Marruecos sepulta el drama de El Aai¨²n
Rabat borra los restos del campamento saharaui y ense?a las morgues para desmentir la denuncia de 36 muertes - El gobernador: "No hemos usado armas de fuego"
El campamento de Agdaym Izik, cuyo desalojo por las fuerzas del orden marroqu¨ªes desencaden¨® una tragedia hace solo 13 d¨ªas, es hoy un enorme pedregal en el que apenas queda rastro del desastre. Las excavadoras han planchado el terreno y varios camiones retiran los ¨²ltimos restos que dejaron atr¨¢s los 20.000 saharauis que se concentraron all¨ª para demandar mejoras sociales: bolsas de pl¨¢stico, botellas de agua y desechos org¨¢nicos sobrevolados por un ej¨¦rcito de moscas. La ¨²nica pista de lo que sucedi¨® es el enorme campamento de la gendarmer¨ªa improvisado a medio kil¨®metro del lugar.
Agdaym Izik est¨¢ a 16 kil¨®metros de El Aai¨²n. Una orden del gobernador de la regi¨®n permite franquear los cuatro controles desplegados en ese corto tramo de la carretera que une la ciudad con Smara. El gobernador, y con ¨¦l las autoridades del Ministerio del Interior de Marruecos, se esforzaron ayer para que los enviados especiales de la prensa espa?ola pudieran acceder a ese lugar en el que ya no hay nada que ver.
Leila dice que fue torturada cerca del despacho de la m¨¢xima autoridad
Tambi¨¦n convocaron a los periodistas para dar su versi¨®n de los hechos que acabaron en una batalla campal en el campamento y en las calles de la capital del S¨¢hara Occidental. El gobernador, Mohamed Jelmouss, compareci¨® en compa?¨ªa del prefecto de polic¨ªa de El Aai¨²n, Dkhissi Mohamed. Sentado en el sal¨®n principal de la residencia que hasta hace 35 a?os fue la vivienda de los gobernadores militares espa?oles, Jelmouss explic¨® que el asalto al campamento fue llevado a cabo por una fuerza de 3.000 antidisturbios (compuesta por gendarmes, fuerzas auxiliares y polic¨ªas) que solo utilizaron porras, escudos, ca?ones de agua y gases lacrim¨®genos. "Ni esa ma?ana, en el campamento, ni por la tarde, en las calles de El Aai¨²n, las fuerzas del orden usaron armas de fuego", afirm¨® rotundamente. "Desde el principio tomamos la decisi¨®n de que no hubiera v¨ªctimas civiles. Sab¨ªamos que entre los saharauis hab¨ªa delincuentes y que ten¨ªan cuchillos, pero pensamos que no har¨ªan frente a los agentes. Lo que nos encontramos fue una protesta organizada por el Frente Polisario y por Argelia".
El gobernador quer¨ªa dejar claro que las informaciones difundidas por el Frente Polisario en el sentido de que hab¨ªa 36 cad¨¢veres en las morgues de los hospitales de El Aai¨²n son falsas. Para ello, orden¨® que los periodistas tuvieran acceso a los dep¨®sitos de los hospitales. El director regional de la salud, doctor Bouhmya Mohamed, dirigi¨® la visita al hospital civil Mulay Hassan Ben el Mehdi. All¨ª un funcionario abri¨® los ocho cajones oxidados; solo uno de ellos estaba ocupado. El cuerpo pertenec¨ªa a Babi Hamadi Buyema, el saharaui de nacionalidad espa?ola que falleci¨® atropellado por un veh¨ªculo militar: a prop¨®sito, seg¨²n el Polisario, y accidentalmente, seg¨²n las autoridades marroqu¨ªes. El cad¨¢ver permanece en la morgue porque la familia se niega a enterrarlo hasta que se aclaren las circunstancias de la muerte. El hermano de la v¨ªctima ha anunciado que presentar¨¢ hoy una querella criminal ante la Audiencia Nacional espa?ola contra el ministro del Interior marroqu¨ª y el gobernador de El Aai¨²n.
En el hospital militar, los seis cajones del dep¨®sito de cad¨¢veres estaban vac¨ªos. Su director, el doctor Ismaeli Hassan, relat¨® que el d¨ªa de los disturbios recibi¨® a 275 heridos, de los cuales 255 eran polic¨ªas que hab¨ªan sido atacados con piedras y cuchillos, y otros 20 eran civiles con contusiones.
As¨ª, Marruecos intenta dar carpetazo a unos sucesos que han da?ado gravemente, una vez m¨¢s, su imagen internacional. El gobernador afirma incluso que, aunque las investigaciones siguen abiertas, ya han sido detenidos todos los responsables de los enfrentamientos con las fuerzas del orden. Algo que casa mal con las noticias, comprobadas por este diario, de que prosiguen los registros en domicilios particulares.
Tampoco parece cre¨ªble su explicaci¨®n para los casos documentados de torturas en comisar¨ªa a detenidos saharauis. "No todo el mundo dice la verdad", afirma con una sonrisa. "?C¨®mo se sabe que esas personas no fueron torturadas por otros prisioneros? No hay torturas aqu¨ª. Hace mucho tiempo que nuestro pa¨ªs sigue el camino de la democracia y los derechos humanos". El hecho es que muchas de las torturas se perpetraron a menos de 50 metros del despacho del gobernador. Lo demuestran los hematomas en el cuerpo de Leila Lili, una activista que fue brutalmente golpeada los pasados d¨ªas 9 y 10 en la comisar¨ªa vecina a la sede del Gobierno. "Me pegaron toda la noche", relata. "Con barras, patadas, pu?etazos. Me dec¨ªan: di que el S¨¢hara es Marruecos, di viva el rey. Al final me obligaron a poner la huella dactilar en una declaraci¨®n que ni siquiera pude leer".
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