Hans Magnus Enzensberger "La vanguardia tras la vanguardia me cansa, me aburre"
Hans Magnus Enzensberger (Kaufbeuren, Alemania, 1929) es uno de los intelectuales m¨¢s cultos, poderosos e influyentes de la Europa contempor¨¢nea. Ha recibido el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Comunicaci¨®n y Humanidades en 2002, adem¨¢s de otra docena de important¨ªsimas distinciones en diferentes pa¨ªses del continente y por razones muy diversas. Su compromiso con los derechos de los trabajadores y las sucesivas izquierdas de su historia le han perfilado como un intelectual comprometido al estilo de antes, pero su actualidad no ha cesado en las m¨¢s distintas cuestiones; desde el sistema de ense?anza hasta el vigente sistema democr¨¢tico, desde Europa hasta su atribulada Alemania, no han dejado de caer bajo su cr¨ªtica tan sard¨®nica como acerada.
"Me gusta lo que hago. no resisto unas vacaciones de m¨¢s de una semana"
"El pr¨®ximo a?o publico un libro recogiendo mis fracasos favoritos"
Poeta en sus principios, poeta en su fundamento, siempre se ha manifestado como un escritor ocupado en la precisi¨®n y eficacia de la palabra y la belleza; as¨ª, sus ensayos pueden ser le¨ªdos como extraordinarias piezas de ingenio literario. Por si no fuera bastante, ha sido autor de libretos, obras dram¨¢ticas, manifiestos y media docena de libros de poes¨ªa, uno de ellos significativamente titulado Poes¨ªas para quien no lee poes¨ªa. Sus conocimientos de arte y de historia, su pasi¨®n por Humboldt y por la pintura del siglo XVII le hacen no solo un sabio universal, sino un conversador amen¨ªsimo que a?ade a su bonhom¨ªa, las bromas y su cari?osa humanidad, el cigarrillo de toda la vida. Nunca hizo deporte, pero se hace imposible seguirle el paso en las caminatas. De nada alardea, en todo admite sus posibles errores, en cualquier ocasi¨®n se muestra de buen humor, en cada momento se desear¨ªa continuar a su lado. Savater dijo una vez: "De mayor, yo quisiera ser Magnus". Tan grande como su inteligencia, tan humano y capaz como para incluirnos a todos en ella.
Una de las caracter¨ªsticas m¨¢s singulares de usted es que ha trazado su vida profesional a su santa voluntad y al margen de todas las clasificaciones convencionales. Ha sido doctor e investigador, pero no acad¨¦mico; ha escrito libros de poemas, pero no se ha presentado como poeta a tiempo completo; ha sido un hombre de letras, pero ha triunfado en el mundo con un libro sobre matem¨¢ticas, 'El diablo de los n¨²meros', del que ha vendido m¨¢s de un mill¨®n de ejemplares en treinta idiomas? S¨ª, no he sido un especialista. Pero esto es una cuesti¨®n de temperamento. Porque acaso haya dos tipos de temperamento, uno que ser¨ªa como el del topo, que se introduce con mucha determinaci¨®n en la tierra con su proyecto, y otro, que es mi caso, como las cig¨¹e?as, un ave n¨®mada que busca su alimento y pone sus nidos aqu¨ª y all¨¢. No tengo paciencia para escribir 600 o 700 p¨¢ginas. Es como en el deporte: hay carreras de 10.000 metros, de 20.000 metros o el marat¨®n, pero yo no llego m¨¢s all¨¢ de los 1.000. Y hay que seguir lo que es cada uno. Resulta in¨²til tratar de cambiar. Adem¨¢s, hay otro factor: yo no concibo sufrir con mi oficio. Me gusta divertirme y cambiar, hacer un libreto, un ensayo, unos poemas, me divierte m¨¢s que seguir con lo mismo. La clase de artista que sufre no es en absoluto mi caso.
El artista/creador. El 'Cristo' del siglo XIX que crea sufriendo, que redime muriendo. El artista que alumbra una obra a trav¨¦s del dolor? Eso quiere decir. Aunque, por otro lado, le habr¨¢n dicho que se dispersa mucho. Claro que me lo han dicho. Muchas veces, pero yo ni en el caso de mis libros de historia me he demorado mucho.
