"Queremos rebajar la tensi¨®n en el Guggenheim"

La llegada al Gobierno ha cambiado la opini¨®n de Antonio Rivera sobre el trabajo de los pol¨ªticos y el mundo de la cultura. "Un parlamentario, como era yo, no sabe de qu¨¦ se trata en la cultura", apunta. "Hay tres o cuatro cuestiones en torno a las que gira una legislatura. Eso es s¨®lo el 10% del trabajo del departamento".

Pregunta. El Contrato Ciudadano por las Culturas, el plan estrat¨¦gico que impulsa el departamento, va camino de no alcanzar el consenso.

Respuesta. Nuestra intenci¨®n es que el Contrato salga adelante. El problema no es si de partida debe alcanzar un acuerdo mayoritario o no. Sabemos cu¨¢l es la posici¨®n de las Diputaciones, una postura estrictamente pol¨ªtica, pero lo importante es que el documento se mejore con las aportaciones de los sectores, de la ciudadan¨ªa, del futuro Consejo Vasco de la Cultura, y que se ponga a funcionar. Discutimos y perdemos mucho tiempo en debates parapol¨ªticos que no tienen esencia y retrasamos las oportunidades de desarrollo. El punto de confrontaci¨®n es de referencias: nosotros hablamos de ciudadanos, y la palabra produce urticaria a los nacionalistas, que prefieren hablar de comunidad, palabra que a los que no somos nacionalistas nos genera cierta zozobra. ?El que hace una pel¨ªcula o edita libros tiene que estar dependiendo de si el Gobierno y la Diputaci¨®n son partidarios de una cosa o de la otra?

"La permanencia de Vidarte en la direcci¨®n general es secundaria"

"Nosotros hablamos de ciudadanos, y la palabra da urticaria a los nacionalistas"

P. Tampoco el Plan Vasco de la Cultura del Gobierno anterior logr¨® implicar a todas las instituciones. ?Es imposible alcanzar acuerdos en materia cultural?

R. No. Lo que ocurre es que hay una formalizaci¨®n de la confrontaci¨®n pol¨ªtica donde es imposible llegar a un acuerdo -lo evidencia perfectamente la relaci¨®n con la Diputaci¨®n de Vizcaya-, y luego un d¨ªa a d¨ªa con los agentes, los Ayuntamientos y las Diputaciones guipuzcoana y alavesa, donde resolvemos cuestiones y hacemos aportaciones. La tensi¨®n y el conflicto est¨¢n localizados en un solo ¨¢mbito: la relaci¨®n con la Diputaci¨®n de Vizcaya. Ofrece una fotograf¨ªa de c¨®mo vemos la realidad cultural unos y otros, pero no es beneficioso para los agentes culturales ni interesa a los ciudadanos, que ya saben que es as¨ª.

P. ?Cree que garantizar por ley el acceso a la cultura, como plantea el Contrato, interesa a los ciudadanos?

R. Lo planteamos para que sea discutido. Ni siquiera establecemos como objetivo que prospere esa ley ante de finales de la legislatura. Cuando no tienes dinero, al menos introduce ideas. Tenemos el presupuesto que tenemos, as¨ª que dediquemos el tiempo a discutir sobre cuestiones b¨¢sicas para que cuando tengamos recursos podamos plantear qu¨¦ es l¨ªcito.

P. ?Por qu¨¦ no hay referencias en su plan a EITB?

R. Es un aspecto que est¨¢ mal cubierto. La voluntad es resolver ese tema y lo referente al euskera. La redacci¨®n original sobre el euskera es muy administrativa, y entendemos que hay que cambiarla.

P. El escenario m¨¢s conflictivo del enfrentamiento con la Diputaci¨®n de Vizcata sigue siendo el Guggenheim.

R. Hay un debate falso, muy estereotipado, un inter¨¦s por alimentar la confrontaci¨®n, y si hemos contribuido a ello reconozco el pecado. No estamos nada c¨®modos en un debate as¨ª. Queremos dar carpetazo a esa cuesti¨®n, queremos desasirnos de este catenaccio que nos hace seguir participando de esta ¨®pera bufa. Lo esencial es que las dos instituciones afrontemos en condiciones de lealtad y de buena relaci¨®n la renegociaci¨®n del convenio con la Fundaci¨®n Solomon R. Guggenheim.

P. ?En qu¨¦ t¨¦rminos?

R. La posici¨®n del Gobierno es renegociar el convenio, sobre eso no hay dudas, pero queremos una posici¨®n m¨¢s s¨®lida de las instituciones vascas. La situaci¨®n actual es horrorosa. Los socios que formamos una unidad de intereses estamos divididos. No hay m¨¢s remedio que restituir una adecuada relaci¨®n para conseguir el mayor rendimiento al menor precio.

P. ?C¨®mo van a restituir las relaciones si ni se hablan por tel¨¦fono para acordar las aportaciones a la Tenedora [la sociedad que compra las obras de arte del Guggenheim]?

R. S¨ª, es as¨ª. Vamos a tener que hacer un esfuerzo ¨ªmprobo por las dos partes; tendremos que buscar intermediarios.

P. ?La ponencia del Parlamento que va a estudiar la renovaci¨®n del convenio del Guggenheim puede ayudar?

R. Ojal¨¢. Estoy dispuesto a aceptar que cualquiera nos facilite la relaci¨®n.

P. ?La permanencia de Juan Ignacio Vidarte como director general del museo condiciona la normalizaci¨®n de relaciones?

R. Es secundario. La estrategia es centrarse en mejorar la posici¨®n de renovaci¨®n del convenio. Queremos rebajar la tensi¨®n, aunque la percepci¨®n social y pol¨ªtica sea que hemos tirado la toalla.

P. Hay otros asuntos pendientes en el Guggenheim. ?Qu¨¦ pasa con el puesto vacante de director financiero?

R. En este rifirrafe todas las aportaciones que podr¨ªamos hacer desde el Gobierno est¨¢n esterilizadas. Tendr¨ªamos que estar en condiciones de plantear la restituci¨®n de la comisi¨®n asesora para la compra de obra y de un grupo de expertos que eval¨²e la colecci¨®n o si nos sigue representando ante Nueva York Jon Azua. A nosotros no nos representa. O si es oportuno plantear una direcci¨®n art¨ªstica.

P. Se les ve poco por el Guggenheim.

R. No es cierto. La consejera va a todas las inauguraciones de las exposiciones. Cuando va alg¨²n particular al museo, normalmente, las fotograf¨ªas suelen ser con Vidarte, es l¨®gico. No creo que haya m¨¢s presencia p¨²blica de la Diputaci¨®n o del Ayuntamiento. Lo que hay es un proceso de apropiaci¨®n ic¨®nica del Guggenheim por parte del nacionalismo vasco que es escandalosa. Por nuestra parte no hay desapego ni desafecto. Todo lo contrario. El departamento tiene para cultura 100 millones al a?o; si te gastas siete millones en algo no ser¨¢ que sientes desapego.