El cambio pendiente de CiU
?Siete a?os con gobiernos de izquierdas son suficiente alternancia democr¨¢tica tras los 23 a?os de pujolismo? ?Toca volver a esa derecha que dice, una y otra vez, que lo que se dirime en las urnas no es si gobierna la izquierda o la derecha y que basta con exclamar "?Catalu?a!" para exponer el programa?
Desde luego, para Converg¨¨ncia i Uni¨® y su candidato a la presidencia, Artur Mas, no hay duda alguna de que ya es hora de volver al Palau de la Generalitat. Tambi¨¦n lo cree la candidata del PP, Alicia S¨¢nchez-Camacho, que no deja de recitar las condiciones que exige para apoyarle. La campa?a electoral ha mostrado el espect¨¢culo, poco edificante, en su caso, del l¨ªder de Esquerra Republicana (ERC), Joan Puigcerc¨®s, todav¨ªa formalmente aliado con el PSC e ICV, mendigando ante las c¨¢maras de televisi¨®n un acuerdo a Artur Mas para poder votarle la investidura.
Artur Mas debe romper con el viejo estilo de su partido, a riesgo de parecer que pregona el retorno al comisionismo
Los ciudadanos tienen la palabra; pero, sea cual sea el resultado de las elecciones, ma?ana termina la etapa de la alternativa iniciada en 2003 con la alianza de las izquierdas. CiU habla de su regreso a palacio como de un cambio y es cierto que se aprecia alg¨²n cambio en el propio Mas que le acerca a su objetivo. Mas habla ahora de ejercer la responsabilidad gubernamental con humildad, algo que en su caso y el de su partido es una novedad. En realidad esto le acerca tambi¨¦n a Montilla y cabe creer que implica una reconsideraci¨®n de la altiva actitud con que el propio Mas y CiU negaron primero legitimidad a la mayor¨ªa de izquierdas para formar gobierno y, luego, se dedicaron durante toda la legislatura a descalificar en bloque su intensa obra, ignorando que nunca se hab¨ªa invertido tanto en tan poco tiempo; nunca hab¨ªa habido tantas escuelas p¨²blicas, tantos maestros, tantos m¨¦dicos; nunca se hab¨ªan construido dotaciones sanitarias, desalinizadoras ni c¨¢rceles como con el Gobierno tripartito, ni se hab¨ªa dado un salto tan grande hacia la econom¨ªa del conocimiento.
La derecha ha basado su estrategia para recuperar el poder en negar la obra del tripartito confiando, acertadamente, en que dispon¨ªa de poderosas cajas de resonancia. El mantenimiento de esta negaci¨®n global hasta el d¨ªa de las elecciones es un indicio claro de que ese cambio de actitud del l¨ªder de CiU es todav¨ªa insuficiente. Esa humildad debiera llevarle a reconocer realidades que no le gustan, pero que ah¨ª est¨¢n, como una obra de gobierno cohesionadora, reparadora de las desigualdades socioecon¨®micas y de los estragos de la crisis. Debiera llevarle a abandonar la vieja idea nacionalista de que CiU es la genuina expresi¨®n de Catalu?a y solo ella es apta para gobernarla. Esa idea est¨¢ todav¨ªa en su discurso. Puede que para CiU los siete a?os en la oposici¨®n hayan sido como permanecer en un oscuro t¨²nel, como el representado en uno de sus carteles propagand¨ªsticos, pero que CiU haya vivido esta sensaci¨®n no significa para nada que Catalu?a haya estado tambi¨¦n en un t¨²nel como dicen sus dirigentes. CiU no es Catalu?a y estos siete a?os lo han demostrado, si es que alguien necesitaba una demostraci¨®n.
A CiU le quedan todav¨ªa algunos cambios por hacer. Mas ya est¨¢ hablando de c¨®mo va a presionar con sus diputados en las Cortes al Gobierno espa?ol para forzar decisiones favorables a su programa en Catalu?a. Es el anuncio del retorno de la mentalidad del comisionista. Pero una de las cosas que le han ocurrido a CiU durante estos siete a?os es que se ha destapado que la actividad predilecta de algunos de sus pol¨ªticos m¨¢s notables ha sido, justamente, la de comisionista. Artur Mas est¨¢ obligado a cortar con este pasado y con esta mentalidad porque, si no lo hace, lo que est¨¢ diciendo es que el cambio que pregona es en realidad el retorno del comisionismo. Sobre todo cuando planean sobre CiU sospechas jur¨ªdicamente fundadas de que esa mentalidad del comisionista pudo llevarle incluso a traspasar las fronteras de la legalidad. Que la comisi¨®n se cobre en nombre de Catalu?a no impide, como la confesi¨®n de Millet aclar¨®, que sea una pol¨ªtica indigna, una mala pol¨ªtica.
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