?Y no se ha sentido de esa manera un intruso en cada disciplina que practicaba? S¨ª, efectivamente. He sentido como si en ocasiones estuviera sentado en el comedor de un restaurante donde no perteneciera a la misma clase de gentes que ocupaban otras mesas.
Y en la poes¨ªa, que ha sido algo tan fundacional en usted, ? tambi¨¦n se ha sentido un intruso? Pues no, porque en la poes¨ªa no existe tanta competencia ni se est¨¢ nunca en el centro de la escena. Como tampoco me he sentido mal entre los matem¨¢ticos o los cient¨ªficos, porque al contrario de considerarme un intruso, me han agradecido que divulgara su disciplina.
Y su ¨¦xito mayor fue precisamente 'El?diablo de los n¨²meros'. S¨ª. Es un libro contra la manera de educar aburriendo a toda la clase. Y trat¨¦ de mostrar que las matem¨¢ticas pod¨ªan ser no solo accesibles, sino fascinantes para chicos de siete a?os. Y que son, a esa edad, capaces de captar incluso el mismo concepto de infinitud. Te ponen 0,9999999 y dices que eso se aproxima al 1, pero que nunca llega a ¨¦l, y hasta el m¨¢s modesto de los ni?os puede entenderlo. Y esto, a su vez, es m¨¢s interesante que ense?ar la multiplicaci¨®n o la combinatoria. Yo creo que el cerebro humano est¨¢ capacitado para casi todo. Hay quien se considera negado para la m¨²sica, pero si se sabe presentar y ense?ar no es nada dif¨ªcil lograr que cualquiera la disfrute.
En ese libro sobre los n¨²meros tuvo algo que ver su hija peque?a? S¨ª, tambi¨¦n. Y si fue el m¨¢s vendido de todos los m¨ªos, si lleg¨® a alcanzar tanto ¨¦xito, fue por casualidad. Yo no buscaba nada parecido, sino desquitarme de haber sufrido una p¨¦sima escuela. Aunque tambi¨¦n, si se piensa, una p¨¦sima escuela puede ser una buena escuela porque, por ejemplo, en la ¨¦poca nazi yo aprend¨ª resistencia pasiva, aprend¨ª a crear peque?as alianzas, estratagemas, que tambi¨¦n han servido despu¨¦s de esa mala escuela.
Recuerdo un ensayo suyo, publicado por Anagrama en un libro con varios temas, en el que usted propon¨ªa sustituir la escuela por el aprendizaje de los ni?os en casa. S¨ª, ser¨ªa muy interesante para los ni?os conocer c¨®mo viven los dem¨¢s. Pero, bueno, es muy dif¨ªcil que las instituciones se muevan.
Lo sorprendente de su vida profesional es que, no dedic¨¢ndose a nada en concreto y en profundidad, haya recibido tantos reconocimientos y premios de instituciones muy distintas. Bueno, esto lo he conseguido con tiempo y un poco de fortuna. Porque el mundo no es justo y existe una cierta arbitrariedad en el ¨¦xito. Como tambi¨¦n las cosas que se exigen para llegar a un determinado grado de ¨¦xito son contradictorias. Por ejemplo, alguien que no sea sensible al dinero puede ser un buen poeta, y, en mi caso, el primer estudio que hice sobre el capitalismo fue a partir de conocer el mercado negro. Mediante esta circunstancia entend¨ª c¨®mo funcionaba el sistema. A veces el ¨¦xito procede de circunstancias contradictorias. Supe precisamente del capitalismo no estando interesado en el dinero.
Sus avatares personales, las adversidades familiares o de salud, ?no le han ocupado demasiado tiempo al margen del trabajo? Hablar de lo privado no me gusta. No hay que molestar a los dem¨¢s con tus problemas. Todo el mundo tiene problemas, y el que cuenta sobre sus padecimientos, sobre los dolores de su divorcio o sobre sus trifulcas con el jefe es un tipo que se hace pesado a los dem¨¢s.
Y los problemas de salud. Yo me encuentro bien, y mi familia es, adem¨¢s, muy longeva. Mi abuelo muri¨® con 99, mi madre, con 104, etc¨¦tera? Pero tampoco hay que hablar de ello, porque puede molestar a los dem¨¢s. Un escritor que no muere como G¨¹nter Grass es un gran inconveniente para los autores j¨®venes. Dicen: "Pero ?por qu¨¦ no se muere de una vez? ?Por qu¨¦ no desaparecer¨¢ y nos dejar¨¢ sitio?". No es, desde luego, mi caso. Me refiero a esos autores que, como Thomas Mann o Goethe, por ejemplo, son figuras que representan a la naci¨®n entera. No es, desde luego, mi caso.
