Los 'pasdaran' son el ariete de la penetraci¨®n de Ir¨¢n en Irak
Los cables revelan un entramado de intereses iran¨ªes en el pa¨ªs vecino al mando de la ¨¦lite de la Guardia Revolucionaria
"Desde 2008, el Ministerio de Asuntos Exteriores pasa los nombres de los solicitantes iran¨ªes de visados diplom¨¢ticos a la Embajada de EE UU para su revisi¨®n", expone la encargada de negocios estadounidense en Bagdad, Patricia Butenis, en un despacho de febrero de 2009 significativamente titulado Ir¨¢n en Irak: estrategia para presionar a la Fuerza Qods de la Guardia Revolucionaria. La Fuerza Qods es la rama de los pasdaran (como se llama en persa a los miembros de ese ej¨¦rcito ideol¨®gico), a la que se atribuye el cometido de extender la revoluci¨®n isl¨¢mica en el exterior, o al menos la influencia iran¨ª. El enorme flujo de despachos que genera la Embajada estadounidense en Irak describe un minucioso entramado de intereses iran¨ªes en ese pa¨ªs bajo control de la Fuerza Qods, pero tambi¨¦n el creciente hartazgo de los iraqu¨ªes con esa injerencia.
Bagdad somete a la Embajada de EE UU las solicitudes de visados diplom¨¢ticos iran¨ªes
La Guardia Revolucionaria realiza tanto labores "tradicionales de espionaje y apoyo a los extremistas violentos, como de respaldo a las actividades de penetraci¨®n econ¨®mica y cultural lo mismo leg¨ªtimas que malignas", explica Butenis. Para las segundas, la cobertura diplom¨¢tica resulta indudablemente ¨²til. De acuerdo con el texto, "en torno a un 20% de las peticiones
[iran¨ªes de visados diplom¨¢ticos] corresponden a personas vinculadas a la Guardia Revolucionaria o al Ministerio de Informaci¨®n y Seguridad" (servicios secretos). La embajadora en funciones cuenta que el Ministerio de Exteriores les ha comunicado que niega esos visados, pero no ha podido verificarlo.
Los cables identifican a la Fuerza Qods, y m¨¢s concretamente a su comandante jefe, el general Qasem Soleiman¨ª, como responsable final de la pol¨ªtica iran¨ª sobre Irak. Los diplom¨¢ticos tratan de establecer los objetivos ¨²ltimos de Teher¨¢n. Ah¨ª sus fuentes est¨¢n divididas, seg¨²n el momento, entre quienes les dicen que buscan su retirada y quienes consideran que quieren mantenerles ocupados para evitar un ataque contra Ir¨¢n.
Butenis subraya que en paralelo a la reducci¨®n de tropas, la embajada est¨¢ tratando de asegurarse de que "el Gobierno de Irak entienda que la actividad de la Fuerza Qods da?a a Irak". Pero la prioridad es "contrarrestar a los elementos proiran¨ªes que se han infiltrado en las fuerzas de seguridad". De ah¨ª que recomiende mantener la asistencia al Ministerio de Defensa y las ventas militares, que, asegura, "incrementar¨¢n la influencia de EE UU mediante el entrenamiento y el apoyo en Irak durante los a?os venideros".
"El hecho de se?alar la nefasta actividad iran¨ª a los dirigentes y la opini¨®n p¨²blica iraqu¨ªes ha tenido un impacto significativo en la disposici¨®n del Gobierno a hacer frente a Ir¨¢n y el rechazo p¨²blico a los intentos iran¨ªes de dominar la pol¨ªtica y la econom¨ªa iraqu¨ªes", escribe la diplom¨¢tica. En efecto, constata, las elecciones provinciales que se celebraron en enero de 2009 probaron que "la percepci¨®n de lealtad hacia Ir¨¢n es un lastre para los pol¨ªticos iraqu¨ªes". Ya un a?o antes el primer ministro, Nuri al Maliki, hab¨ªa reconocido la interferencia iran¨ª y el malestar que generaba en una reuni¨®n con el embajador Ryan Crocker y el general David Petraeus, entonces jefe de la fuerza multinacional.
En Kerbala, el principal santuario para los musulmanes chi¨ªes, los pasdaran utilizan las agencias de viaje que trasladan a millones de iran¨ªes cada a?o para asegurarse la influencia local. El Equipo de Reconstrucci¨®n Provincial (PRT en las siglas inglesas) se?ala a la empresa Shamsah Travel and Tourism como "una tapadera para los servicios secretos iran¨ªes". "Hasta 2006, respaldaba con torpeza a milicias como el Ej¨¦rcito del Mahdi y la Brigada Badr. A medida que los residentes de Kerbala se hartaron de la violencia y responsabilizaron a Ir¨¢n, Teher¨¢n opt¨® por el m¨¦todo m¨¢s sutil de emplear sus fondos para establecer relaciones con los gobernantes locales", explica un texto que Butenis remite en septiembre de 2008.
Sin embargo, el monopolio de Shamsah, que agrupa a 2.500 compa?¨ªas del pa¨ªs vecino, empieza a crear problemas con las peque?as empresas locales, que ven c¨®mo los iran¨ªes crean sus propios comedores, para los que importan la comida y hasta el personal. La embajada identifica Shamsah con Kosar, que "el Consejo Nacional de Resistencia de Ir¨¢n [grupo disidente de oposici¨®n armada que Ir¨¢n y EE UU consideran terrorista] describe como el brazo amable de la Fuerza Qods", una organizaci¨®n dedicada a facilitar apoyo log¨ªstico a los agentes iran¨ªes a trav¨¦s de negocios y actividades caritativas.
