Europa y Estados Unidos, juntos por el futuro
La relaci¨®n con los europeos es la piedra angular del compromiso estadounidense con el mundo. No podemos afrontar los retos del siglo XXI los unos sin los otros. En la cumbre de Lisboa revitalizaremos nuestra alianza
Con la cumbre de la OTAN y la reuni¨®n entre Estados Unidos y la Uni¨®n Europea que se celebran esta semana en Lisboa, me enorgullezco de decir que son ya media docena de veces las que he visitado Europa desde que soy presidente. Este dato refleja una realidad constante de la pol¨ªtica exterior estadounidense: la relaci¨®n con nuestros aliados y socios europeos es la piedra angular de nuestra relaci¨®n con el mundo y un catalizador de la cooperaci¨®n mundial.
No hay ninguna otra regi¨®n con la que Estados Unidos tenga una concurrencia semejante de valores, intereses, capacidades y objetivos. El comercio transatl¨¢ntico, que representa la mayor relaci¨®n econ¨®mica del mundo, sostiene millones de puestos de trabajo en Estados Unidos y Europa y constituye la base de nuestros esfuerzos para facilitar la recuperaci¨®n econ¨®mica mundial.
Nuestro esfuerzo en Afganist¨¢n es clave para que los terroristas no tengan all¨ª un santuario
Tenemos que crear las condiciones para un mundo sin armas nucleares
La OTAN, en su calidad de alianza de naciones democr¨¢ticas, garantiza nuestra defensa colectiva y contribuye al fortalecimiento de las democracias j¨®venes. Europa y Estados Unidos colaboran para impedir la proliferaci¨®n de las armas nucleares, promover la paz en Oriente Pr¨®ximo y afrontar el cambio clim¨¢tico. Y, como se ha visto con la reciente alerta de seguridad en Europa y los planes desbaratados para hacer estallar explosivos en vuelos de carga transatl¨¢nticos, existe una estrecha cooperaci¨®n diaria para prevenir atentados terroristas y mantener a nuestros ciudadanos sanos y salvos.
En otras palabras, Europa es el socio m¨¢s cercano de Estados Unidos y viceversa. Ninguna de las dos partes puede afrontar los retos de nuestro tiempo sin contar con la otra. Por consiguiente, estas cumbres son una oportunidad para aumentar todav¨ªa m¨¢s nuestra cooperaci¨®n y para garantizar que la OTAN -la alianza m¨¢s fruct¨ªfera en la historia de la humanidad- siga siendo tan relevante en este siglo como en el anterior. Por eso nos hemos fijado un orden del d¨ªa exhaustivo para Lisboa.
En primer lugar, en relaci¨®n con Afganist¨¢n, podemos alinear nuestros esfuerzos para avanzar hacia el traspaso de poder a los afganos, al mismo tiempo que mantenemos nuestro compromiso con la poblaci¨®n local.
La coalici¨®n dirigida por la OTAN en Afganist¨¢n est¨¢ compuesta por 48 pa¨ªses, con aportaciones de los 28 aliados de la Alianza Atl¨¢ntica y 40.000 tropas de pa¨ªses socios y aliados, cuyo servicio y cuyo sacrificio no olvidamos. Nuestro esfuerzo com¨²n es esencial para impedir que los terroristas tengan un refugio seguro, as¨ª como para mejorar las vidas de los afganos. Gracias a la llegada de fuerzas adicionales de la coalici¨®n en los dos ¨²ltimos a?os, contamos por fin con la estrategia y los recursos necesarios para interrumpir el empuje de los talibanes, arrebatar a los insurgentes sus bastiones, entrenar a m¨¢s fuerzas de seguridad afganas y ayudar al pueblo de Afganist¨¢n.
En Lisboa vamos a alinear nuestras estrategias para poder comenzar la transici¨®n a la asunci¨®n de responsabilidades por parte de los afganos a principios del pr¨®ximo a?o y adoptar el objetivo del presidente Karzai de que las fuerzas afganas se encarguen de la seguridad en todo el pa¨ªs antes de finales de 2014.
Aunque la transici¨®n y la reducci¨®n de tropas de Estados Unidos comiencen en julio, la OTAN -igual que Estados Unidos- puede forjar una relaci¨®n duradera de colaboraci¨®n con Afganist¨¢n para dejar claro que, cuando ellos asuman esas responsabilidades, no estar¨¢n solos.
