Los pa¨ªses isl¨¢micos quieren validar en la ONU las penas por blasfemia
En plena campa?a por la condena a muerte de Asia Bibi, impulsan un plan contra la "difamaci¨®n religiosa" - El Papa pide la libertad de la cristiana paquistan¨ª
La condena a muerte de Asia Bibi, cristiana paquistan¨ª, por haber ofendido presuntamente al islam al criticar a Mahoma, ha puesto de relieve los desmanes que, con el prop¨®sito de evitar la "difamaci¨®n religiosa", provocan las leyes antiblasfemia vigentes en numerosos pa¨ªses del mundo, la mayor¨ªa de ellos musulmanes.
El llamamiento que hizo ayer el Papa Benedicto XVI para que Bibi, de 45 a?os y con cinco hijos, sea puesta en libertad, ha dado alas a una campa?a internacional que no solo solicita su liberaci¨®n, sino que tambi¨¦n subraya la indefensi¨®n de las minor¨ªas -religiosas, ¨¦tnicas e incluso pol¨ªticas- frente a legislaciones antidifamatorias como la que pretende sacar adelante en la ONU la Organizaci¨®n de la Conferencia Isl¨¢mica (OCI), un grupo de 57 pa¨ªses, muchos de los cuales tienen tipificado en sus c¨®digos penales el delito de blasfemia, y cuya comisi¨®n se castiga con penas diversas, desde multas a la muerte.
Europa y EE UU rechazan el texto porque limitar¨ªa la libre expresi¨®n
Seg¨²n las ONG, el delito de blasfemia encubre el acoso a las minor¨ªas
El papa Benedicto XVI pidi¨® ayer, durante la audiencia p¨²blica de los mi¨¦rcoles, que Asia Bibi sea puesta en libertad, y expres¨® su "gran preocupaci¨®n por la dif¨ªcil situaci¨®n" que atraviesa la comunidad cristiana en Pakist¨¢n, donde constituye el 2% de la poblaci¨®n junto con los ahmad¨ªes (secta her¨¦tica del islam). El pont¨ªfice expres¨® asimismo su solidaridad con quienes se encuentran en la misma situaci¨®n que Asia Bibi, aunque en ning¨²n momento pronunci¨® la palabra blasfemia.
El llamamiento de Benedicto XVI se produce en v¨ªsperas de que el Tercer Comit¨¦ de la Asamblea General de Naciones Unidas, que se encarga de cuestiones sociales, humanitarias y religiosas, someta a votaci¨®n el en¨¦simo intento de la OCI por sacar adelante una resoluci¨®n "sobre el combate de la difamaci¨®n de las religiones", una vaga noci¨®n que en realidad encubre una campa?a global para crear una norma contra la blasfemia internacional. La resoluci¨®n pide a los Estados miembros que promulguen las normas necesarias para combatir los "actos de violencia, xenofobia o formas conexas de intolerancia y discriminaci¨®n contra cualquier religi¨®n, as¨ª como los ataques y la desecraci¨®n de los libros sagrados, los lugares santos y los s¨ªmbolos religiosos y las personalidades veneradas de todas las religiones".
Esto es un claro intento de yugular el derecho a la libertad de expresi¨®n, seg¨²n denuncian ONG pro derechos humanos, pero tambi¨¦n el Departamento de Estado estadounidense en el informe anual sobre libertad religiosa de 2010, publicado ayer. Tras aludir a esta iniciativa en la ONU, afirma: "Al igual que Estados Unidos deplora toda muestra de falta de respeto a las tradiciones religiosas, incluido el islam, no estamos de acuerdo con el concepto 'difamaci¨®n de las religiones' porque es incongruente con las libertades de culto y de expresi¨®n".
La Uni¨®n Europea se opone con contundencia a que la resoluci¨®n llegue a la Asamblea General, para lo que debe pasar previamente el filtro del Tercer Comit¨¦. La OCI lleva intent¨¢ndolo desde 1999, y de hecho en marzo de 2009 logr¨® la aprobaci¨®n de un documento no vinculante para trasladar la legislaci¨®n antiblasfemia al plano internacional.
Las leyes contra la blasfemia, no obstante, no son monopolio de pa¨ªses de mayor¨ªa musulmana; la existencia de una legislaci¨®n semejante en algunos Estados de la UE, como Irlanda, Polonia y Grecia, es notoria. Diversas organizaciones de derechos humanos han alertado del riesgo que para la libertad de opini¨®n y expresi¨®n tiene la existencia de dichos corpus legales en pa¨ªses cuyas constituciones reconocen el derecho a la libertad de opini¨®n y expresi¨®n y a la vez los tribunales aplican unas normas que pueden llevar a la c¨¢rcel durante a?os a alguien que ofenda a la ortodoxia.
