Maquiavelo, Churchill y Monnet
Jean Monnet es un desconocido para muchos. Habr¨ªa que editar un compendio asequible de sus 'Memorias' para que su pensamiento forme parte del tejido social y pol¨ªtico, como ya pasa con Maquiavelo y Churchill
Si comparamos a Maquiavelo con Monnet desde la consecuci¨®n de los objetivos pol¨ªticos que cada uno de ellos se propuso, no podemos menos de reconocer a Maquiavelo como un fracasado y a Monnet como un triunfador. Porque Maquiavelo, siendo un gran italianista que deseaba conseguir la unidad de su pa¨ªs bajo la dinast¨ªa de los M¨¦dicis, de tal modo ense?¨® a los pr¨ªncipes a fortificar su poder que retras¨® tres siglos la unificaci¨®n de Italia. No se reduce a ello la ceguera del diplom¨¢tico florentino. La expansi¨®n ultramarina de Espa?a por el Poniente, las conquistas territoriales de los otomanos por el Levante y el corte del flujo dinerario que llegaba a Roma desde Alemania, convertida en gran parte al luteranismo, fueron los factores del entorno que paralizaron a Italia y que a Maquiavelo se le escaparon quedando fuera de su an¨¢lisis.
El europe¨ªsta, adem¨¢s de hombre de acci¨®n, fue un notable fil¨®sofo del pragmatismo
Ser¨ªa eficaz disponer de sus reflexiones sobre la gigantesca obra de integraci¨®n europea
Monnet tuvo una visi¨®n m¨¢s aguda y m¨¢s profunda. Quiso someter a un poder supranacional las materias primas con las que en aquel tiempo se constru¨ªan los instrumentos de guerra. Al mismo tiempo, ide¨® un m¨¦todo para hacerlo de forma muy realista: una Alta Autoridad y un Consejo de Ministros que formaban un Ejecutivo bic¨¦falo contrapesado, europeo y nacional. Y as¨ª, convenciendo a los m¨¢ximos dirigentes pol¨ªticos, consigui¨® que una zona de grandes guerras, Alemania y Francia, se transformase en un ¨¢rea de paz y de integraci¨®n.
A la hora de contemplar, sin embargo, la presencia de ambos personajes en la posteridad, los papeles se invierten. Maquiavelo, como genio de la literatura, formula sus convicciones en El Pr¨ªncipe. El libro, de t¨ªtulo lograd¨ªsimo, recoge la reflexi¨®n sobre las distintas formas de ejercer el poder con una dimensi¨®n, estructuraci¨®n y capitulaci¨®n particularmente cuidadas. Alberga, adem¨¢s, un maximario muy bien distribuido. Todo ello ha hecho que la obra, aunque apoyada fundamentalmente en la historia, tenga una actualidad muy relevante. Traducida a m¨¢s de 50 lenguas, est¨¢ permanentemente presente en las librer¨ªas m¨¢s importantes de todo el orbe cultural.
No tuvo igual genio literario Monnet. Como ¨¦l mismo nos cuenta en el ¨²ltimo cap¨ªtulo de sus Memorias, antepuso los hechos detallados de toda su vida a lo que hubiera sido m¨¢s eficaz: una selecci¨®n de las reflexiones que le llevaron a realizar la gigantesca obra europea de integraci¨®n. Para ello, Monnet nos dice que no se considera apto. Declaraci¨®n del todo inexacta porque Monnet, adem¨¢s de hombre de acci¨®n, fue un notable fil¨®sofo del pragmatismo. La traducci¨®n de sus Memorias, a pesar de los grandes apoyos, no llega a las 10 lenguas. La edici¨®n en castellano, editada el a?o que Espa?a entraba en la Comunidad Europea, con pr¨®logo del entonces presidente del Gobierno Felipe Gonz¨¢lez (quien precisamente acaba de darnos a conocer "su idea de Europa"), est¨¢ desclasificada en la lista de obras de la editorial que la lanz¨®. Esperemos, con todo, que tan importante carencia, pueda ser cubierta pronto.
Un personaje, que cont¨® con las cualidades referidas, tanto de Maquiavelo como de Monnet, fue Winston Churchill. Para legar a la posteridad los hechos detallados de su vida en la II Guerra Mundial, escribi¨® unas memorias aparecidas en varios vol¨²menes. Antes de salir el ¨²ltimo, el sexto, recibi¨® el Premio Nobel de Literatura. A su gran capacidad pol¨ªtica un¨ªa su genialidad literaria.
