Memoria de la diplomacia espa?ola
Las memorias de diplom¨¢ticos suelen resultar bastante ins¨ªpidas con sus narraciones de batallitas que, por lo general, s¨®lo interesan a los autores. No abundan las que resisten el paso del tiempo y menos a¨²n las que puedan convertirse en obras de referencia. En mi opini¨®n, durante un largo trecho al menos habr¨¢ que recurrir a las de M¨¢ximo Cajal. Fue el negociador jefe espa?ol del convenio de cooperaci¨®n para la defensa con Estados Unidos de 1988. Abarcan, por supuesto, otros ¨¢mbitos (sus embajadas en Guatemala, donde estuvo a punto de perder la vida, en la OTAN y en Par¨ªs), su desempe?o de la Subsecretar¨ªa de Exteriores y su "destierro" a los consulados de Montpellier y Lisboa en los a?os Aznar hasta su jubilaci¨®n.
Sue?os y pesadillas. Memorias de un diplom¨¢tico
M¨¢ximo Cajal
Tusquets. Madrid, 2010
376 p¨¢ginas. 20 euros
En mi entender, es veros¨ªmil que en lo que para m¨ª es el n¨²cleo de sus memorias, Cajal haya procedido como yo mismo he hecho en alguno de mis libros. Agarrarse al expediente y seguir su razonamiento, con sus altos y sus bajos. Ahora bien, parapet¨¢ndose detr¨¢s de las noticias aparecidas en los medios de comunicaci¨®n que, naturalmente, s¨®lo pod¨ªan contar una parte de lo que ocurr¨ªa, seg¨²n tuvieran o se apa?aran para conseguir informaci¨®n de buena mano.
Dado que la negociaci¨®n de 1985 a 1988 fue una de las m¨¢s tensas de la diplomacia espa?ola en nuestra generaci¨®n, y que culmin¨® con la victoria de los razonables deseos espa?oles, la reconstrucci¨®n de tal proceso consolida estas memorias como punto de referencia para quienes deseen meditar sobre el esfuerzo que cost¨® romper algunas de las cadenas heredadas del franquismo y que m¨¢s tarde abri¨® las puertas a una relaci¨®n bilateral razonable y, sobre todo, c¨¢lida.
Dicho lo que antecede, tambi¨¦n son muy de agradecer los recuerdos de Cajal de su ¨¦poca de embajador en la OTAN, en donde le toc¨® defender la orientaci¨®n de pol¨ªtica de seguridad que el segundo Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez puso en pr¨¢ctica tras el refer¨¦ndum sobre la permanencia de Espa?a en la Alianza en 1986. El tema abri¨® grietas en la sociedad espa?ola. Quienes sab¨ªan de ¨¦l o se han callado o lo han envuelto en una t¨ªpica cobertura ideol¨®gica. No en vano fue una victoria personal de Gonz¨¢lez, con la Alianza Popular de la ¨¦poca recomendando la abstenci¨®n.
A muchos compa?eros de Cajal, sobre todo en la derecha, no les gustar¨¢ este tipo de memorias. A los historiadores, s¨ª.
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