Las verdaderas aventuras de F¨ªgaro

Pierre Agustin Caron de Beaumarchais hizo lo que quiso. Fue maestro arpista, inventor relojero, diplom¨¢tico, editor, agente secreto, comerciante de armas y creador de F¨ªgaro, barbero inmortal, como cuenta ¨¦l mismo en esta comedia in¨¦dita cuyas primeras escenas se gastan en poner al p¨²blico en antecedentes sobre el personaje y su ¨¦poca. Hay poca acci¨®n en ese comienzo que Josep Maria Flotats intenta aligerar orquestando entradas y salidas r¨¢pidas, a la manera de la commedia dell'arte, y hay tambi¨¦n un vodevilesco episodio interpretado con desenvoltura por Mar¨ªa Ad¨¢nez, en el que Sacha Guitry se reivindica sin complejos como autor de comedias de bulevar.

Durante buen rato, Flotats es m¨¢s Guitry que Beaumarchais, a quien cabe imaginar como una s¨ªntesis entre F¨ªgaro y el conde Almaviva: el personaje del autor, que abre su montaje en un juego de teatro dentro del teatro, se le queda un tanto adherido, pero tampoco el texto, tan profuso en datos, da hasta ese momento para perfilar la personalidad vibrante del protagonista. Todo cambia en un instante durante el ingenioso e insolente di¨¢logo de Beaumarchais con Luis XV (Ram¨®n Barea): ah¨ª se acaba la ¨¢rida relaci¨®n biogr¨¢fica, comienza la acci¨®n hist¨®rica en tiempo presente y el espect¨¢culo remonta el vuelo.

Todo cambia en un instante durante el ingenioso di¨¢logo con Luis XV

En la escena de travestismo coprotagonizada por el misterioso caballero d'?on y su desconcertante criada (Richard Collins-Moore, gracios¨ªsimo), el Beaumarchais de Flotats exhibe ya el vigor del literato revolucionario y la curiosidad del amante dispuesto. Ra¨²l Ar¨¦valo imprime delicada ambig¨¹edad a su andr¨®gino antagonista y, entrambos, trenzan un sutil juego de seductor y seducido. Pero es durante la lectura de la declaraci¨®n de independencia de los EE UU cuando el perfil apasionado del hombre que escribi¨® el mon¨®logo prerevolucionario de Las bodas de F¨ªgaro adquiere todo su relieve.

Esta comedia biogr¨¢fica destila admiraci¨®n: Guitry, ¨¦l mismo amante plural, se sent¨ªa identificado con su proteico protagonista. Las sentencias que dice por su boca pueden ser de cualquiera de los dos. Tambi¨¦n Flotats entra en ese juego de espejos y retorna a su amada odiada Com¨¦die-Fran?aise a trav¨¦s de la escena del estreno de El barbero de Sevilla. Ezio Frigerio, cuyas po¨¦ticas escenograf¨ªas para el Piccolo hicieron ¨¦poca, se apunta esta vez a la moda verista de las proyecciones, que ofrecen cierta ilusi¨®n de realidad. Las escenograf¨ªas virtuales complican la labor del iluminador: la escena postrera, con Moli¨¨re bajo un cenital sobre un fondo mondo, luce pl¨¢sticamente por encima de las dem¨¢s.

El tronco del espect¨¢culo atrapa: es mucho m¨¢s teatral que El encuentro de Descartes con Pascal joven y resulta bastante ajustado en t¨¦rminos hist¨®ricos, aunque idealice el papel no peque?o que Beaumarchais jug¨® en la independencia de los EE UU. En la trouppe de 32 actores, destacan tambi¨¦n las actuaciones de Carmen Conesa, Ana Goya y Lander Iglesias.