Errores
Est¨¢ bien eso de reconocer errores propios. No es habitual, pero el gesto de la Consejera de Hacienda, Carmen Mart¨ªnez Aguayo, admitiendo que "nos hemos equivocado en algo" con el decreto de reordenaci¨®n del sector p¨²blico andaluz la dignifica, aunque eso no evite la cr¨ªtica. No se olvide que el asunto ya le ha costado al puesto al Secretario General de Administraci¨®n P¨²blica, Jos¨¦ Antonio Ortiz Mallol, dise?ador de una reforma que se ha convertido en toda una pesadilla. Por mucho que quisieran maquillar su cese, era evidente el malestar de Gri?an por c¨®mo se hab¨ªan hecho las cosas. Cuando menos hubo un fallo inicial a la hora de subestimar la respuesta que pudieran tener el funcionariado y dem¨¢s personal de la Junta. Tal vez no se sopes¨® debidamente el alcance pol¨ªtico que adquirir¨ªan los profundos cambios que se acomet¨ªan, por lo que las responsabilidades deben ir m¨¢s all¨¢ del alto funcionariado destituido. Alguien tuvo que evaluar con m¨¢s tino y con la adecuada antelaci¨®n el laberinto en el que se met¨ªan.
Lo cierto es que estamos ante una medida ya en marcha que no tiene vuelta atr¨¢s. M¨¢xime despu¨¦s de las modificaciones introducidas por UGT y CC OO. Es el momento en el que han de asumir un mayor protagonismo en la defensa de una iniciativa que, con sus propuestas, ya han tenido que hacer suya. As¨ª que, esta semana, puede que asistamos a un punto de inflexi¨®n en el devenir de este conflicto si es que, finalmente, estos sindicatos se echan a cuestas la misi¨®n de explicar en los distintos centros de trabajo las caracter¨ªsticas de esta reforma, que tanto ha asustado a los empleados p¨²blicos. Tendr¨¢n que batirse en cada despacho u oficina en un cuerpo a cuerpo con unos contrincantes sindicales que perdieron los papeles al levantarse de la mesa de negociaci¨®n. Se trata de un ins¨®lito gesto en una organizaci¨®n sindical que le resta credibilidad y que habla a las claras de su escasa voluntad negociadora, dando p¨¢bulo as¨ª a los que piensan que est¨¢n siendo instrumentalizados pol¨ªticamente. Y si, para colmo, se dedican a acosar, no ya al presidente y resto de integrantes del Ejecutivo, sino tambi¨¦n a los periodistas, llegaremos a la conclusi¨®n que defienden otros intereses m¨¢s all¨¢ de los que corresponde estrictamente al colectivo al que representan.
Claro que, para perplejidad, ah¨ª est¨¢ IU, a la que las aportaciones de UGT y CC OO no les sirven y plantea una enmienda a la totalidad del pol¨¦mico decreto. ?Estar¨¢n con aquellos que piensan que, de esta forma, se enchufa en la Administraci¨®n p¨²blica a unos 25.000 empleados?
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