Pocos hablan del cobre, todos temen a la polic¨ªa
Las redadas estrechan el cerco sobre El Gallinero - Los voluntarios piden que no se criminalice a todos
Daniel, uno de los 600 rumanos de etnia gitana que vive en el poblado de El Gallinero (a 15 kil¨®metros del centro de Madrid), cuenta las veces que ha ido all¨ª la polic¨ªa en las ¨²ltimas dos semanas. "Hace dos domingos, el martes siguiente, el fin de semana, el lunes, la Guardia Civil este martes...". Se le acaban los dedos de la mano. "Y tambi¨¦n vinieron ayer".
En este reducto marginal las casas son de tablas y chatarra. El suelo es puro barro. El agua sale de un tubo cercano que tienen unido, sin permiso, a un conducto del Canal de Isabel II; como el asentamiento es ilegal, la administraci¨®n no les da servicio de agua; tampoco les pone cerca una fuente. Les ocurre lo mismo con la electricidad, que roban de un transformador, enganch¨¢ndole decenas de cables que atraviesan el poblado hacia cada chabola. All¨ª los unen, con un trozo de cinta aislante, a los cables de las bombillas que alumbran su hogar y a las estufas y planchas de vitrocer¨¢mica que lo calientan.
Para calentarse los chabolistas encienden chascas con maderas
Hay miles de ratas campando a sus anchas entre toneladas de basura
En este reducto las casas son de tablas y chatarra y el suelo es puro barro
"Al final pagan todos por lo que hagan unos pocos", dice Daniel
El propietario del terreno los ha demandado por usurpaci¨®n de suelo, pero el caso est¨¢ estancado en un juzgado de Madrid. La polic¨ªa no puede desalojarlos por iniciativa propia.
En el gueto de El Gallinero est¨¢n acostumbrados a recibir visitas de la Polic¨ªa Municipal, la Nacional y la Guardia Civil. En las ¨²ltimas semanas la frecuencia de las inspecciones ha aumentado (los vecinos del poblado y los voluntarios parroquiales que los asisten aseguran que tambi¨¦n ha crecido la agresividad de los agentes) y las detenciones se han convertido en algo cotidiano.
Los vecinos dicen que tienen miedo de la polic¨ªa y que los agentes nunca distinguen entre los que roban y los que no (reconocen, a duras penas, que s¨ª hay delincuentes en el vecindario; negarlo de lleno ser¨ªa in¨²til, dados los mont¨ªculos de tubos de cable de cobre que hay por todo el poblado). "Pagan todos por unos pocos", resume Daniel.
Algo poco com¨²n hasta despu¨¦s de la operaci¨®n Chispa de la Guardia Civil -realizada el pasado martes en El Gallinero, Villaverde, Getafe y Yuncos (Toledo)- era que los vecinos de El Gallinero dijesen que estaban all¨ª a disgusto, quitando su pena por tener a sus ni?os entre ratas y basura. Pero ahora cuentan que algunas familias est¨¢n preparando las maletas para emigrar a Francia. Otros dicen que se ir¨ªan de buena gana, pero que no tienen dinero para moverse de all¨ª.
El golpe del martes de la Guardia Civil fue el m¨¢s potente contra la delincuencia en El Gallinero. Entre los 39 detenidos relacionados con el robo de cobre que hubo en los distintos puntos del operativo, 18 eran del poblado rumano. Se les acusa de robo con fuerza, asociaci¨®n il¨ªcita y compra de objetos robados.
El Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 28 orden¨® el ingreso en prisi¨®n de 22 de los detenidos en toda la operaci¨®n, aunque no se conoce cu¨¢ntos de ellos son de El Gallinero.
La redada fue contundente y los vecinos del poblado parecen ver su realidad m¨¢s negra que antes. La acci¨®n de la Guardia Civil reforz¨® los miedos que rondaban por la zona desde que la polic¨ªa empez¨® a apretar hace dos semanas. El lunes pasado de madrugada, los vecinos, fuera de sus casas, calent¨¢ndose en una hoguera, reconoc¨ªan que estaban especialmente alerta, esperando a que en cualquier momento llegase la polic¨ªa.
