Messi ya es argentino

Ya no hay margen de reproche para Messi, que a cada partido engrandece su leyenda. Argentina siempre dud¨® de su compromiso y calidad porque brillaba en el Bar?a y se fund¨ªa en la selecci¨®n, porque se march¨® del pa¨ªs de ni?o. Pero ya no le puede recriminar nada. Anoche, no cuaj¨® un partido de a¨²pa ni inquiet¨® en demas¨ªa al rival, pero se bast¨® para reventar a Brasil. Un zigzag y un gol en el ¨²ltimo resuello. Un premio a su descaro, a su persistencia ante la incompatibilidad con sus compa?eros, que prefieren el juego directo y mueven el esf¨¦rico a un ritmo cansino. Messi como salvador, como martirio de Brasil, que es un esbozo de equipo porque apuesta por apropiarse de nuevo del bal¨®n, pero le sobra remate y carece de actores que construyan f¨²tbol.

Brasil es un esbozo porque le sobra remate y carece de constructores de f¨²tbol

No hay mejor noticia para Brasil que persiga de nuevo el jogo bonito, ADN del pa¨ªs m¨¢s pelotero. Resulta que el fracaso en el Mundial frente a Holanda en los cuartos de final supuso el destierro de Dunga y su teor¨ªa del m¨²sculo, en la que primaban los resultados sobre el f¨²tbol. Los jugadores han perdido masa corporal y di¨¢metro de cu¨¢driceps a cambio de pies m¨¢s sensibles. Los centrales tienen salida de la pelota, los laterales enfilan el carril con atrevimiento y los trescuartistas son de f¨¢cil y vertiginosa asociaci¨®n, de botas alegres. Chirr¨ªan, en cualquier caso, los dos mediocentros (Leiva y Ramires), escasos de toque, y Ronaldinho, que lleg¨® a Qatar como reclamo publicitario, escaso de forma. Apenas se movi¨® y ralentiz¨® el juego por m¨¢s que ejecutara jugadas de ensue?o -un taconazo en el ¨¢rea que casi es gol y una ruleta-, posibles porque su calidad no ha tenido igual en la ¨²ltima d¨¦cada. Es un genio a c¨¢mara lenta frente a los movimientos el¨¦ctricos del imberbe y mohicano Neymar, de El¨ªa y de Robinho. Aunque Argentina, con m¨¢s sudor que otra cosa, aguant¨® el tipo.

Resulta que la albiceleste tiene veneno de medio campo para arriba. Corre que se las pela Di Mar¨ªa, combina hasta con su sombra la figura emergente de Pastore y remata con fiereza Higua¨ªn. Pero ninguno se entiende con Messi, que capitaliza todo el juego, situado de mediapunta y encargado de llevar la pelota arriba porque Banega y Mascherano se desgastan por completo en la destrucci¨®n, exigidos ante los sucesivos y reiterados desbarajustes de la primera l¨ªnea. La zaga argentina, como ya ocurriera con Maradona, es el punto flaco: tiene piernas plomizas. Zanetti sufre para aguantar la posici¨®n (r¨¦cord con 137 internacionalidades), Burdisso ni las ve venir y Heinze ya no solo corre con el trasero hacia fuera sino que le pesa. Y Pareja es un parche porque apenas juega partidos de nivel en Rusia, seducido por los petrod¨®lares al marcharse del Espanyol al Spartak de Mosc¨². Pero a Messi, universal e infinito, trituradora por definici¨®n, tanto le dio. No tener la pelota ya le resulta una simple menudencia.

Leo no se midi¨® a unos cualesquiera. Enfrente tuvo a David Luiz y Thiago Silva, dos centrales tan solventes como fiables que se complementan de rechupete. Luiz, con sentido t¨¢ctico, es un rayo que corrige las posiciones de su zaga. Y Silva no pierde un pase, adem¨¢s de brillar en las tareas de marcador. Ellos anularon a Higua¨ªn al principio, a Lavezzi despu¨¦s y a Di Mar¨ªa siempre. Y con Messi casi lo consiguieron porque La Pulga, irregular y retrasado, poco entendido por sus compa?eros y demasiado castigado por los rivales en lo que se presupon¨ªa un duelo amistoso, no particip¨® demasiado en el juego. Suyas fueron, en cualquier caso, las dos mejores jugadas del partido -con permiso del larguero de Alves- y el premio gordo. Primero reparti¨® el bal¨®n de lado a lado para que se lo devolvieran y rematar con un zurdazo que acarici¨® la escuadra. Y despu¨¦s traz¨® un eslalon del c¨ªrculo central al balc¨®n del ¨¢rea, donde descont¨® a tres rivales y marc¨® tras un disparo cruzado entre las piernas de Thiago y lejos de las manoplas del portero. Messi ya es argentino.