Un federalista contra un soberanista
Montilla y Mas rivalizan por mantener Catalu?a en la v¨ªa estatutaria o salirse de ella
Jos¨¦ Montilla intent¨® imprimir trascendencia a las elecciones de hoy asegurando que los catalanes deciden algo m¨¢s que un Gobierno para cuatro a?os. "Nos jugamos el futuro de toda una generaci¨®n", proclam¨® el presidente de la Generalitat nada m¨¢s convocar los comicios. Lo dijo porque los rigores de la crisis y de la deuda que arrastra la Generalitat obligar¨¢n a aplicar dr¨¢sticos e impopulares tijeretazos. Pero sobre todo porque, despu¨¦s de siete a?os marcados por la negociaci¨®n, aprobaci¨®n y posterior recorte del Estatuto de Autonom¨ªa, el mensaje independentista ha calado en sectores amplios de la sociedad catalana. Hasta tres partidos lo ponen como punto primero y casi ¨²nico de su programa.
Para el l¨ªder de CiU el Estatuto est¨¢ en v¨ªa muerta, y pide el concierto econ¨®mico
El jefe de filas del PSC se ha arrimado al federalismo para desmarcarse de ERC
Converg¨¨ncia i Uni¨®, que si los pron¨®sticos no fallan estrepitosamente se har¨¢ con el Gobierno catal¨¢n en pocas semanas, tampoco ha sido ajena a esta radicalizaci¨®n. Por primera vez tiene opciones de gobernar Catalu?a alguien que, como Artur Mas, afirma sin ambages que votar¨ªa "s¨ª" en un hipot¨¦tico refer¨¦ndum de independencia.
Artur Mas asegura que el Estatuto est¨¢ ya "en v¨ªa muerta" y se proclama independentista, aunque inmediatamente despu¨¦s aclara que no piensa convocar ahora un refer¨¦ndum de este tipo. El candidato nacionalista busca con ello repescar lo que pueda del discurso de Jordi Pujol, al que todos sus rivales le atribuyen el m¨¦rito de haber estado m¨¢s de 20 a?os en primera l¨ªnea pol¨ªtica sin que nadie supiera exactamente si era o no independentista.
Mas intenta presentarse, en definitiva, como el soberanista que llevan dentro muchos catalanes de tradici¨®n moderada. Votar¨ªan s¨ª a la independencia a condici¨®n de que no haya grandes estr¨¦pitos econ¨®micos ni divisiones en la sociedad. Ante la duda, mejor esperar. Y mientras tanto tratar de arrancarle al Gobierno central tantas competencias como sea posible. Se perfila, pues, una vuelta a la pol¨ªtica del peix al cove (p¨¢jaro en mano) que Jordi Pujol supo convertir en arte.
Mas, sin embargo, sabe que tiene que envolver su discurso con un papel diferente. El nuevo envoltorio lo puso el ¨²ltimo congreso de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de 2008. Desde entonces, el objetivo es lograr el "derecho a decidir", t¨¦rmino ambiguo que tanto sirve para reclamar la gesti¨®n de infraestructuras como para reivindicar un improbable refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n.
Pero si Jordi Pujol no logr¨® que Converg¨¨ncia tuviera un ¨²nico discurso en torno a estos asuntos menos a¨²n lo est¨¢ logrando Artur Mas. Si bien el entorno m¨¢s pr¨®ximo al candidato es claramente soberanista, comenzando por Oriol Pujol, hijo del ex presidente, no es menos cierto que el socio minoritario de la federaci¨®n nacionalista, Uni¨® Democr¨¤tica sigue apostando por el entendimiento con el resto de Espa?a.
La base com¨²n que han encontrado Converg¨¨ncia i Uni¨® es la reivindicaci¨®n de un trato fiscal para Catalu?a similar al del Pa¨ªs Vasco o Navarra, el concierto econ¨®mico. No han dicho c¨®mo conseguirlo, pero s¨ª han logrado convertir esta promesa en el eje de su campa?a.
El l¨ªder de los socialistas catalanes ha aprovechado las contradicciones internas de la federaci¨®n de Artur Mas para reprocharle que no hable claro. "?Est¨¢ o no CiU por la independencia de Catalu?a?", ha reiterado Montilla en todos sus m¨ªtines. El PSC presume de tener muy claro su modelo de encaje de Catalu?a en Espa?a. Montilla se proclama federalista, ahora m¨¢s que nunca para desmarcarse de sus socios de ERC, y su partido ha aprobado en sus congresos que se debe reformar la Constituci¨®n para jubilar el actual estado auton¨®mico e ir a una Espa?a federal. La reforma del Senado para convertir esta c¨¢mara en aut¨¦ntico reflejo del poder territorial deber¨ªa ser el primer paso.
Lo que no ha logrado el PSC es convencer de todo ello al PSOE, su partido hermano. Si el empuje de los socialistas catalanes fue decisivo para que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero alcanzara La Moncloa en 2004, el PSC ha asumido finalmente que la Espa?a Plural ha quedado relegada a un tercer plano en la agenda del presidente. Montilla promete que si gana intentar¨¢ que el PSOE vuelva a esta senda con la recuperaci¨®n de las partes del Estatuto recortadas por parte del Tribunal Constitucional. Enfrente tiene a Artur Mas, a quien el Estatuto se le ha quedado peque?o, y ya solo piensa en el concierto econ¨®mico.
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