?Pero ning¨²n acontecimiento de su vida privada ha influido en sus ocupaciones laborales? Nada especial. Un amor que se acaba, un amigo que muere. Nada puedo considerar especial. He sufrido en la vida p¨²blica con algunos fracasos rotundos. Especialmente en el teatro he sentido el fracaso como si cayera una guillotina sobre m¨ª. Con un libro no pasa esto. Si fracasas se ve aparecer el fracaso poco a poco, pero en las obras de teatro el fracaso se presenta de manera radical, cortante. En fin, los ¨¦xitos se olvidan, pero los fracasos quedan en el recuerdo. Y es interesante el aprendizaje de mis fracasos en el teatro porque te conviertes en una persona que sufre una enfermedad contagiosa o algo parecido. Todos te evitan.
?Le ha pasado eso a usted? Claro, claro, claro. Pero me gusta, porque eso dice algo interesante sobre la producci¨®n de la obra. Dice algo sobre la responsabilidad del escritor, del escen¨®grafo, etc¨¦tera. Sobre la responsabilidad conjunta del grupo, y eso es interesante. Y he aprendido muchas cosas de todos los campos, puesto que, como he hecho casi de todo, he experimentado intrigas, mentiras, traiciones, falsas promesas.
?Tambi¨¦n ha hecho pel¨ªculas? Tambi¨¦n he intentado hacer pel¨ªculas. Dos pel¨ªculas: una sobre Durruti, un documental, y otra que fue solo una colaboraci¨®n. Pero en muchos casos he sentido mucha frustraci¨®n respecto a proyectos que desaparec¨ªan o promesas de apoyos que no se cumplieron. El a?o pr¨®ximo publico un peque?o libro recogiendo varios de estos fracasos. Se llama: Mis fracasos favoritos. Y quiero decir tambi¨¦n que a trav¨¦s de mi experiencia con la poes¨ªa, que nunca se ha vendido mucho, he sentido tambi¨¦n la recompensa de la libertad. Hacer una novela por la que se recibe un gran anticipo conlleva una gran responsabilidad, y esto en la poes¨ªa no existe.
Tambi¨¦n ha escrito novelas? S¨ª, un par. Pero no creo que fueran de primera clase. De primera divisi¨®n, digamos.
?Y la m¨²sica? Bueno, los libretos para ¨®pera que he hecho han sido con la colaboraci¨®n de una amiga que sabe mucho de m¨²sica, de canto, de voces.
?Y su pasi¨®n por la pintura previa al barroco? ?Qu¨¦ puede decir de ello? Pues que esto puede parecer un gusto reaccionario. Yo no aprecio la pintura abstracta ni nada de la pintura tras las vanguardias de comienzos del siglo XX. La vanguardia tras la vanguardia es una contradicci¨®n, y a m¨ª me cansa, me aburre. Pero en todos nosotros existe una parte progresista y otra regresiva, creo yo. Me he convertido en un buen conocedor de la pintura entre 1600 y 1650 y con eso me complazco. No tengo la fortuna necesaria para ser un coleccionista importante, pero cuando tengo algo de dinero me intereso por obras de esa ¨¦poca, incluso aunque los nombres no sean muy conocidos. Hace ya cuarenta a?os que me intereso por ese periodo y ya tengo una buena biblioteca sobre esos a?os.
Y el deporte, ?no le interesa? No. Soy un total ignorante. Es una de mis gigantescas ¨¢reas de ignorancia. Pero, por el contrario, soy un buen conocedor de la tipograf¨ªa. Islas de conocimiento, ?no?
?C¨®mo es su vida diaria? Disfruto del privilegio de no tener jefes y hago cada d¨ªa lo que deseo hacer. Otra raz¨®n para no lamentarse. Soy trabajador, pero porque me gusta hacer lo que hago. De hecho, no resisto unas vacaciones de m¨¢s de una semana.
