Andaluces y catalanes
M¨¢s datos verificados y razonamientos ordenados, y menos juicios retumbantes y aproximativos es lo que necesitamos para evitar tantos falsos debates, dec¨ªa aqu¨ª hace dos a?os Soledad Gallego-D¨ªaz; y pon¨ªa como ejemplo la publicaci¨®n de las balanzas fiscales, a lo que se resist¨ªa el Gobierno: mejor que se conozcan, para que sepamos d¨®nde est¨¢ la riqueza y c¨®mo se mueven los flujos entre comunidades ricas y pobres, de forma que pueda abrirse un debate sobre c¨®mo compaginar los intereses de unas y otras.
Desde hace muchos a?os el asunto de la diferencia entre lo que pagan los catalanes en impuestos y lo que reciben del Estado forma parte del argumentario catalanista. Pero la aparici¨®n reciente de un patriotismo del inter¨¦s, que presenta el independentismo como una opci¨®n racional en t¨¦rminos de coste/beneficio, y no solo ideol¨®gica, ha situado esa cuesti¨®n en el centro del debate nacionalista. "Espa?a, como Estado que pagamos, es un mal negocio", dijo Carod-Rovira en 2003. Un v¨ªdeo de campa?a de CiU presenta a un carterista envuelto en la bandera de Espa?a, atracando a un catal¨¢n. Es una imagen propia de la Liga Norte de Humberto Bossi: "Roma ladrona". Hace un par de a?os, un concejal de ICV se hizo fugazmente famoso por sacar en su blog la sarc¨¢stica consigna "adopte a un ni?o extreme?o" (con sus impuestos).
Andaluc¨ªa contribuye a la prosperidad de Catalu?a m¨¢s que a la de cualquier otra comunidad
El l¨ªder de ERC, Joan Puigcerc¨®s, lo ha expresado afirmando que Madrid es "una fiesta fiscal" y que en Andaluc¨ªa "no paga impuestos ni Dios". El s¨¢bado pasado lo explic¨® (en la cadena SER) diciendo que la prueba de lo primero es que en Madrid hay m¨¢s empresas pero menos inspecciones fiscales que en Catalu?a; y sobre lo segundo, que no es sospechoso de antiandaluz porque siempre ha defendido pol¨ªticas de integraci¨®n de los inmigrantes. Artur Mas le reproch¨® su imprudencia: "Hay que ir con cuidado en c¨®mo decimos las cosas, aunque podamos tener raz¨®n".
El ex ministro Ernest Lluch, de cuyo asesinato por ETA se cumplieron diez a?os el pasado domingo, sosten¨ªa que la discusi¨®n sobre el d¨¦ficit fiscal es inseparable de la del super¨¢vit comercial: el saldo entre lo que Catalu?a exporta a otras comunidades y lo que les compra. Ese saldo viene siendo favorable a Catalu?a desde que existen estad¨ªsticas y creci¨® un 44% entre 1995 y 2006. En 2009, Catalu?a vendi¨® por un importe de casi 52.000 millones de euros, que doblaba el de sus compras. El saldo (24.000 millones) compensa ampliamente el d¨¦ficit fiscal (unos 18.000 millones, seg¨²n Artur Mas), y sirve, dec¨ªa Lluch, para financiar empleos en Catalu?a.
Desde hace poco existen tambi¨¦n datos fiables sobre las relaciones bilaterales entre una comunidad y cualquier otra. Se sabe as¨ª que en el periodo 1995-2007, Andaluc¨ªa ha sido el cuarto cliente de Catalu?a; pero visto desde el lado andaluz, Catalu?a es su primer proveedor, con el 19,8% del total. Lo que significa que Andaluc¨ªa contribuye a la prosperidad de esa comunidad m¨¢s que a la de cualquier otra. El saldo promedio del comercio entre ambos territorios es favorable a Catalu?a en una proporci¨®n 60/40. Son datos de los informes sobre comercio interregional que desde 2004 realiza el Centro de Predicci¨®n Econ¨®mica, con patrocinio de 11 comunidades aut¨®nomas.
Esos datos cuestionan el argumento de los independentistas por inter¨¦s. Catalu?a aporta el 15,9% de la poblaci¨®n espa?ola y el 18,5% del PIB, mientras que absorbe el 25% del total de comercio interregional de Espa?a (suma de exportaciones e importaciones), lo que indica pujanza econ¨®mica pero a las vez una fuerte dependencia del mercado espa?ol. De ello se deduce que la aportaci¨®n catalana a la nivelaci¨®n de servicios y cohesi¨®n social de las comunidades con menor renta es un gasto pero tambi¨¦n una inversi¨®n en favor de su propio progreso.
As¨ª se reconoc¨ªa hasta hace pocos a?os, especialmente por parte de la izquierda, que criticaba las simplezas de la derecha nacionalista al respecto: su queja porque las comunidades con mayor renta est¨¢n discriminadas en relaci¨®n a lo que pagan ser¨ªa aplicable a un barrio residencial de Barcelona respecto a uno popular. Pero lo ins¨®lito es que haya partidos que consideren que es una pol¨ªtica de izquierdas el intento de poner l¨ªmites unilateralmente a las pol¨ªticas redistributivas del Estado.
Una encuesta reciente indica que el 65% de los catalanes apoya la propuesta de Artur Mas de un sistema similar al concierto vasco que reduzca a la mitad la aportaci¨®n catalana a la solidaridad territorial; pero otro estudio que resum¨ªa aqu¨ª E. M. Herrera el d¨ªa 18 reflejaba que el 67% de los catalanes eran favorables a transferir fondos a las zonas menos pr¨®speras para garantizar similares servicios p¨²blicos en todas las comunidades, y el 74% lo era a la intervenci¨®n del Estado para reducir las diferencias entre ellas. Y conclu¨ªa que tal vez haya en ese tema, crucial en el debate actual, una divergencia entre la visi¨®n de la clase pol¨ªtica de Catalu?a y la del conjunto de sus ciudadanos. La abstenci¨®n que se registre el domingo dar¨¢ una pista fiable sobre la verosimilitud de esa hip¨®tesis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.