Si la blasfemia fuera un delito, como tipifican esas legislaciones, se tratar¨ªa de uno tan vago e impreciso como dif¨ªcil de probar, as¨ª que tras la etiqueta de blasfemia se esconde, denuncian las ONG de derechos humanos, no solo la persecuci¨®n de las minor¨ªas, sino tambi¨¦n el silenciamiento de la oposici¨®n y de toda cr¨ªtica hacia el poder, cuando no la resoluci¨®n de una simple disputa sobre intereses materiales (lindes de tierras, negocio, etc¨¦tera) entre vecinos. La ley antiblasfemia se esgrime tambi¨¦n espuriamente para amordazar a disidentes, como por ejemplo en Egipto, donde varios blogueros han sido detenidos o, como m¨ªnimo, apartados de la circulaci¨®n, seg¨²n denuncia la organizaci¨®n estadounidense Freedom House.
Y para deshacerse de un vecino o un competidor molestos, se recurre por doquier a la ley, como documentan varios casos relatados por esta organizaci¨®n. Uno de ellos es el de Robin Sardar, un m¨¦dico cristiano paquistan¨ª que en 2008 fue detenido por blasfemo tras negarse a que un musulm¨¢n colocara un puesto ambulante a la puerta de su consulta. O la de cinco ahmad¨ªes, detenidos en el Punjab en 2009 por escribir presuntamente el nombre de Mahoma en la pared del ba?o de una mezquita.
Como se?ala el reciente informe Pol¨ªtica y creencias: el impacto de las leyes antiblasfemia en los derechos humanos de Freedom House, "estas violan sin excepci¨®n el derecho fundamental a la libertad de expresi¨®n, pues est¨¢n destinadas por definici¨®n a proteger instituciones y doctrinas religiosas, es decir, ideas y conceptos abstractos. En el m¨¢s benigno de los casos, estas leyes inducen a la autocensura". Cuando no al linchamiento de una turbamulta, como tambi¨¦n denuncia el citado informe: "Hoy, por ejemplo, un juez de distrito no se atreve a poner en libertad a los acusados de blasfemia por temor a las represalias de los violentos mul¨¢s".
En el punto de mira
Periodistas, creadores e intelectuales son tambi¨¦n v¨ªctimas propiciatorias del delito de (presunta) blasfemia. Sin necesidad de remontarse a la estruendosa fatua que en 1989 conden¨® al escritor angloindio Salman Rushdie por la novela Versos sat¨¢nicos, o a la persecuci¨®n de que ha sido objeto un dibujante dan¨¦s por sus vi?etas sobre Mahoma, las leyes contra la blasfemia han provocado cancelaciones de exposiciones de arte contempor¨¢neo, retiradas de libros o, como en Grecia en 1988, la prohibici¨®n de exhibir en las salas de cine la pel¨ªcula La ¨²ltima tentaci¨®n de Cristo, dirigida por Martin Scorsese y basada en la novela de Nikos Kazantzakis, por "ofensas a la religi¨®n". Aunque el comit¨¦ griego de selecci¨®n de filmes dio el visto bueno a su contenido, la sentencia que oblig¨® a retirar la cinta de los cines justificaba la medida por "el papel de la religi¨®n [de la Iglesia ortodoxa] como base fundacional del Estado".
El delito de blasfemia -que en teor¨ªa solo contempla las ofensas a la Iglesia ortodoxa, no al resto de confesiones arraigadas en el pa¨ªs- se castiga en Grecia con penas de hasta dos a?os de c¨¢rcel, aunque habitualmente se resuelve con la imposici¨®n de multas de distinta cuant¨ªa. La organizaci¨®n Freedom House denuncia en su informe la discriminaci¨®n de hecho del resto de minor¨ªas -entre ellas, una de 1,3 millones de musulmanes- en favor de la confesi¨®n mayoritaria.
Casos con final feliz
- El
bloguero egipcio Abdel Karim Nabil, de 26 a?os, fue puesto en libertad ayer tras pasar cuatro a?os en la c¨¢rcel por un delito de blasfemia y por presuntas injurias al presidente Hosni Mubarak. Nabil, conocido como Karim Amer, presenta un lamentable estado de salud y antes de su puesta en libertad fue repetidamente golpeado por los guardianes de la prisi¨®n, seg¨²n la Red ?rabe para los Derechos Humanos. El Ministerio del Interior neg¨® que el joven, que fue expulsado de la universidad al ser detenido, fuera torturado.
- El periodista afgano Sayed Parwiz Kambaksh fue condenado a muerte en 2008 por blasfemia en un juicio manifiestamente injusto, seg¨²n organizaciones internacionales que supervisaron la instrucci¨®n del proceso. El joven, de 23 a?os, fue acusado de descargar de Internet material sobre el papel de las mujeres en el islam y condenado a la pena capital. Gracias a una campa?a de presi¨®n liderada por Amnist¨ªa Internacional, su condena fue conmutada por la de 20 a?os de c¨¢rcel.
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