"No soy una deslenguada"

El primer d¨ªa que Mar¨ªa ?ngeles L¨®pez de Celis entr¨® a trabajar en La Moncloa la llev¨® su padre. Ten¨ªa 21 a?os. Pas¨® los siguientes 32 trabajando para cinco jefes de Gobierno y justo antes de irse, el pasado verano, escribi¨® Los presidentes en zapatillas (Espasa).

Entre sus jefes hubo uno que fue "como un padre" (Su¨¢rez), otro "con un gran sentido del humor" (Calvo Sotelo), luego un "seductor" (Felipe Gonz¨¢lez), uno con el que no tuvo mucho "feeling" (Aznar) y el ¨²ltimo, "un hombre tranquilo". As¨ª se resume la democracia en la intimidad.

"Tuve muchas dudas cuando me propusieron escribir el libro, yo ten¨ªa claro que quer¨ªa hacer una cosa muy blanca", dice la autora, que en los ¨²ltimos meses ha pasado de ser una completa desconocida a rechazar invitaciones de todos los programas tipo La noria. "Siempre he dicho que no; mi libro es un homenaje, no una venganza". Afirma que calla mucho m¨¢s de lo que ha escrito ("?con lo que yo he visto!"): "No soy una deslenguada, 32 a?os en La Moncloa ser¨¢n por algo".

La hija peque?a de Gonz¨¢lez dec¨ªa de ¨¦l: "Es uno de esos que hablan mucho"

Los perros de Aznar odiaban al vicepresidente ?lvarez-Cascos

"La er¨®tica del poder pasa factura a todos los pol¨ªticos", dice la secretaria

La frase que m¨¢s dijo en esos 32 a?os fue: "El presidente est¨¢ reunido"

Los presidentes en zapatillas es una suerte de Cu¨¦ntame vip. Recorre la historia de Espa?a desde la Transici¨®n aderez¨¢ndola con an¨¦cdotas: Adolfo Su¨¢rez "le pon¨ªa ojitos" a Gina Lollobrigida, los perros de Aznar odiaban a Cascos, a Zapatero le gusta Supertramp... En ¨¦l aparecen las primeras damas y los 21 ni?os que han vivido en La Moncloa. "La m¨¢s graciosa era la hija peque?a de Felipe", recuerda L¨®pez de Celis, "cuando le preguntabas a qu¨¦ se dedicaba su padre dec¨ªa 'es uno de esos que hablan mucho".

Tambi¨¦n hay chicha. La autora no lo niega: "Claro que hay gente a la que he tratado un poco peor... ?pero porque son as¨ª! El que quiera honores que se los gane". Entre los peor parados, Cascos ("lanzaba el tel¨¦fono contra la pared si no le cog¨ªan a la primera"), Ana Botella ("cambi¨® toda la decoraci¨®n y presidi¨® la ¨¦poca m¨¢s cortesana de La Moncloa") y Solana ("un discapacitado de alto standing"). "Ning¨²n aludido me ha llamado, pero s¨¦ que en La Moncloa no ha gustado la iniciativa", dice L¨®pez de Celis, que antes de publicar el libro pidi¨® el traslado y ahora es funcionaria en la Direcci¨®n General de Apoyo a las V¨ªctimas de Terrorismo. "De todos he intentado sacar su mejor cara", afirma; "Cascos tiene una gran val¨ªa pol¨ªtica, pero trabajar con ¨¦l es inaguantable; lo sabe todo el mundo, yo no descubro nada". Lo mismo dice de la an¨¦cdota que m¨¢s pol¨¦mica ha suscitado de su libro: cuando Felipe Gonz¨¢lez y Rosa Conde se reun¨ªan, echaban el pestillo. "Parece que he destapado la caja de los truenos", dice L¨®pez de Celis, "pero hace d¨¦cadas que todo el mundo sab¨ªa que manten¨ªan una relaci¨®n muy personal".

Aunque se confiesa de izquierdas ("mi padre dec¨ªa que era m¨¢s roja que el piment¨®n de La Vera"), asegura que no le cuesta mantener la objetividad, porque es lo que ha de hacer una secretaria de La Moncloa. Del que fue su lugar de trabajo echa de menos lo mismo que echa de m¨¢s, "a determinada gente". Su gran orgullo profesional: "Haber vivido la Transici¨®n en primera l¨ªnea". Y su espinita clavada, "no haber trabajado para una mujer presidente": "Como psic¨®loga me habr¨ªa gustado comprobar si existe esa diferencia de la que hablan".

"La er¨®tica del poder pasa factura a todos los pol¨ªticos", dice L¨®pez de Celis, que cree firmemente que el "s¨ªndrome de La Moncloa" perturba incluso a quienes no tienen apenas poder. Entre sus planes de futuro no est¨¢ la pol¨ªtica, aunque a veces esta vecina de Torrelodones se ha planteado intervenir en la vida municipal: "Hay un rodillo del PP desde hace 30 a?os y la gesti¨®n es desastrosa".

La secretaria ya tiene listo su segundo libro. Una novela sobre terrorismo que escribi¨® hace tres a?os. Cuando la fue a presentar a la editorial, le ofrecieron escribir Los presidentes en zapatillas. "?Claro que me sent¨® mal!", se r¨ªe L¨®pez de Celis, "se enteraron de qu¨¦ trabajaba y me lo propusieron en vez de publicarme lo que hab¨ªa escrito... en plan, 'de la novela ya hablaremos luego...". Al final la convencieron: "Quienes me conocen saben que no me puedo resistir a un reto".

El libro que al final escribi¨® es tambi¨¦n un homenaje a una profesi¨®n que mueve en la sombra los hilos del poder. Narra el secretariado desde que se usaba papel carb¨®n y tipex hasta que llegaron los primeros ordenadores. "La secretaria perfecta es aquella en la que su jefe conf¨ªa plenamente", dice. "Ha de ser muy lista, saber lo que ¨¦l quiere antes de que abra la boca y ser el parapeto de muchos que quieren acceder al jefe cuando no es el momento... hay que hacer de mala, vaya; para escribir bien en Word y hacer powerpoints vale cualquiera, lo importante es la confianza". ?La frase que m¨¢s repiti¨® en esos 32 a?os en La Moncloa? La secretaria no duda y con voz supercre¨ªble recita: "El presidente est¨¢ reunido".