Marruecos inform¨® a la ONU de que asaltar¨ªa el campamento de El Aai¨²n
Los miembros de la Minurso llegaron al lugar tres d¨ªas despu¨¦s de la tragedia
Los mandos de las fuerzas de la ONU destacadas en el S¨¢hara Occidental fueron informados de forma extraoficial por las autoridades marroqu¨ªes de que el d¨ªa 8 asaltar¨ªan el campamento saharaui de Agdaym Izik. A pesar de ello, no acudieron al lugar de la tragedia hasta tres d¨ªas m¨¢s tarde, cuando el asentamiento ya hab¨ªa sido desmantelado. As¨ª lo reconoci¨® ayer Alexander Ivanko, principal asesor pol¨ªtico del representante especial del secretario general de la ONU y jefe de la Minurso (Misi¨®n de Naciones Unidas para el Refer¨¦ndum del S¨¢hara Occidental), el egipcio Hany Abdelaziz.
"Los marroqu¨ªes no nos informaron oficialmente, pero ten¨ªamos indicaciones de que el desalojo se pod¨ªa producir", admite Ivanko en el cuartel general de la Minurso, en El Aai¨²n. "El jefe de la misi¨®n fue tres d¨ªas despu¨¦s, pero all¨ª ya no quedaba nada".
Las fuerzas internacionales no intervinieron en los disturbios
Cuando, horas m¨¢s tarde del asalto al campamento, miles de saharauis iracundos se lanzaron a las calles de El Aai¨²n y comenzaron a incendiar coches y apedrear edificios, las fuerzas de la ONU no intervinieron. Tampoco actuaron poco despu¨¦s, cuando bandas formadas por cientos de colonos marroqu¨ªes acompa?ados por polic¨ªas violaron, destrozaron y robaron los domicilios y los negocios de los saharauis. Simplemente, se encerraron en el cuartel, que fue inmediatamente rodeado por las fuerzas marroqu¨ªes, o permanecieron en sus hoteles y domicilios. Ivanko justifica as¨ª esta actitud pasiva: "No tenemos armas, y nuestra primera responsabilidad es proteger a nuestro personal".
El d¨ªa 14, la Minurso envi¨® a la sede de la ONU en Nueva York un informe de 27 p¨¢ginas, que fue utilizado poco despu¨¦s en los debates del Consejo de Seguridad. Ivanko se?ala dos datos que aparentemente fueron incluidos en el texto a pesar de que los miembros de la fuerza de paz no presenciaron los enfrentamientos porque estaban recluidos. El primero es que no vieron armas de fuego en manos de los marroqu¨ªes que reprimieron a los saharauis. Y el segundo es que entre las fuerzas del orden que cargaron contra los alborotadores no hab¨ªa militares. Esta ¨²ltima afirmaci¨®n es crucial, porque la presencia de militares en los enfrentamientos habr¨ªa supuesto una ruptura del alto el fuego entre Marruecos y el Frente Polisario.
La Minurso es un organismo pol¨¦mico. Es una de las pocas misiones de Naciones Unidas que carece de un mandato legal para fiscalizar el cumplimiento de los derechos humanos tanto en la zona ocupada por Marruecos como en la controlada por el Frente Polisario. Fue creada en 1991, tras la firma del alto el fuego entre ambos contendientes, con la misi¨®n de organizar un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n entre los saharauis. Desde entonces ha empleado a m¨¢s de 4.000 observadores militares y a varios cientos de funcionarios civiles y ha consumido un presupuesto cercano a los 1.000 millones de d¨®lares, sin lograr su objetivo original. Ivanko reconoce impl¨ªcitamente ese fracaso: "Nosotros completamos en 2004 el trabajo de identificar a los votantes, pero dado que las dos partes no se ponen de acuerdo sobre el refer¨¦ndum, las listas han sido enviadas a la sede de la ONU de Ginebra. Ahora nos limitamos a supervisar el alto el fuego, a fomentar medidas de confianza entre Marruecos y el Frente Polisario y a retirar las minas plantadas en el territorio durante la guerra". Para esa tarea cuenta con 450 personas, la mitad de las cuales son militares de varias nacionalidades, entre los cuales no figuran espa?oles.
Un centro secreto de detenci¨®n
Abbu Mohamed El Yadasi, de 45 a?os, estaba en Agdaym Izik la madrugada del pasado d¨ªa 8, cuando 3.000 efectivos de la polic¨ªa, la gendarmer¨ªa y las fuerzas auxiliares marroqu¨ªes irrumpieron en el campamento. Su esposa, Maymouna Haimad, de 41 a?os, no volvi¨® a tener noticias suyas hasta que, hace solo unos d¨ªas, un vecino la avis¨® de que Abbu Mohamed estaba herido y detenido en el hospital militar de El Aai¨²n. La mujer corri¨® al centro m¨¦dico, pero los soldados que lo custodiaban se negaron a corroborar la informaci¨®n y le impidieron la entrada. Ni siquiera la dejaron permanecer en la calle, frente al edificio. Reclam¨® la intercesi¨®n de un notable saharaui y apel¨® a las autoridades, sin resultado.
La familia sigui¨® investigando. Un enfermo que acababa de ser dado de alta le confirm¨® que su esposo estaba en hospital y que ten¨ªa una herida en un pie. Y por un militar supo que con Abbu Mohamed hab¨ªa un buen n¨²mero de heridos que tambi¨¦n estaban detenidos y cuyos parientes desconocen su paradero. Muchos de ellos han sido dados por desaparecidos.
Todos estos testimonios, a los que hay que a?adir otros recogidos por EL PA?S, indican que el Hospital Militar de El Aai¨²n se ha convertido en un centro de detenci¨®n secreto de saharauis heridos. Y ponen en cuesti¨®n la versi¨®n ofrecida hace tres d¨ªas a la prensa por el director de la instituci¨®n, doctor Isameli Hassan, en el sentido de que todos los heridos en los disturbios han sido dados de alta. Tambi¨¦n contradicen las palabras del Gobernador de El Aai¨²n, Mohamed Jelmouss, que el pasado domingo neg¨® a EL PA?S la existencia de desaparecidos saharauis y atribuy¨® su ausencia a que "se habr¨¢n ocultado en el desierto a la espera de que se olviden los acontecimientos. Es una costumbre saharaui", a?adi¨®.
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