Noches blancas en el molino de papel
Esto era una casona tan vieja, tan fea y tan abandonada que nadie se fijaba en ella". Nadie creer¨ªa esta afirmaci¨®n cuando se abandona la carretera y, desde el estrecho camino, se atisba el Mol¨ª Blanc. Pero Meritxell Potet y Roger Figuerola, due?os de este encantador hotelito rural en Igualada (Barcelona), hablan con conocimiento de causa. En 2003 la pareja encontr¨® en ruinas este antiguo molino de papel de mediados del siglo XVIII. "Quer¨ªamos hacer algo personal, pero ninguna empresa entend¨ªa el concepto, as¨ª que nos pusimos nosotros a ello", explica Potet.
Manteniendo, y mostrando, las vigas maestras y las tradicionales b¨®vedas catalanas, fueron poco a poco reconvirtiendo la ruina en un hotel donde reina el buen gusto. Reconstruyeron el tejado; pintaron a mano, al modo de 1750, las 4.200 baldosas de los alerones; ampliaron los ventanucos y cubrieron de madera los suelos de piedra. Sutiles remodelaciones que mantienen la esencia de otra ¨¦poca con wifi en las 12 habitaciones dobles (cuatro de ellas superiores), terraza de verano y piscina en el jard¨ªn.
MOL? BLANC
Carretera Igualada-Sta. Coloma de Queralt, kil¨®metro 0,9. Igualada (Barcelona).
Tel¨¦fono: 938 01 91 79. Internet: www.moliblanchotel.cat.
Precios: la habitaci¨®n doble con desayuno, desde 108 euros m¨¢s IVA. Oferta de fin de semana: de viernes a domingo, dos noches de alojamiento, 144 euros. Desayuno, 8 euros. Cena, 20 euros.
Otra cosa dif¨ªcil de creer es que el apego que tiene esta familia por el viejo molino no les viene de tradici¨®n. Compraron el edificio en 2003 tras ganarse las simpat¨ªas del due?o con su comprometido proyecto. "Lo sentimos como si fuera nuestro de toda la vida", dice Meritxell Potet. Muestra de ello son el cari?o con el que cuidan el caser¨®n, el trato familiar, que no abrumador, con el que reciben a los hu¨¦spedes y los detalles en las habitaciones abuhardilladas del antiguo mirador, la zona del molino donde se secaba el papel.
El nombre de Mol¨ª Blanc se debe a que sus fachadas estaban esgrafiadas con mortero de cal blanca. Tras las peque?as ventanas, en las habitaciones aparece una tele de plasma, aire acondicionado y una incitadora ba?era ideal para compartir. Adem¨¢s, todas las estancias tienen despertador natural: el trino de los p¨¢jaros y el rumor del cercano r¨ªo Anoia. Esencia de la campi?a catalana a 60 kil¨®metros de Barcelona.
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