Pocos meses despu¨¦s, a principios de 2009, otro despacho, esta vez firmado por el embajador Crocker, se hace eco del "miedo de l¨ªderes religiosos de Nayaf a la dominaci¨®n ideol¨®gica iran¨ª". Los interlocutores, cuya identidad conviene no revelar para evitarles represalias, denuncian "el intento del Gobierno iran¨ª por extender su influencia" en esa ciudad, que rivaliza con la iran¨ª Qom como faro para los creyentes chi¨ªes del modo en que los cat¨®licos miran al Vaticano.
Uno de ellos, muy cercano a uno de los cuatro grandes ayatol¨¢s que lideran la hawza, o seminario, cuenta que Teher¨¢n financia a seminaristas iran¨ªes e instituciones locales con el fin de promover el principio de velayat-e faqih, el Gobierno del jurisconsulto que instaur¨® el ayatol¨¢ Jomeini en Ir¨¢n y que somete el poder pol¨ªtico a los cl¨¦rigos. Convencidos de que los "moderados" no pueden competir con el dinero iran¨ª, la fuente cuenta que los religiosos de Nayaf han pedido al Gobierno de Bagdad que no extienda los visados a los estudiantes iran¨ªes para limitar la influencia de su vecino.
Seg¨²n las estimaciones de la Embajada estadounidense, la asistencia financiera de Ir¨¢n a sus aliados iraqu¨ªes oscila "entre los 100 y los 200 millones de d¨®lares [entre 75 y 150 millones de euros] anuales, de los que 70 millones van a los cofres del CSII
[Consejo Supremo Isl¨¢mico de Irak] y Badr". Estas cantidades se refieren a grupos pol¨ªticos, pero no parecen incluir las organizaciones sociales y caritativas, cuya penetraci¨®n es m¨¢s opaca.
"Nuestras reuniones (...) reflejan una creciente tendencia en Irak: el desencanto de aquellos dirigentes chi¨ªes que se sienten marginados del proceso pol¨ªtico y consideran que el CSII y Daawa han utilizado sus cargos en el Gobierno para escribir normas que les favorecen", concluye Crocker. El embajador rechaza, sin embargo, la extendida interpretaci¨®n de que esos grupos est¨¢n controlados por Ir¨¢n y se?ala que "cada vez tienen m¨¢s en cuenta a sus votantes iraqu¨ªes". Incluso menciona que, en ocasiones, act¨²an contra los intereses iran¨ªes, como cuando apoyaron el Acuerdo de Seguridad entre Irak y EE UU (SOFA, en sus siglas inglesas).
"El principal obst¨¢culo pol¨ªtico para la Guardia Revolucionaria contin¨²a siendo la autoridad dominante y la credibilidad religiosa que encarna el gran ayatol¨¢ Ali Sistan¨ª", escribe Christopher Hill, el sucesor de Crocker, a finales del a?o pasado. Seg¨²n su an¨¢lisis, Sistan¨ª defiende una agenda iraqu¨ª chi¨ª m¨¢s amplia frente a la pol¨ªtica de subordinaci¨®n de los intereses iraqu¨ªes a los objetivos de Ir¨¢n. Tras el aplastamiento de las milicias sadristas en 2008, Teher¨¢n ha girado hacia el poder blando. El comercio bilateral ha alcanzado los 4.000 millones de d¨®lares, un 30% m¨¢s que en 2008. Un 48% de las importaciones iraqu¨ªes provienen de Ir¨¢n.
"La influencia de Ir¨¢n en Irak no debe sobreestimarse", concluye no obstante Hill. "A medida que el Gobierno de Irak cobra entidad, los puntos de divergencia entre Teher¨¢n y Bagdad se hacen m¨¢s evidentes en asuntos bilaterales tan delicados como el agua, los hidrocarburos, las fronteras mar¨ªtimas y la paridad pol¨ªtica". A la vez, los dirigentes iraqu¨ªes con lazos con Ir¨¢n temen ser tachados de lacayos iran¨ªes.
En cualquier caso, la influencia iran¨ª que reflejan los cables diplom¨¢ticos confirma que Irak se ha convertido en el campo de batalla de la rivalidad que enfrenta a Washington y Teher¨¢n desde la revoluci¨®n isl¨¢mica de 1979. El propio Ir¨¢n parece complacido con esa idea. "Hemos ganado a los americanos en Irak, la batalla final ser¨¢ en Ir¨¢n", cuenta el primer ministro de Qatar que le ha dicho el presidente iran¨ª, Mahmud Ahmadineyad, en febrero de este a?o.
Sin embargo, la confianza desbordante que proyecta Ahmadineyad parece poco arraigada. Hace tres a?os, a su regreso de un viaje "privado" a Teher¨¢n, el entonces vicepresidente iraqu¨ª Adel Abdel-Mehdi cuenta al embajador Crocker que los dirigentes iran¨ªes le han transmitido una creciente intranquilidad sobre lo que perciben como un aumento de la tensi¨®n entre Ir¨¢n y EE UU, y una posible guerra. Los interlocutores de Abdel-Mehdi, un chi¨ª ex comunista muy respetado en todo el espectro pol¨ªtico iraqu¨ª, han sido Ali Lariyan¨ª, entonces consejero de Seguridad Nacional; el ex presidente Ali Akbar Rafsanyan¨ª, el general Soleiman¨ª y el ministro de Exteriores, Manuchehr Mottaki, entre otros. El vicepresidente cuenta que Rafsanyan¨ª y Lariyan¨ª le pidieron que mediara ante sus "amigos estadounidenses" para una nueva ronda de conversaciones bilaterales.
Como resume Richard Olson, el embajador norteamericano en Abu Dabi, en un despacho del pasado febrero, Irak es "el bar¨®metro para Ir¨¢n".
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