El triunfo final del calvinista
Mas ha exhibido un temple de acero en su tercer asalto a la Generalitat
"Perdonad, pero tengo necesidad de deciros algo...". Un misterioso silencio se adue?¨® entonces del Palau Sant Jordi, que abarrotaban 20.000 simpatizantes, y Artur Mas, que nunca va con el discurso escrito en los m¨ªtines, se sac¨® una nota del bolsillo. Deb¨ªa sab¨¦rsela casi de memoria porque ni siquiera necesit¨® ponerse sus gafas de pasta negras tan kennedyanas. Quer¨ªa leer la dedicatoria que le hab¨ªa escrito en un libro a su mujer, Helena Rakosnik, en el que la defin¨ªa como coprotagonista de sus ¨²ltimos 30 a?os de vida. Cuando acab¨®, ante la sorpresa may¨²scula de todos, Mas ten¨ªa los ojos humedecidos y por una vez pareci¨® que este hombre educado no es un trozo de hielo.
Solo ¨¦l y sus ¨ªntimos sabr¨¢n lo que pas¨® en esos segundos por su mente pero quiz¨¢ todo el mundo interpret¨® que fue la liberaci¨®n ante las puertas de su apelada ?taca tras tantos sinsabores, dudas y derrotas acumulados desde 2003. Acostumbrado a reprimir la m¨¢s m¨ªnima emoci¨®n y tras dar en la campa?a una clase magistral de c¨®mo se controlan los nervios sin mover una ceja -se ha sacudido de encima sin despeinarse los ataques de los socialistas-, Mas demostr¨® que tambi¨¦n es humano.
Ganar dos veces las elecciones y no gobernar le ha hecho m¨¢s humilde
Hier¨¢tico, fr¨ªo, racional, austero, ahorrador, trabajador incansable, Mas es una suerte de calvinista que ha pilotado la nave de CiU siete a?os. Con un punto enigm¨¢tico, es muy introvertido hasta el extremo de que hace a?os no explic¨® a nadie que sus misteriosas escapadas eran para acompa?ar a su mujer a las sesiones de radioterapia por un c¨¢ncer de mama. Su vida es inexpugnable incluso para su propio partido, salvo para su amigo ¨ªntimo y senador Jordi Vilajoana. No es muy sociable y suele comer a menudo en su despacho del Parlamento. De vida espartana, cuentan que hace a?os le detectaron colesterol y le aconsejaron que olvidara el caf¨¦: pas¨® de tomar cinco a ninguno y se dedic¨® a una dieta de verdura y pan con tomate.
Nacido en Barcelona en 1956, en el seno de una familia burguesa, Mas estudi¨® en el Liceo franc¨¦s, del que ha heredado su obsesiva mentalidad cartesiana para estructurar sus discursos en apartados con llaves y subllaves. Y luego en el Aula, donde cursan las ¨¦lites de la ciudad. Luego se licenci¨® en Econ¨®micas. Casado y padre de tres hijos, a Mas se le conoce un paso poco afortunado por la empresa privada Typel, de la familia de Llu¨ªs Prenafeta, ex mano derecha de Jordi Pujol, al no evitar que fuera a la quiebra. Implicado en el caso Pretoria como su antiguo mentor, el ex consejero Maci¨¤ Alavedra, nunca ha renegado de su amistad con ambos. Tras ingresar en la pol¨ªtica por casualidad, Mas admite en el libro La m¨¢scara del Rey Artur, de Pilar Rahola, que no tiene el pedigr¨ª antifranquista ni tampoco de combativo nacionalista. Declarado independentista, Pujol le eligi¨® para modelarlo como su sucesor por encima de Josep Antoni Duran.
Al principio de su carrera fue conocido con el mote de Ken, el novio de Barbie, y satirizado en el programa Pol¨°nia, de TV3, como un pol¨ªtico arrogante. Las caricaturas no le hacen justicia porque contra lo que pueda parecer es educado, afable, cort¨¦s y poco engre¨ªdo, y repite hasta la saciedad que ha pasado 17 a?os en la oposici¨®n, entre el Ayuntamiento de Barcelona y el Parlamento.
"Soy gato escaldado", dec¨ªa estos d¨ªas cuando recordaba que ganar dos veces las elecciones no le sirvi¨® de nada. Quienes le conocen dicen que ha sido para bien porque, cuentan, ha aprendido y es mucho m¨¢s humilde. Es cat¨®lico y tras sus mensajes de no llamar a la revancha est¨¢ su sentido cristiano de la vida. Vive con su familia en un piso en la calle de Tuset, junto a la Diagonal, y, como buen franc¨®fono, uno de sus libros de cabecera es El Principito, de Saint-Exup¨¦ry, y Las flores del mal, de Baudelaire. Le apasiona tanto la poes¨ªa que es capaz de tragarse su timidez y declamar el poema Les tombes flamejants, de Gassol, ante 2.000 inmigrantes.
Le encanta jugar a tenis y esquiar con sus hijos, aunque por lo visto en Vic, en el que toc¨® el bal¨®n con unos periodistas, a este socio cul¨¦ no se le da mal el futbol y hoy ver¨¢ el Bar?a-Madrid de su vida en el Camp Nou tras haber coronado el risorgimento de CiU.
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