"El euro no est¨¢ en m¨¢s peligro que otras divisas"
"Vamos a ver qu¨¦ tal va hoy". Como si se interesara por la salud de un viejo amigo, Romano Prodi (Reggio Emilia, 1939) revisa los valores del euro en la pantalla del ordenador. En la sede de la fundaci¨®n para la colaboraci¨®n entre los pueblos que fund¨® en Bolonia, il professore suspira aliviado: ha subido un poco. El ¨²nico hombre que logr¨® ganar a Silvio Berlusconi en las urnas [fue dos veces primer ministro de Italia, entre 1996 y 1998 y entre 2006 y 2008] presidi¨® la Comisi¨®n Europea justo mientras se hac¨ªa realidad el sue?o de una divisa com¨²n, entre 1999 y 2004. Hoy es profesor en la China Europe International Business School de Shangh¨¢i. "Estoy aprendiendo mucho. China es el futuro. Siempre que no se suicide", zanja. Luego cuenta una an¨¦cdota que refleja las diferencias entre dos mundos que empiezan a mirarse entre mil recelos: "Me preguntaba el ministro de Econom¨ªa de Pek¨ªn c¨®mo pod¨ªan las democracias occidentales pensar en tener una pol¨ªtica econ¨®mica seria con tantas elecciones de por medio". Se r¨ªe. "Hay que escuchar el serm¨®n aunque no te guste el predicador". Occidente no se encuentra, cierto, en su mejor momento, pero "Europa se ha construido a trav¨¦s de las crisis. As¨ª que vamos a salir m¨¢s fuertes".
"En Bruselas cada decisi¨®n se toma, si se toma, tras meses de tensiones"
"Espa?a no va a necesitar ning¨²n rescate, no est¨¢ la borde del abismo"
Pregunta. Esta crisis parece la m¨¢s grave desde el nacimiento del euro.
Respuesta. Si consideramos solo los datos, dicen que la zona euro est¨¢ mucho mejor que cualquier otra regi¨®n. El d¨¦ficit roza el 7% del PIB, mientras en EE UU o en Reino Unido tiene dos d¨ªgitos. Vista la crisis econ¨®mica, podr¨ªamos llegar a decir que estamos bien y no es as¨ª. Pero EE UU no recibe ataques y nosotros estamos en la l¨ªnea de fuego.
P. ?Por qu¨¦?
R. China, EE UU y, en general, los grandes protagonistas de la econom¨ªa actual ofrecen una pol¨ªtica unitaria, pueden formular soluciones r¨¢pidas. Pensemos, por ejemplo, en las medidas adoptadas por Obama o por el Gobierno chino nada m¨¢s arrancar la crisis. En Bruselas, en cambio, cada decisi¨®n lleva mucho tiempo. Se toma, si se toma, tras meses de tensiones que ponen en evidencia controversias y discrepancias.
P. ?Cree que Europa lleg¨® tarde al rescate?
R. S¨ª. En Grecia sobre todo. Las decisiones fueron m¨¢s r¨¢pidas sobre Irlanda, pero igualmente sacaron a la luz contrastes y diferencias entre los pa¨ªses miembros, acompa?adas por declaraciones que definir¨ªa, como poco, de incautas. Se aprueba un plan de 85.000 millones para Irlanda, pero el mensaje que se transmite al exterior es que no hay acuerdo.
P. ?A los especuladores?
R. Se trata de estructuras que operan en el mercado financiero apostando por la debilidad de uno u otro. Lo que tienen en com¨²n es que les interesa dividir porque as¨ª pueden atacar con mayor facilidad. Hay que unir las fuerzas, hacer comprender a los especuladores que lo van a tener crudo. Una buena idea es la agencia europea para la deuda que propone Mario Monti [el ex comisario, que hoy preside la prestigiosa Universidad Bocconi de Mil¨¢n, abog¨® por crear un organismo comunitario que emita bonos para financiar una parte de su deuda a los miembros que lo necesiten, con el l¨ªmite del 40% del PIB].