"Tenemos miedo. Los ni?os no se pueden dormir porque les asusta que los agentes vuelvan a entrar de noche en las chabolas", dice un vecino que no quiere dar su nombre. "Muchos chicos est¨¢n pasando las noches fuera para evitar problemas cuando lleguen los polic¨ªas". La madrugada hiela y los chabolistas siguen despiertos en torno al fuego pregunt¨¢ndose cu¨¢ndo aparecer¨¢n las luces azules de los coches patrulla. "?Vendr¨¢n hoy?".
Los voluntarios de las parroquias de San Carlos Borromeo y Santo Domingo de la Calzada denuncian que la polic¨ªa no les dej¨® entrar al poblado durante la intervenci¨®n que se realiz¨® a ¨²ltima hora del domingo 14. Tambi¨¦n hacen referencia a la negativa de los agentes a entregar sus n¨²meros de placa y describen varias agresiones policiales a vecinos de El Gallinero.
"Entraron en las chabolas por la fuerza, golpearon a hombres y mujeres, despertaron a los ni?os y rompieron las lunas de algunos coches que estaban aparcados, adem¨¢s de rajarles las ruedas", contaba aquella noche a este peri¨®dico un joven que atend¨ªa a un vecino contusionado.
El lunes por la noche a¨²n se recordaba aquella pol¨¦mica redada. Al lado de los pobladores corr¨ªan decenas de ratas, el s¨ªmbolo de este lugar miserable donde rara vez se ve se?al de dinero, un buen coche que pasa y poco m¨¢s. M¨®nica, con tres hijos, trata de explicar su situaci¨®n econ¨®mica. "No tengo para comprar ropa, ni libros, ni comida, casi", se lamenta. "Ahora la cosa, con mis ni?os, se pone peor".
Daniel trata de dar una visi¨®n m¨¢s general del problema. Cuenta que en el boom de la construcci¨®n los hombres trabajaban en las obras y cobraban unos 800 euros. "Ahora solo hay un hombre en todo el poblado con contrato de trabajo", asegura. "Al resto nos queda trabajar con los gitanos espa?oles". ?Y si ah¨ª tampoco? "?Ah!, cada uno se busca la vida como puede", responde.
Mar¨ªa (nombre ficticio), una ni?a de 11 a?os, cuenta con inconsciente naturalidad que algunos vecinos del poblado "pelan cable". "Todos no", afirma. La peque?a, una de las 350 menores que habitan el asentamiento, dice que "as¨ª algunos ganan dinero". Tambi¨¦n dice que ella vive bien porque hace poco se compr¨® una falda. El boli y el cuaderno prefiere ped¨ªrselos al reportero. "Es que ya me gast¨¦ mi regalo en la falda", explica.
El tr¨¢fico de cobre robado no es la gallina de los huevos de oro. Cinco euros por kilo vendido suponen muchos kilos para amasar fortuna. "Los que lo hacen es porque ya no tienen de que vivir", confirma un vecino.
Los voluntarios que atienden a la poblaci¨®n del asentamiento est¨¢n a favor de que se persiga a los que infrinjan la ley y sustraigan cobre, pero piden que no se "criminalice" a todos los chabolistas de El Gallinero, que en su mayor¨ªa son ni?os. "De los 600 habitantes del poblado solo hay 18 detenidos". Por eso ayer pidieron en un comunicado que se analicen con profundidad la situaci¨®n y no se "abunde" en culpabilizar a "una poblaci¨®n especialmente vulnerable por su condici¨®n de minor¨ªa ¨¦tnica".
"Yo trabajo vendiendo La Farola y ayudando a los gitanos espa?oles, que a veces nos dan trabajo por 20 euros diarios", se irrita Daniel. "Pero claro", dice subiendo los hombros, "todo el mundo va a decir que me dedico a robar cobre. Soy un gitano rumano que vive en El Gallinero".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.