respete una o varias reglas de la democracia o que persiga su destrucci¨®n y el desconocimiento de los derechos y libertades que ella reconoce, no puede prevalerse de la protecci¨®n del Convenio Europeo de Derechos Humanos contra las sanciones infligidas por estos motivos, de modo que un Estado debe poder "razonablemente impedir la realizaci¨®n de un proyecto pol¨ªtico incompatible con las normas del Convenio antes de que sea puesto en pr¨¢ctica mediante actos concretos que conlleven un riesgo de comprometer la paz civil y el r¨¦gimen democr¨¢tico en el pa¨ªs". Es decir, la acci¨®n del Estado debe responder a una "necesidad social imperiosa" como la derivada del hecho demostrado de que los partidos pol¨ªticos demandantes (Batasuna y sus marcas) son instrumentos de la estrategia terrorista de ETA y que sus actos se encuadran en la misma con la finalidad de llevar a t¨¦rmino su proyecto pol¨ªtico, contrario en su esencia a los principios democr¨¢ticos proclamados por la Constituci¨®n espa?ola, y permiten deducir un compromiso con el terror y contra la coexistencia organizada en el marco de un Estado democr¨¢tico, por lo que aquellos y esta, deben ser considerados objetivamente como una amenaza para la democracia.
Vista la contundencia de estos argumentos, aqu¨ª se deber¨ªa acabar la discusi¨®n. Se comparta o no la sentencia del TEDH, debe ser cumplida y reconocida expl¨ªcitamente por las formaciones pol¨ªticas afectadas, y en particular por la denominada Izquierda Abertzale y por ETA. Parece claro que si se aspira a participar en el juego pol¨ªtico democr¨¢tico deben aceptarse ¨ªntegramente las reglas del mismo contenidas en la Constituci¨®n y en las leyes, y abandonar, de una vez, los t¨®picos que, en forma anacr¨®nica y machacona, se siguen reiterando desde las filas de aquellas organizaciones, olvidando que nos hallamos ante cr¨ªmenes que tienen la categor¨ªa de cr¨ªmenes contra la comunidad internacional y cuya realidad ha quedado evidenciada en miles de investigaciones policiales y judiciales a lo largo de los a?os.
Cualquier avance que la IA quiera hacer pasa por estos cauces y l¨ªmites. Y mientras antes lo entiendan sus componentes, antes andar¨¢n el camino que les queda para alcanzar la participaci¨®n en la vida democr¨¢tica espa?ola. Hoy d¨ªa no es posible asumir un ¨²ltimo escenario de paz sin que antes se hayan atravesado los estadios previos, que incluyen el rechazo expreso de la violencia terrorista y cualquier vinculaci¨®n con ese mundo por liviana que sea, la sumisi¨®n a la justicia y el derecho a la verdad y a la restituci¨®n de las v¨ªctimas.
Ning¨²n Estado, en un marco jur¨ªdico, puede asumir la finalizaci¨®n del terrorismo fuera de los cauces nacionales e internacionales que describen aquellos l¨ªmites. Pero tampoco puede renunciar a conseguir la finalizaci¨®n del mismo, empleando para ello, desde el consenso, todas las armas que otorga el Estado de derecho y que, a lo largo de los a?os, se han desvelado altamente eficaces. Hasta el punto de que si hoy estamos en una situaci¨®n de ventaja frente a esa lacra ha sido porque, en su momento, se abord¨® el fen¨®meno desde una perspectiva global e integral, desnudando a la organizaci¨®n terrorista de los falsos ropajes que la cubr¨ªan y present¨¢ndola ante la comunidad internacional con su verdadero aspecto de fabricantes de terror. Precisamente por esto, ahora debemos ser extraordinariamente cautos y, sin desconocer el nuevo escenario, no caer en la trampa de quienes, sin coste alguno, pretenden obtener todas las ventajas, situ¨¢ndose al final de una carrera que ni siquiera ha comenzado.
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