Monigotes de arenisca
La bah¨ªa murciana de Mazarr¨®n, una escapada entre calas y minas
Pocos lo recuerdan hoy, incluso localmente, pero el llamado "crimen de Mazarr¨®n" fue tan c¨¦lebre en la Espa?a de los ¨²ltimos a?os 1950 que lleg¨® a tener hasta su pel¨ªcula. El extra?o viaje, extraordinario esperpento dirigido en 1964 por Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, se basaba, a partir de una idea de Luis G. Berlanga que desarroll¨® el guionista Pedro Beltr¨¢n, en aquellos sucesos, aunque la pel¨ªcula ni se situ¨® en los parajes de la bah¨ªa ni se titul¨®, como estaba previsto, con el nombre del pueblo unido al del m¨²ltiple y nunca resuelto asesinato de unos hermanos procedentes de La Rioja.
Fue el periodista C¨¦sar Gonz¨¢lez Ruano el responsable de que el filme perdiera ese t¨ªtulo que podr¨ªa haberle dado mala fama a Mazarr¨®n, y el cambio, todo hay que decirlo, m¨¢s que un acto de censura parece un acto de justicia, pues Fern¨¢n-G¨®mez lo rod¨® casi todo en Loeches, provincia de Madrid (las breves escenas playeras del envenenamiento se filmaron en Alicante), y el pueblo murciano no ha cobrado as¨ª, con el paso del tiempo y el reconocimiento tard¨ªo de El extra?o viaje, el aura de lugar cruento y siniestro que nunca tuvo.
Carencia providencial
La bah¨ªa de Mazarr¨®n es una de las zonas menos castigadas del litoral sureste, y ese factor que hoy la hace tan atractiva para el visitante lo achacan algunos de los habitantes con los que pude hablar en mi agradable estancia no tanto a una decisi¨®n premeditada como a una carencia, a la larga providencial. Mazarr¨®n y sus alrededores estaban mal comunicados por carretera hasta hace un a?o, y as¨ª, cuando explot¨® por toda la franja mediterr¨¢nea el gran boom de la construcci¨®n salvaje y la ocupaci¨®n, tan a menudo depredadora, del terreno, los turistas, con su adjunta flotilla automovil¨ªstica, prefirieron incurrir en otros lugares de m¨¢s r¨¢pido acceso. A¨²n hoy, cuando la red viaria tiene un trazado m¨¢s amplio, el ba?ista -o el paseante con ganas de independencia- tendr¨¢ que llegar a algunas de las preciosas calas de la costa conduciendo su veh¨ªculo por caminos de tierra o andando.
Para mi gusto destaca, entre todas sus recoletas playas de buena arena, la llamada Puntas de Calnegre, ya lindante con la partida municipal de Lorca. El trayecto en coche desde el bonito puerto de Mazarr¨®n hasta esas playas permite disfrutar de la naturaleza sin olvidar la historia: se ven en su todav¨ªa airoso emplazamiento las torres-vig¨ªa del tiempo de la dominaci¨®n musulmana, erigidas en los puntos m¨¢s altos del litoral para prevenir los desembarcos furtivos de los piratas berberiscos, as¨ª como el conjunto de erosiones calc¨¢reas de Bolnuevo, con figuras de caprichoso perfil excavadas por la lluvia y el viento en los picos de piedra arenisca. Dicho conjunto, muy cercano a la carretera que bordea la costa, se halla cerca de la playa de Bolnuevo, tambi¨¦n muy agradable, y en las primeras estribaciones de la Sierra de las Moreras, una zona declarada de inter¨¦s especial en la protecci¨®n de aves. Otras calas v¨ªrgenes de los alrededores son las del Sisar y Lomo de Bas.
