La ambici¨®n del dibujante
Paco Roca (Valencia, 1969) aprendi¨® a dibujar copiando las historietas que m¨¢s le gustaban: el Capit¨¢n Trueno, el Jabato, Mortadelo y Filem¨®n, Sir Tim O'Theo... Imaginaba a sus creadores como hombres muy ricos y felices; su trabajo, como la mejor profesi¨®n del mundo, y la editorial Bruguera, donde publicaban, como la f¨¢brica de chocolate de Willy Wonka. Con ocho a?os dibuj¨® con unos rotuladores Carioca un par de historietas y las envi¨® a Bruguera. No obtuvo respuesta, pero aquel silencio, lejos de irritarle, aument¨® su fascinaci¨®n. Ahora, Roca se ha convertido en uno de los nombres m¨¢s importantes del c¨®mic en Espa?a. En 2008 gan¨® el Premio Nacional del C¨®mic con Arrugas, una novela gr¨¢fica en torno al alzh¨¦imer que ¨¦l, fiel a su vieja admiraci¨®n por la factor¨ªa Bruguera, denomina "tebeo". La curiosidad por ese mundo desaparecido ha sido el germen de El invierno del dibujante, su nuevo ¨¢lbum, sobre aquellos dibujantes que rodaron en papel otro No-Do, indispensable para comprender los a?os de posguerra y protagonizado por personajes inolvidables: Carpanta, Zipi y Zape, Do?a Urraca, las hermanas Gilda, Tribulete, Carioco, Gordito Relleno... La cr¨®nica m¨¢s veraz de la vida espa?ola, seg¨²n aseguraba V¨¢zquez Montalb¨¢n.
"Los dibujantes tuvieron que competir con Bruguera y con los personajes que hab¨ªan inventado y que no les pertenec¨ªan, eran ya parte de la cultura popular"
PREGUNTA.
El invierno del dibujante transcurre en Barcelona entre 1957 y 1959. ?Por qu¨¦ eligi¨® ese momento?
RESPUESTA. En 1957, cinco de los dibujantes estrella de Bruguera dejaron la editorial para crear la revista Tio Vivo. Escobar, Cifr¨¦, Pe?arroya, Conti y Giner se marcharon para controlar sus creaciones. Aquella aventura fue un anticipo de las reclamaciones sobre los derechos de autor. Por primera vez en Espa?a y en Europa los dibujantes gestionaban su propia revista, pero Bruguera hizo todo lo posible para que Tio Vivo no funcionara y a finales de 1958 regresaron. Si aquella aventura hubiera tenido ¨¦xito quiz¨¢ el tebeo habr¨ªa tomado otro derrotero m¨¢s maduro, como sucedi¨® en otros pa¨ªses.
P. En un chiste de Pe?arroya, un hombre mira el fondo de su taza y dice: "Cada d¨ªa consulto mi futuro en el poso del caf¨¦... y cada d¨ªa lo veo negro". Los nuevos dibujantes que entraron en Bruguera (Ib¨¢?ez, Raf...) tras la marcha de Pe?arroya y sus compa?eros no mantuvieron ese tono de cr¨ªtica social.
R. Representaban dos formas de ver los tebeos: la de Pe?arroya y sus compa?eros era mucho m¨¢s social; mientras que los nuevos, que no hab¨ªan vivido la guerra, hac¨ªan gags. Era una ¨¦poca de transici¨®n, en un par de a?os sucedieron acontecimientos que cambiaron la vida de los espa?oles: la aparici¨®n de la televisi¨®n, del seiscientos... Los viejos dibujantes se quedaron un poco fuera de esa nueva realidad. Carpanta, por ejemplo, continu¨® en una Espa?a que ya no pasaba hambre.
P. En
El invierno del dibujante aparecen la censura, un mensaje radiof¨®nico de Franco, referencias al paso por la c¨¢rcel de uno de los hermanos Bruguera y de algunos dibujantes como V¨ªctor Mora, Pe?arroya y Escobar
... Pero la novela no tiene un tono combativo, ni siquiera amargo.
R. Utilic¨¦ distintas tintadas para reflejar la ¨¦poca del a?o, pero sobre todo el estado de ¨¢nimo de los protagonistas. La tintada es rosa en la primavera de 1957, cuando idean la aventura; es cobre en verano, cuando la ponen en marcha, y gris en invierno, cuando asumen el fracaso y regresan a Bruguera. Esa tintada gris es el espejo de una ¨¦poca donde lo esencial era subsistir. La guerra estaba reciente, hab¨ªa miedo a algo abstracto como el poder, se buscaba no destacar para evitar que te cortaran la cabeza... Cuando los dem¨¢s pa¨ªses reconocieron al r¨¦gimen de Franco, perdieron la esperanza. Solo les quedaba agrisarse y aguantar o huir. El invierno a que hace referencia el t¨ªtulo es el de 1959, con la vuelta de los dibujantes a Bruguera, pero en realidad habla de un invierno muy largo porque la mayor¨ªa muri¨® antes de recuperar sus derechos de autor.
P. El a?o que dur¨® la aventura de
Tio Vivo debi¨® de ser apasionante, pero usted solo habla de su inicio y de su final.
