Tiempos revueltos en comisar¨ªa
Los choques entre Saura y los Mossos marcan los a?os del fin del despliegue
![Jes¨²s Garc¨ªa Bueno](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F2a95ea9a-3806-4e49-b344-7870552767e7.jpg?auth=5b6ee7135931598e0443380ca8368e66f5ee3099a65ffc08ad5bba50f0310e6e&width=100&height=100&smart=true)
El 1 de noviembre de 2008, los Mossos d'Esquadra asumieron la seguridad en Tarragona. Se complet¨® as¨ª el despliegue por el territorio de la polic¨ªa auton¨®mica, integrada hoy por 15.882 agentes. El tripartito, en sus dos versiones, ha gestionado la toma de poder de los Mossos en un contexto en el que, pese a que los delitos se mantienen m¨¢s o menos estables, la percepci¨®n de los ciudadanos es que la sociedad catalana es cada vez m¨¢s insegura.
El modelo policial propuesto por los Mossos se basa en la proximidad. La idea es que la polic¨ªa y la sociedad (vecinos, comerciantes, empresarios) dialogan para detectar los problemas de seguridad a tiempo y prevenir los delitos antes de que se cometan. Pero m¨¢s all¨¢ de ese principio fundacional, la gesti¨®n de un cuerpo policial en construcci¨®n ha sufrido constantes vaivenes que han acabado afectando al trabajo a pie de calle.
La percepci¨®n de inseguridad crece con m¨¢s velocidad que el ¨ªndice de delitos
La llegada de los Mossos a Barcelona, en 2005, fue una prueba de fuego para un cuerpo policial criticado a menudo por su supuesta falta de experiencia y cuestionado en su esencia por el origen politizado. Bajo el mandato de la socialista Montserrat Tura, los agentes aplicaron en la capital una pol¨ªtica de tolerancia cero con la que se ganaron el respeto en la calle. Pero tal actitud, sin concesiones, tuvo otros efectos. Las sospechas de malos tratos a detenidos en la comisar¨ªa central de Barcelona se confirmaron cuando el nuevo consejero, Joan Saura, orden¨® instalar c¨¢maras ocultas. Reci¨¦n llegados a Interior, los ecosocialistas hicieron p¨²blicos los casos, lo que gener¨® un malestar en el cuerpo que se ha prolongado durante los cuatro a?os. Ha sido, de hecho, la legislatura m¨¢s conflictiva con los Mossos d'Esquadra, que llegaron a manifestarse en la calle contra Saura y han criticado duramente las medidas de control democr¨¢tico de la polic¨ªa que pretend¨ªa aplicar. Como el c¨®digo ¨¦tico.
Las luchas intestinas han marcado una legislatura clave en el desarrollo de los Mossos, que han robustecido su estructura de mando y disponen ahora de un equipamiento de grandes dimensiones (el edificio Egara) donde trabajan los servicios centrales y de investigaci¨®n, entre otros. Tras la instalaci¨®n de c¨¢maras en todas las comisar¨ªas -y la consecuente desaparici¨®n de abusos y de falsas denuncias de los detenidos- la valoraci¨®n de los Mossos ha ido creciendo en paralelo a su despliegue, lastrado, no obstante, por la falta de efectivos policiales.
El tripartito ha tenido que afrontar crisis peri¨®dicas en materia de seguridad, como la oleada de robos violentos a viviendas de 2006 o, m¨¢s recientemente, el crecimiento notable de los hurtos a turistas en el centro de Barcelona. El a?o pasado fue negro en ese campo y oblig¨® a un cambio en la jefatura. Desde que el comisario Joan Carles Molinero se hizo cargo de la seguridad en la ciudad, esta clase de delitos -que generan sensaci¨®n de inseguridad y da?an la imagen de la ciudad- se han contenido.
La percepci¨®n de los ciudadanos, seg¨²n reflejan las encuestas de victimizaci¨®n (v¨¦ase gr¨¢fico) ha ido empeorando. Los datos policiales -que recogen solo las denuncias que se presentan- muestran una delincuencia m¨¢s o menos estabilizada. Por lo general, en los ¨²ltimos a?os han tendido a disminuirse los delitos m¨¢s graves (como los homicidios) y han aumentado los delitos m¨¢s leves y las faltas, en especial los hurtos.
Los robos en comercios y viviendas, la aparici¨®n (cada vez m¨¢s frecuente) de armas de fuego y el empleo de la violencia en los asaltos violentos preocupa a los mandos policiales. Completado el despliegue, los esfuerzos de los Mossos se centran ahora en desarrollar las unidades de investigaci¨®n para afrontar los retos de futuro. Uno de ellos consiste en profundizar en la lucha contra las bandas de crimen organizado, una competencia compartida con el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa.
La duplicidad de algunas funciones (entre Guardia Urbana y Mossos o entre estos y las fuerzas de seguridad del Estado) lleva a diversos expertos a cuestionar el modelo policial catal¨¢n, por excesivamente caro y poco eficaz.
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