Merenderos de Calnegre
Volviendo a la civilizaci¨®n urbana (preferiblemente despu¨¦s de haberse zampado el exquisito arroz con boquerones que se sirve en los merenderos playeros de Calnegre), el visitante puede seguir haciendo historia, tanto en el pueblo como en su extensi¨®n portuaria, donde se hallan los puntos m¨¢s interesantes. El de mayor antig¨¹edad, el casco de una embarcaci¨®n fenicia del siglo VII antes de Cristo encontrada frente a la playa de la Isla, sigue hundido en el mar, sin que se pueda explorar in situ, teniendo que contentarse los curiosos con acudir al cercano centro de interpretaci¨®n para conocer virtualmente la forma de la nave y sus dem¨¢s peculiaridades de construcci¨®n y transporte. Tambi¨¦n tiene inter¨¦s la Factor¨ªa Romana de Salazones abierta en la c¨¦ntrica calle de San Gin¨¦s, en el puerto de Mazarr¨®n, donde pueden reconstruirse did¨¢cticamente, sobre las ruinas bien preservadas de un complejo originario del siglo IV despu¨¦s de Cristo, todas las fases, modalidades y utensilios de esa importante industria mediterr¨¢nea de las salazones y fabricaci¨®n del garum o salsa de pescado, muy apreciada por la cocina romana; la tradici¨®n de salar los atunes y otros peces abundantes en la zona se retrotrae a la ¨¦poca fenicia y p¨²nica.
Ahora bien, lo m¨¢s significativo del recorrido hist¨®rico por Mazarr¨®n -y para m¨ª lo m¨¢s atractivo- es algo que solo data del siglo XVI, su miner¨ªa. La espectacular y rom¨¢ntica silueta de las minas abandonadas en un cerro a la salida de Mazarr¨®n pueblo no revela toda la verdad del esfuerzo humano que se esconde en esas edificaciones y estructuras industriales a¨²n en pie, rodeadas de terraplenes y mont¨ªculos coloreados con el amarillo verdoso de los sulfatos y el rojo del almagre. La fabricaci¨®n del mineral extra¨ªdo de la piedra de alumbre le dio un gran impulso a Mazarr¨®n, que ya antes de ser villa independiente en 1572 era conocida como el lugar de las Casas de los Alumbres. Y seg¨²n cuenta en sus interesantes publicaciones el estudioso local Juan Francisco Belmar, fueron los mercaderes genoveses los responsables de propiciar el desarrollo de aquel comercio, participando a veces en la propia explotaci¨®n de las minas.
Cuando el alumbre entr¨® en declive, el pueblo no perdi¨®, sin embargo, su identidad esencial. Coincidiendo con el auge de la miner¨ªa en la regi¨®n de Murcia a principios del siglo XIX, Mazarr¨®n reabri¨® su llamado Coto Minero, centrado entonces en la extracci¨®n del hierro y el plomo. Una industria de pobres recursos econ¨®micos que aguantar¨ªa, sin embargo, hasta las primeras d¨¦cadas del XX, eclipsando en importancia la actividad -tan murciana- de las salinas. En 1963, relata Belmar con un conocimiento que no elude la nostalgia, comenzar¨ªa en Mazarr¨®n el abandono y desmantelamiento de las explotaciones. Lo que vemos hoy son las ruinas de un mundo hecho de sacrificio, de empuje y de fruct¨ªfera desigualdad.
? Vicente Molina Foix es autor del libro de cuentos Con tal de no morir (Anagrama).
Gu¨ªa
Visitas
? Calnegre se encuentra a unos 20 kil¨®metros en coche de Mazarr¨®n. Entre Mazarr¨®n y Bolnuevo hay unos seis kil¨®metros, y una distancia similar separa el puerto de Mazarr¨®n de Mazarr¨®n.
? Factor¨ªa Romana de Salazones / Museo Arqueol¨®gico Municipal (968 59 52 42). Esquina calle de La Torre con calle de San Gin¨¦s. Puerto de Mazarr¨®n. Abre de 10.00 a 13.00 y de 17.00 a 20.00. Precio de entrada, 2,50 euros. Lunes cerrado.
Informaci¨®n
? Oficina de turismo de
Mazarr¨®n (www.mazarron.es; 968 594 426).
? Turismo de Murcia (www.murciaturistica.es; 902 101 070).
? Regi¨®n de Murcia (www.carm.es).
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