?Y sus hijos? Tengo dos hijas. Una mayor, de 50 a?os, que vive en Noruega porque yo pas¨¦ mucho tiempo all¨ª y tengo familia en esa zona. Ella tiene dos hijos, dos ni?os et¨ªopes adoptados, de 8 y 10 a?os. Trabaja de bi¨®loga y al mismo tiempo cr¨ªa ovejas. Tiene unas 200 ovejas; es su marido el que se ocupa sobre todo de ellas. ?l es pastor y m¨²sico, un m¨²sico de viol¨ªn. Parece raro, pero en Noruega hay una tradici¨®n que se llama "el campesino intelectual", porque son a su vez labradores y lectores, o m¨²sicos o cualquier otra clase de intelectual.
?Por qu¨¦ vivi¨® un tiempo en Noruega? Tras mis primeros libros, que levantaron esc¨¢ndalo y me sacaban en la primera p¨¢gina de los peri¨®dicos, decid¨ª mudarme a Noruega para apartarme de ese bullicio, y all¨ª, en los a?os sesenta, pas¨¦ unos siete a?os. No fue, sin embargo, un exilio voluntario. Mi primera esposa era noruega, y por eso nos fuimos all¨ª. Por otra parte, tambi¨¦n deseaba aliviarme del peso de Alemania que toda mi generaci¨®n lleva sobre sus espaldas. Fue, por tanto, en parte, un periodo terap¨¦utico de la enfermedad de ser alem¨¢n. Otros, sin embargo, han hecho de ser alem¨¢n una profesi¨®n de por vida; yo quise evitar eso. Evitar que Alemania se convirtiera en una obsesi¨®n; el mundo es mucho m¨¢s que Alemania. Y, adem¨¢s, en todos los pa¨ªses hay un equipaje hist¨®rico que pesa.
?Y su segunda hija? Mi segunda hija tiene 22 a?os y es de mi segundo matrimonio. Es soltera y estudia cine en Estados Unidos. Nos vemos unas tres veces al a?o; o nos vemos all¨ª o viene ella.
Vive usted en M¨²nich. Vivo en M¨²nich, lugar donde no se soporta el peso de Berl¨ªn, que es una ciudad voluntarista. M¨²nich tiene un mill¨®n y pico de habitantes y es una ciudad que tiene muchas ventajas para m¨ª. Yo soy un gran andar¨ªn y all¨ª se puede ir de un sitio a otro caminando.
?Qui¨¦n es su mujer? Fue periodista, estudi¨® Literatura, pero no ve ahora la necesidad de ganar dinero. Es como una estudiante sempiterna. Ahora, por ejemplo, est¨¢ concentrada en la historia de Mesopotamia.
Y est¨¢n bien ustedes? Estamos bien. Ahora, a estas alturas, he descubierto, acaso un poco tarde y a la fuerza, el encanto de la monogamia. A condici¨®n, claro, de que exista cierta inteligencia para no agredirse y saber tolerarse. Y tambi¨¦n para saber mantener cierta independencia. La folie ¨¤ deux no vale para esto. Pero es bueno hacer cosas en com¨²n y ella es la primera buena lectora de mis trabajos. Ella me ayuda mucho.?
Alemania, Europa, Espa?a, el mundo
El polifac¨¦tico pensador -aunque, en realidad, es lo m¨¢s l¨®gico, que el intelectual sea polifac¨¦tico y demuestre su pensamiento en los m¨¢s diversos formatos- naci¨® en el Estado alem¨¢n de Baviera en 1929. Tras estudiar en diversas universidades de su pa¨ªs y en La Sorbona (Par¨ªs), fue miembro del Grupo 47, movimiento que persegu¨ªa la regeneraci¨®n democr¨¢tica de la lengua y literatura alemanas tras el par¨¦ntesis del nazismo y la II Guerra Mundial.
Su relaci¨®n con Espa?a parte de su inter¨¦s y dominio de la cultura y lengua castellanas, que le han llevado a ser traductor y divulgador de poes¨ªas de Rafael Alberti y C¨¦sar Vallejo. Adem¨¢s, ha escrito y realizado un documental sobre el anarquista espa?ol Durruti. En 2002 fue reconocido con el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Comunicaci¨®n y Humanidades.
Siempre ha hecho gala del valor de la inteligencia humilde. As¨ª, en uno de sus ¨²ltimos libros editados en Espa?a, Gu¨ªa para idiotas (Anagrama), arremete contra la arrogancia de quienes se creen cultos. ?l nunca ha perdido la elegancia; de ah¨ª su apuesta constante por la poes¨ªa.
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