Mientras avanzamos en Afganist¨¢n, la propia OTAN se va a transformar en Lisboa, con un nuevo Concepto Estrat¨¦gico que tiene en cuenta las aptitudes y a los socios que necesitamos para afrontar las nuevas amenazas del siglo XXI. Hay que empezar por reafirmar el elemento vital de esta Alianza: el compromiso plasmado en el Art¨ªculo 5 de que un ataque contra uno es un ataque contra todos.
Para que este sea un compromiso cargado de contenido, debemos reforzar todas las herramientas necesarias para proteger hoy a nuestra gente y prepararnos para las misiones del ma?ana.
Al tiempo que modernizamos nuestras fuerzas convencionales, debemos reformar las estructuras de mando de la Alianza para que sean m¨¢s eficientes y m¨¢s eficaces, invertir en las tecnolog¨ªas que permitan que las fuerzas aliadas se desplieguen y cooperen con eficacia y desarrollar nuevos sistemas de defensa contra amenazas como los ataques cibern¨¦ticos.
Otra capacidad que debe tener la Alianza es la de defender el territorio de la OTAN contra los misiles bal¨ªsticos, un peligro real y cada vez mayor. La Estrategia Adaptativa Escalonada de la defensa antimisiles europea que anunci¨¦ el a?o pasado ofrecer¨¢ un sistema fuerte y eficaz para defender el territorio europeo, a sus ciudadanos y a las fuerzas estadounidenses desplegadas en el continente.Adem¨¢s constituye la base para una mayor colaboraci¨®n, porque otorga un papel a todos los aliados, protecci¨®n a todos los aliados y la oportunidad de cooperar con Rusia, que tambi¨¦n sufre la amenaza de los misiles bal¨ªsticos.
Asimismo podemos trabajar con el fin de crear las condiciones para reducir los arsenales nucleares y avanzar hacia el objetivo que esboc¨¦ el a?o pasado en Praga: un mundo sin armas nucleares. Ahora bien, mientras esas armas existan, la OTAN debe seguir siendo una alianza nuclear, y he dicho claramente que Estados Unidos conservar¨¢ un arsenal nuclear seguro, protegido y eficaz para disuadir a cualquier adversario y garantizar la defensa de nuestros aliados.
Por ¨²ltimo, en Lisboa podremos seguir construyendo las relaciones con pa¨ªses ajenos a la OTAN que contribuyen a que nuestra alianza sea un pilar de la seguridad mundial. Debemos mantener la puerta abierta a las democracias europeas que cumplan los requisitos de pertenencia a la OTAN. Debemos aumentar la cooperaci¨®n con organizaciones complementarias de la nuestra, como la Uni¨®n Europea, Naciones Unidas y la Organizaci¨®n para la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa. Y, con la presencia del presidente Dmitri Medv¨¦dev en la cumbre del Consejo OTAN-Rusia, podremos reanudar la cooperaci¨®n pr¨¢ctica entre ambas partes para mutuo beneficio.
Porque, igual que Estados Unidos y Rusia han replanteado su relaci¨®n desde cero, tambi¨¦n pueden hacerlo la OTAN y Rusia. En Lisboa podremos dejar claro que, para la OTAN, Rusia es un socio, no un adversario.
Podemos incrementar nuestra cooperaci¨®n a prop¨®sito de Afganist¨¢n, la lucha antidroga y los riesgos de seguridad del siglo XXI, desde la proliferaci¨®n de las armas nucleares hasta la propagaci¨®n del extremismo violento. Al incrementar la colaboraci¨®n en materia de defensa antimisiles, podemos convertir lo que antes era una fuente de tensiones en una fuente de cooperaci¨®n contra una amenaza com¨²n.
Desde hace m¨¢s de 60 a?os, los europeos y los estadounidenses trabajan hombro con hombro porque nuestra colaboraci¨®n favorece nuestros intereses y protege las libertades que tanto valoramos como sociedades democr¨¢ticas. A medida que el mundo ha cambiado, tambi¨¦n se ha transformado nuestra Alianza, y, como resultado, somos m¨¢s fuertes, m¨¢s pr¨®speros y m¨¢s seguros. Esa es nuestra tarea para Lisboa: revitalizar una vez m¨¢s la Alianza y garantizar nuestra seguridad y nuestra prosperidad para muchos a?os.
Barack Obama es presidente de Estados Unidos. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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