Churchill no quiso que el testimonio de su obra pol¨ªtica y militar quedase en los anaqueles de las bibliotecas y de las universidades o en las mesas de los investigadores. Quiso hacerla m¨¢s asequible a todos. Por ello llam¨® a un periodista, Denis Kelly, y le encomend¨® que compendiase su obra de recuerdos La Segunda Guerra Mundial. Y las traducciones, las ediciones y las reimpresiones llenaron las manos de numeros¨ªsimos lectores. En el caso espa?ol hay ediciones en 2003, 2007, 2008. De esa forma, las traducciones de la obra de Churchill llegan a 22. Y la edici¨®n compendiada est¨¢ en lenguas como el ¨¢rabe, el catal¨¢n o el esloveno en las que no ha aparecido la obra completa. En el caso del h¨²ngaro, se tradujo primero la obra abreviada y unos a?os despu¨¦s la obra completa.
De las tres grandes personalidades de las que hablamos, el m¨¢s descolgado en la posteridad es Monnet, a pesar de ser quien de todos ellos se merece la palma. La obra pol¨ªtica que realiz¨® es m¨¢s positiva y m¨¢s genial. Pero sus Memorias, al igual que las de Churchill, necesitan el complemento del compendio asequible. No pueden quedar tratadas de forma algo parecida a como se hac¨ªa con la Biblia antes de la Reforma. Deben ser acercadas a la gente. Y para hacerlo, tenemos el ejemplo de Maquiavelo. Hay que hacer una obra de fondo y de forma muy manejable para que pase constantemente por las manos de los pol¨ªticos, de los diplom¨¢ticos, de los empresarios y sea m¨¢s traducida a otras lenguas.
En una faceta, Monnet se acerca bastante a Maquiavelo: el maximario. Probemos lo que decimos con algunos ejemplos. Tomemos algunas m¨¢ximas de Maquiavelo y, para no desentonar, con morbo: "Los hombres olvidan m¨¢s f¨¢cilmente la muerte de un padre que la p¨¦rdida de su patrimonio"; "Los hombres son siempre malos a no ser que los precisen a ser buenos".
Tomemos varias m¨¢ximas de profundo empirismo monetiano. Sobre la persona: "Es un privilegio haber nacido ser humano". Acerca del valor de la uni¨®n: "El m¨¢s hermoso oficio de los hombres es unir a los hombres [tomado de Saint Exup¨¦ry]". A prop¨®sito de la construcci¨®n de lo com¨²n: "En cualquier parte del mundo, lo que divide a los hombres puede llegar a serles com¨²n". Con respecto al cambio: "El progreso de los cambios se mide por la densidad de las resistencias". Sobre los pol¨ªticos: "Los hombres en el poder a quienes me dirijo, est¨¢n encantados de que los saquen de apuros, siempre que se les deje el beneficio de la soluci¨®n" y "no he conocido a ning¨²n pol¨ªtico que no fuera tremendamente egoc¨¦ntrico, y con raz¨®n: de lo contrario no habr¨ªa impuesto su imagen y su persona". Con respecto al m¨¦todo: "El enfoque de las cosas tiene a veces m¨¢s peso que las cosas mismas". Sobre el lugar de trabajo: "La disposici¨®n de los locales puede facilitar la del esp¨ªritu... Ante todo hace falta un comedor".
A partir, pues, de su pensamiento expresado en m¨¢ximas, punto de contacto con el pensador florentino, hay que introducir a Monnet en el tejido social de la pol¨ªtica y de la diplomacia de forma que, como ocurre con Maquiavelo, no salga jam¨¢s de ¨¦l. Los monetianos de todo el mundo, lo mejor que podemos hacer es poner en manos de todos la esencia de su pensamiento y de su actitud. Si no se hace el esfuerzo de potenciar tal merecimiento, mientras el libro de Maquiavelo seguir¨¢ siendo un libro de historia que sirve para la actualidad, el libro de Monnet ser¨¢ una obra de actualidad que solo servir¨¢ para la historia.
Ning¨²n europe¨ªsta puede aceptar que se produzca tan gloriosa condena. Tal vez pudiera la Fundaci¨®n Jean Monnet de Lausanne cuidar la realizaci¨®n de un compendio. Tan meritoria Fundaci¨®n podr¨ªa garantizar la calidad de un texto tipo, a partir de cuya oficialidad u oficiosidad surgieran traducciones a las mismas lenguas a las que ya se ha traducido el texto completo y a las otras varias lenguas europeas en las que, el padre de Europa, a¨²n est¨¢ ausente.
Santiago Petschen es catedr¨¢tico em¨¦rito de la UCM y Jorge Tu?¨®n, profesor de la Universidad Carlos III.
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