Santa Perpetua Memoria de tantos olvidos

Santa Perpetua es un ejercicio para fun¨¢mbulos: una comedia seria, escrita por Laila Ripoll en clave de farsa. Su beata protagonista ata a sus dos hermanos, travestidos desde ni?os, tan en corto como Bernarda Alba a sus hijas: no deja que entre aire fresco en su casa. Visionaria, perpetuamente encamada, es una alegor¨ªa del viejo orden y de la Espa?a milagrera y blasonada. Cree tenerlo todo atado y bien atado, hasta que un d¨ªa llama a su puerta Zoilo, hijo de un antiguo amor a cuya novia denunci¨® por celos durante la Guerra Civil, con consecuencias tr¨¢gicas para su hermano. Zoilo viene reclamando dos cosas: la bici de su t¨ªo, fusilado por falangistas, y que se le permita buscar su cad¨¢ver. No es mucho pedir, pero Perpetua teme que removiendo la tierra se remuevan los recuerdos y que salga a la luz lo que hizo.

Ripoll y sus actores dibujan a los tres hermanos con un trazo par¨®dico expresionista algo pasado de cuerda, que recuerda a los personajes de La Zaranda: es una manera de acercarse a un tema tan sensible rode¨¢ndolo, para abordarlo m¨¢s adelante de frente en un en¨¦rgico mon¨®logo donde Marcos Le¨®n, int¨¦rprete de Perpetua, evoca el antiguo crimen. En contraste con sus barrocos antagonistas, se agradece la expresiva serenidad con que Zoilo, encarnado por Mariano Llorente, reclama la pertinente reparaci¨®n moral. La autora sacrifica otros finales posibles m¨¢s sutiles en aras de uno truculento pero efectivo teatralmente.