Bedeles cantarines y barcos a¨¦reos

La cara de Meri, camarera en paro de 33 a?os, no puede mostrar m¨¢s asombro. Acaba de entrar en una sala de La Casa Encendida y una vigilante canta una canci¨®n. Sin poder cerrar la boca, identifica la letra: "This is propaganda. You know, you know. This is propaganda. You know, you know. Tino Sehgal, This is propaganda, 2002". Lo que ha presenciado es la propuesta de Tino Sehgal, uno de los principales representantes del arte de acci¨®n del momento, que forma parte de la exposici¨®n colectiva on & on que hasta el 16 de enero puede visitarse en La Casa Encendida. "Tiene buena voz", dice asombrada y algo confundida por el olor dulce que desprende la sala contigua: sus paredes est¨¢n pintadas de chocolate. "La canci¨®n es muy apropiada para el entorno", asegura Carmen, jubilada, al referirse a la instalaci¨®n de velas que, al derretirse, van dibujando unos grandes c¨ªrculos en el suelo.

La caracter¨ªstica com¨²n de las obras es que se ven, se tocan y se oyen

La Casa Encendida rebosaba ayer visitantes que, entre desconcertados y divertidos, participaban de las piezas elegidas en la exposici¨®n por los comisarios Flora Fairbairn y Olivier Varenne. Casi todas se han realizado in situ para la muestra. "Buscamos artistas que trabajan con la noci¨®n de lo ef¨ªmero, la memoria, la descomposici¨®n... La caracter¨ªstica com¨²n es que tocan los sentidos: se ven, se tocan, se oyen", explicaba Fairbairn el pasado mi¨¦rcoles mientras supervisaba la instalaci¨®n de las obras. "Otro aspecto muy importante es que es un arte interactivo: sin el p¨²blico no existir¨ªa porque es parte de la obra de arte", a?ad¨ªa Varenne.

Ayer, una cola de visitantes esperaba para entrar en la sala en la que una colonia de p¨¢jaros vivir¨¢ hasta el final de la exposici¨®n, pos¨¢ndose en las cuerdas de cinco guitarras y tres bajos y convirti¨¦ndose en m¨²sicos accidentales. Esta obra, del franc¨¦s C¨¦leste Boursier Mougenot, compet¨ªa en popularidad con la impactante instalaci¨®n de la japonesa Chiharu Shiota: un piano y unas sillas quemadas encerradas en la particular tela de ara?a de lana que la artista ha convertido en se?a de identidad al usar el motivo en varias de sus obras. "Deja sin palabras", exclama ?lvaro, un ejecutivo de 35 a?os que acompa?a a su madre en la visita a la exposici¨®n. Ella se queda con la pieza de Claire Morgan, una alegor¨ªa de la vida y la muerte representada en una escultura que combina la viveza de las fresas naturales con la oscuridad de un p¨¢jaro disecado.

Mientras, en el patio del edificio, una ni?a escribe en una hoja de papel: "Querr¨ªa que no hubiera guerras" y lo deposita en un cubo que pende de un barco suspendido en el aire. Arriba, la artista brit¨¢nica Eloise Fornieles teje un jersey y recoge los mensajes que los visitantes depositan (de 17.00 a 22.00 hasta el domingo solo). Los hay de todo tipo: un deseo, una declaraci¨®n de amor secreta, una disculpa o un pensamiento absurdo. M¨¢s adelante, Fornieles viajar¨¢ en un carguero durante 26 d¨ªas de Espa?a a Argentina y arrojar¨¢ por la borda los mensajes, escritos en papel de arroz, que quedar¨¢n sumergidos para siempre en las profundidades del mar.

on & on. Hasta el 16 de enero en La Casa Encendida. Ronda de Valencia, 2. Entrada libre.