El primero que explic¨® Compostela
Jos¨¦ Mar¨ªa Ballesteros sum¨® 50 a?os de vida laboral como gu¨ªa tur¨ªstico en Santiago
"Caminante, no hay camino, se hace camino al andar". Con esa verdad revelada en verso por Antonio Machado tuvo que v¨¦rselas Jos¨¦ Mar¨ªa Ballesteros (Compostela, 1930) cuando entr¨® a trabajar en la Oficina de Turismo de Santiago, all¨¢ por el mes del Ap¨®stol de 1947. Por aquellos tiempos, a la Ruta Jacobea le faltaban peregrinos que fueran marcando la senda con sus pasos. De eso se ocup¨® el joven Ballesteros: con un mapa Firestone, ¨¦l mismo se hizo un plano del itinerario desde Roncesvalles que ense?aba a los escasos viajeros que llegaban a la ciudad. ?sa fue su causa durante medio siglo: hacer Camino hasta ganar el jubileo de la jubilaci¨®n.
La vida laboral de Jos¨¦ Mar¨ªa es extensa. Su primer trabajo fue de contable, hasta que consigui¨® el puesto de ordenanza en la Oficina de Turismo. El empleo era llevadero, porque escaseaban los viajeros, as¨ª que por las tardes estudiaba el bachillerato y aprend¨ªa franc¨¦s. Fue esta lengua la que le abri¨® las puertas para desempe?arse en su nuevo oficio: "Entonces no hab¨ªa ninguna gu¨ªa del Camino, as¨ª que tuve que traducir y copiar de mi pu?o una de Henri Daniel-Rops, y empec¨¦ a usarla como manual para dar las explicaciones a los turistas, junto al mapa que hab¨ªa pintado".
No hab¨ªa manuales del Camino y tuvo que traducir y copiar uno franc¨¦s
Dos reos holandeses que ven¨ªan a redimir sus culpas se dieron a la fuga
"Como llegaban pocos peregrinos, hab¨ªa tiempo para recibirlos con calma y hablar con ellos largo rato", recuerda. En los a?os cincuenta y sesenta, la gente viajaba en verano y sobre todo llegaban franceses: "Ellos fueron los pioneros; espa?oles, la verdad, casi no ven¨ªa ninguno".
Como ven¨ªan pocos, llamaban la atenci¨®n: "En una ocasi¨®n, una peregrina americana se aloj¨® en el Hostal [dos Reis Cat¨®licos]. Yo la llev¨¦ de paseo por Santiago y aquello fue un acontecimiento en la ciudad, porque era negra". En el registro de la mente de Jos¨¦ Mar¨ªa incluso se guardan las fechas. El 30 de diciembre de 1963 lleg¨® un peregrino japon¨¦s que quer¨ªa ver la apertura de la Puerta Santa: "Ven¨ªa a caballo y tuvimos que buscar un lugar donde hospedar al animal, porque no hab¨ªa ning¨²n sitio previsto, as¨ª que acab¨® durmiendo en la huerta del convento de San Francisco". Se hizo amigo del nip¨®n, Kumio Imaga, al que visit¨® en Par¨ªs.
Por esa ¨¦poca, no olvida tampoco a un joven franc¨¦s que le pidi¨® hacer una llamada a cobro revertido para pedir dinero a sus padres. Us¨® el tel¨¦fono y le pregunt¨® si ten¨ªan unas sobras para darle el perro que lo acompa?aba. "Cuando sal¨ª a la calle, se las estaba comiendo ¨¦l, as¨ª que me lo llev¨¦ a un bar cercano y le invit¨¦".
Tambi¨¦n gui¨® a peregrinos ilustres, como el presidente franc¨¦s Val¨¦ry Giscard, la reina Sof¨ªa o don Juan, el padre del Rey, del que le sorprendi¨® "lo grande que era y la atenci¨®n que pon¨ªa a todo cuanto le contaba". De una de estas visitas m¨¢s institucionales, le queda una an¨¦cdota que a¨²n le arranca una sonrisa. Fue en una visita de los presidentes de los Gobiernos preauton¨®micos. "Le estaba explicando el Camino a sus esposas, y cuando mencion¨¦ Jaca una de ellas me pregunt¨® si era la misma que la de la canci¨®n Mi jaca".
Historias as¨ª alimentaron las p¨¢ginas de la prensa compostelana de aquellos tiempos, ya que los periodistas se surt¨ªan de curiosidades en la Oficina de Turismo. Merecieron titulares dos presos belgas que ven¨ªan en peregrinaci¨®n a Santiago para redimir sus culpas. "Los trajo uno de los responsables de Prisiones del pa¨ªs, recuperando una antigua tradici¨®n". Y tambi¨¦n fueron noticia unos reclusos holandeses a los que la justicia de los Pa¨ªses Bajos quiso dar la misma oportunidad. "Estos se escaparon tan pronto como pisaron el Camino", cuenta Ballesteros.
Ahora, cuando pasea en verano por un casco viejo donde un negocio s¨ª y otro no se dedica a vender recuerdos, donde las papeleras no dan para m¨¢s y vomitan su contenido en las losas del suelo, Jos¨¦ Mar¨ªa recuerda que en su ¨¦poca los visitantes sol¨ªan comentar lo limpia que estaba la ciudad y las pocas tiendas que hab¨ªa. "Esto no es como Lourdes", le dec¨ªan.
A Ballesteros le enorgullece la difusi¨®n y la fama que ha alcanzado la Ruta Jacobea: "Me emociona ver a ilustres profesores extranjeros tan preocupados y sabiendo tanto del Camino, que sea ya un referente mundial". Pero al ver Compostela atestada, siente cierta inquietud. "El turismo es la gran industria sin chimeneas, por eso se apoya, pero se debe tener un sentido al hacer el Camino, no se trata de caminar por caminar", advierte.
Jos¨¦ Mar¨ªa nunca ha dejado sus huellas f¨ªsicas en el Camino Franc¨¦s, el que ¨¦l considera el verdadero itinerario jacobeo, "sin despreciar otras rutas". S¨ª lo ha recorrido, muchas veces, en coche. En su caso ha hecho Camino, aunque no haya sido al andar.
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