Pes¨® el Palau

Queda claro que no tienen que demostrar nada a nadie. Tras 25 a?os de carrera, marcada por una continua mejora en sus prestaciones art¨ªsticas, Els Pets son un activo del pop en Catalu?a. Son presente y escriben su historia cada d¨ªa, a?adiendo una vi?eta m¨¢s a su tebeo. La otra noche ten¨ªan una a la que dieron mucha importancia, y quiz¨¢ ello les impidi¨® un trazo firme, fino y seguro. El Palau les abri¨® sus puertas por vez primera y ellos respondieron con los nervios e imprecisiones propios de lo que no son: unos debutantes. Especialmente fue Llu¨ªs el depositario de esos nervios, que evitaron que sacase m¨¢s y mejor lustre a su sentido del humor, se mostrase menos t¨®pico en los agradecimientos y cantase con m¨¢s convicci¨®n y firmeza. Fue, as¨ª, su paso por escena injusto con lo que habitualmente suele ser, dej¨¢ndole como un cantante inseguro, cuando Gavald¨¤ es un int¨¦rprete solvente e ingenioso que incluso puede sacar partido a cantar con una voz que, como en el Palau, parezca lastrada.

Para mayor abundamiento en lo desajustado de la velada, Els Pets no acabaron de sacar partido a su excelente repertorio, que, sea por los arreglos, por la escasa imaginaci¨®n de las guitarras o por el tono general de la noche, daba la impresi¨®n de ser demasiado azucarado y excesivamente tenue. En algunos momentos pareci¨® un grupo blando, algo que, pese a su filiaci¨®n pop, nunca antes hab¨ªa caracterizado su directo, aunque en ocasiones -v¨¦ase el Auditori- hab¨ªa apostado por la mesa camilla. El Palau les traicion¨® haci¨¦ndoles olvidar lo que ya saben: no existen locales, solo p¨²blico. Suena f¨¢cil, pero debe de ser dif¨ªcil interiorizarlo.