P. ?Ha actuado bien el BCE?
R. Creo que ha actuado con extrema fuerza en la compra de t¨ªtulos irlandeses y portugueses, capeando la hemorragia de principios de semana. Hace bien en intervenir sin emprender la pol¨ªtica de EE UU, basada en el aumento de masa monetaria.
P. ?Pero ser¨¢ suficiente?
R. No. Lo que necesita Europa es un proyecto com¨²n a largo plazo. Sin ello, no podemos tener una pol¨ªtica monetaria perfecta.
P. Si hablamos de la necesidad de pol¨ªticas comunes, esos problemas no son nuevos...
R. Siempre me pareci¨® est¨²pido el Pacto de Estabilidad. Y lo dije, atray¨¦ndome cr¨ªticas. A pesar de ser est¨²pido, era un instrumento ¨²til para tomarse el tiempo necesario para suplir el vac¨ªo pol¨ªtico. Pero los primeros en no respetarlo fueron Francia y Alemania. Contestaron que no era asunto de la Comisi¨®n y que cada Estado se las apa?ar¨ªa por su cuenta. Lo mismo pas¨® cuando propusimos que Eurostat controlara por lo menos el aspecto aritm¨¦tico de las cuentas de cada miembro. Los protagonistas de la Uni¨®n rechazaron la idea.
P. ?La crisis del euro describe, entonces, otra m¨¢s grave y antigua, la de la pol¨ªtica unitaria?
R. La est¨¢ dejando ver bien clara. Sin embargo, no hay ning¨²n elemento objetivo que nos lleve a decir que el euro est¨¢ en peligro m¨¢s que otras monedas.
P. Cuando habla de peligro, ?en qu¨¦ escenarios piensa?
R. Hay dos hip¨®tesis: tener dos monedas, un euro del Sur y uno del Norte de la UE. O un verdadero big bang que haga volver cada pa¨ªs a su antigua divisa. Las dos son impensables.
P. ?Por qu¨¦? Parece que habr¨¢ que convencer a los alemanes...
R. Alemania va a entender que el euro le conviene. Berl¨ªn experimenta una especie de escisi¨®n entre sus posiciones pol¨ªticas y los intereses de su comunidad empresarial. Es el euro el que multiplica su potencia econ¨®mica. Hay un ejemplo evidente: en 1970 un marco costaba 178 liras. En 1980 val¨ªa 474 y cuando en 1999 hice las cuentas con [el canciller Helmut] Kh?l hab¨ªa pasado a 990 liras. La mayor parte del super¨¢vit alem¨¢n se logra gracias a otros pa¨ªses del euro. Por eso me cuesta entender ciertas posiciones. Han sido intempestivas, inoportunas y han asustado a los mercados.
P. El euro tiene problemas de comunicaci¨®n, no parece que se venda bien de cara al electorado.
R. La tendencia es atender la urgencia y luego ver hasta las siguientes elecciones. En Alemania existe cierto populismo que presenta al pa¨ªs como un m¨¢rtir europeo: son los ¨²nicos que trabajan, que pagan y tiran de los dem¨¢s. Hay que explicarles que no es as¨ª. Sin duda desarrollan una funci¨®n proporcional a la grandeza de su econom¨ªa, pero costes y beneficios est¨¢n equilibrados. Entre el 50% y el 60% de su mercado est¨¢ en la eurozona, no fuera.
P. A pesar de las ventajas, la UE parece dividida como nunca.
R. Bueno, tambi¨¦n est¨¢n pasando cosas impensables hace un a?o. Se decidi¨® todos juntos el plan para Irlanda o instituir un fondo de salvaci¨®n...
P. ?Y ser¨ªa suficiente para salvar Espa?a? Por si acaso.
R. Espa?a no va a necesitar ning¨²n rescate. No est¨¢ en el borde del abismo. Tiene una deuda p¨²blica muy baja y sus dos bancos principales son saldos y equilibrados entre inversores nacionales y extranjeros. Pero es preciso continuar con la austeridad.
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