Una ley sin coste a?adido

El anuncio de una ley para aclarar lo que puede y no puede ofrecerse a un paciente cuando est¨¢ en una situaci¨®n en la que sufre y no espera curarse es una buena noticia pero no una novedad. La Ley General de Sanidad de 1996 y la de Autonom¨ªa del Paciente de 2002 ya permiten unas pr¨¢cticas (sedaci¨®n terminal y derecho a negarse a recibir tratamientos) que est¨¢n recogidas en todos los manuales de buenas aplicaciones m¨¦dicas. Solo el exceso de celo -o de fe, a pesar de que hasta el Papa lo apoya- de algunos m¨¦dicos ha impedido a enfermos terminales morir con la tranquilidad que da una adecuada atenci¨®n.

Lo ocurrido en Andaluc¨ªa con Inmaculada Echevarr¨ªa es un claro ejemplo de esta situaci¨®n. La enferma tuvo que recurrir a la Junta al negarse sus m¨¦dicos a aplicar la ley -sin ser sancionados, por cierto- y retirarle un tratamiento, la respiraci¨®n asistida, que ella no deseaba y al que ten¨ªa derecho a renunciar.

Pero poner negro sobre blanco lo que no es una novedad, algo que siempre est¨¢ bien, no debe confundirse con aprobar derechos nuevos, ni con un supuesto acercamiento a una regulaci¨®n de la eutanasia o de la despenalizaci¨®n del suicidio asistido m¨¦dicamente.

A menos que el Gobierno haya cambiado sorprendentemente de opini¨®n, estas posibilidades han sido descartadas por el PSOE, como puso de manifiesto la ministra de Sanidad, Leire Paj¨ªn, en la entrevista que concedi¨® a este peri¨®dico el pasado d¨ªa 11, y ha reiterado el vicepresidente primero, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Adem¨¢s, si as¨ª fuera, intentarlo al final de la legislatura y cuando se depende para gobernar de un pacto con el PNV, un partido de inspiraci¨®n democristiana, no parece lo m¨¢s sensato pol¨ªticamente. Ni viable.

As¨ª que sea bienvenida la iniciativa, aunque solo sea por lo que tiene de aclaraci¨®n y refuerzo de las leyes ya existentes, pero que no se quiera vender como un avance. Este progreso solo llegar¨¢ cuando el PSOE recupere lo que prometi¨® en la campa?a electoral de 2004, y abra un debate para regular del todo la muerte digna, eutanasia incluida. Una pr¨¢ctica que, seg¨²n las encuestas del CIS, ya en 2002 apoyaba la mayor¨ªa de los espa?oles.