R. Fueron m¨¢s importantes las intenciones que el resultado, que no fue tan innovador. Los cinco dibujantes tuvieron que competir con Bruguera, que ten¨ªa el monopolio infantil y juvenil de las distribuidoras y de los quioscos. Pero adem¨¢s tuvieron que competir con sus propias creaciones: los personajes que hab¨ªan inventado, y que no les pertenec¨ªan, eran ya parte de la cultura popular. Nadie sab¨ªa qui¨¦n era Escobar, aunque todos sab¨ªan qui¨¦n era Carpanta. Cuando regresaron a Bruguera, la editorial compr¨® la cabecera y la mantuvo como una de sus publicaciones. Para m¨ª lo esencial es la lucha que abrieron por la posesi¨®n de sus personajes. Fue un acto de valent¨ªa.
P. Imagino que la imagen id¨ªlica que ten¨ªa de Bruguera ha cambiado radicalmente.
R. Bruguera fue muy importante para la cultura espa?ola. Mis padres le¨ªan El Capit¨¢n Trueno, yo crec¨ª con esas y otras historias y mi sobrino ha crecido leyendo Mortadelo y Filem¨®n. Era una empresa mod¨¦lica: daba de comer a muchas familias y cuidaba a sus empleados, pero los dibujantes la ve¨ªan de una forma diferente. Ellos ced¨ªan las p¨¢ginas que entregaban y los personajes, y si la editorial publicaba varias veces la misma p¨¢gina no volv¨ªan a cobrarla.
P. Presta especial atenci¨®n a Escobar.
R. Admiro a Escobar: era un excelente dibujante, estuvo en la c¨¢rcel, era una persona comprometida, invent¨® objetos como un cine casero, fue dramaturgo y actor, ense?aba dibujo por correspondencia... Era un renacentista. Si lo hubiera conocido, habr¨ªa conectado con ¨¦l. Era el personaje perfecto para poner en su boca las reivindicaciones.
P. Tambi¨¦n se fija con m¨¢s detalle en Rafael Gonz¨¢lez, el director de publicaciones de Bruguera, y en V¨ªctor Mora, el redactor jefe.
R. Sucede con ellos como en La guerra de las galaxias: Rafael Gonz¨¢lez fue un Jedi que pas¨® al lado oscuro y se convirti¨® en el perro guardi¨¢n de la empresa, mientras que Victor Mora representa a Luke Skywalker. Mora cre¨® uno de los personajes m¨ªticos de la cultura espa?ola, el capit¨¢n Trueno, y luego huy¨® a Francia, donde escribi¨® novelas y guiones para c¨®mic. De ¨¦l obtuve mucha informaci¨®n porque sigue vivo y muy l¨²cido. En el caso de Rafael Gonz¨¢lez, la historia empieza y acaba con ¨¦l, su verdadero protagonista. Era un hombre con inquietudes art¨ªsticas, escribi¨® guiones, fue el creador de ese lenguaje tan peculiar de Bruguera que llamaba gendarmes a los polic¨ªas y piastras a las pesetas para burlar la censura... ?l se sent¨ªa m¨¢s cercano de los dibujantes que de los empresarios, pero opt¨® por la estabilidad familiar y econ¨®mica y eso le oblig¨® a actuar de manera contraria, lo que le debi¨® amargar bastante.
P. Se?ala a V¨¢zquez, autor de series tan populares como
Las hermanas Gilda o La familia Cebolleta, como el traidor que revel¨® a Bruguera los planes de sus compa?eros para crear Tio Vivo.
R. Era el dibujante estrella de la editorial, todos le imitaban, ser bueno o ser malo se basaba en parecerse a su estilo. Con ¨¦l pasaba como con Gonz¨¢lez: o era la persona m¨¢s encantadora del mundo o la m¨¢s vil. ?Traicion¨® a sus compa?eros? Es una hip¨®tesis. Escobar se lo coment¨® a una persona de la editorial y V¨ªctor Mora no lo sab¨ªa, pero me asegur¨® que V¨¢zquez lo hubiese hecho sin pens¨¢rselo lo m¨¢s m¨ªnimo. En cualquier caso, El invierno del dibujante es una obra de ficci¨®n, no un ensayo, y, aunque intento ser fiel a la realidad, interpreto, recreo y convierto a las personas en personajes.
P. Es curioso pensar que los perdedores fueron quienes se encargaron de entretener a la Espa?a que les hab¨ªa vencido.
R. Francisco Bruguera era republicano y acab¨® en la c¨¢rcel hasta que su hermano Pantale¨®n, que era nacional, lo sac¨®. Juntos se encargaron de la empresa. Casi todos los dibujantes de Bruguera eran republicanos y Francisco y Pantale¨®n crearon una especie de nido, de c¨²pula defensiva alrededor de ellos para protegerlos. A V¨ªctor Mora, por ejemplo, le pagaron los meses que estuvo en la c¨¢rcel.
P. Usted forma parte de una generaci¨®n de dibujantes que publican con ¨¦xito novela gr¨¢fica. ?Qu¨¦ les separa de aquella generaci¨®n de Bruguera y qu¨¦ les une?
R. El medio sigue siendo el mismo, pero las palabras "historieta", "c¨®mic" y "novela gr¨¢fica" marcan las fronteras. Ellos hac¨ªan historietas infantiles, no se planteaban hacer algo que no fuera interesante para un ni?o. El c¨®mic ya llega a otro p¨²blico porque habla de terror, de ciencia ficci¨®n, de sexo... Y luego surge la novela gr¨¢fica, que supone la libertad total para hacer lo que quieras y como quieras, sin limitaciones. B¨¢sicamente nos separa la ambici¨®n.
El invierno del dibujante. Paco Roca. Astiberri. Bilbao, 2010. 128 p¨¢ginas. 16 euros. www.pacoroca.com.
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