Dopaje y sociedad
El deporte es la forma en que la modernidad manifiesta su nostalgia del h¨¦roe. De un modo metaf¨®rico y virtual, el deporte revive aquel mundo ¨¦pico donde estaban claros los l¨ªmites del territorio y los miembros de la tribu, de cuyos valores comunitarios el h¨¦roe era el representante m¨¢s ¨ªntegro y armonioso.
Por su parte, el deportista no es s¨®lo una masa de m¨²sculos en lucha contra otros atletas o contra la gravedad de la tierra. Tambi¨¦n, como todos los hombres, es un concentrado de angustias y pasiones que, al mismo tiempo que necesita la adoraci¨®n ajena, cada d¨ªa es m¨¢s consciente de la responsabilidad que la sociedad carga sobre sus hombros. Al competir sabe que de ¨¦l depende algo m¨¢s que un simple resultado deportivo: seg¨²n su actuaci¨®n, entrar¨¢n en juego la alegr¨ªa o la tristeza, la decepci¨®n o el orgullo, el entusiasmo o la frustraci¨®n de la comunidad a la que representa.
Mientras el atleta agoniza, no puede dejar de escuchar los gritos retumbantes de la multitud: ?Corre m¨¢s r¨¢pido!
Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez escribi¨® 14 episodios sobre el gran ciclista colombiano Ram¨®n Hoyos a partir de una larga entrevista continuada durante cinco d¨ªas y durante cinco horas cada d¨ªa. Cada entrega est¨¢ dividida en dos partes. En la primera se transcriben, en primera persona, los recuerdos y las declaraciones de Ram¨®n Hoyos bajo el t¨ªtulo El triple campe¨®n revela su secreto. En la segunda, bajo el ep¨ªgrafe Nota del redactor, el periodista Garc¨ªa M¨¢rquez desarrolla sus observaciones en tercera persona.
Las ¨²ltimas frases de Hoyos, y del libro, son las siguientes: "S¨®lo que cuando pienso que tendr¨¦ que participar en otra Vuelta a Colombia me da una pereza terrible. Me alarma mi compromiso con el p¨²blico. Con este p¨²blico colombiano que cada d¨ªa exige m¨¢s y m¨¢s, cuando ya uno s¨®lo vive para darle a ese p¨²blico todo lo que puede".
Hace 55 a?os a¨²n no hab¨ªan estallado los esc¨¢ndalos de dopaje que tanto han ensuciado el deporte -sobre todo el ciclismo- en la ¨²ltima d¨¦cada, pero al leer estas frases se dir¨ªa que Garc¨ªa M¨¢rquez diagnostica una de las causas: la corresponsabilidad de la sociedad en esta plaga al exigir cada d¨ªa m¨¢s y m¨¢s de los deportistas, al reclamarles que batan r¨¦cords, que en cada salto vuelen m¨¢s, que cada vez corran m¨¢s deprisa. En alguna transmisi¨®n de ciclismo se ha o¨ªdo a un comentarista reprochar a los corredores que no aceleraran, aunque soplara en contra un viento capaz de arrancar secuoyas o el sol en lo alto los acribillara con lanzazos a 40 grados.
Si a esa presi¨®n social se le a?ade un obsesivo af¨¢n de triunfo, ?qu¨¦ f¨¢cil resulta dejarse seducir por la tentaci¨®n!, ?qu¨¦ f¨¢cil dejarse arrastrar por los cantos de sirena cuando se cree tener asegurada la impunidad y expedito el camino de regreso! Sobre todo cuando aparece cerca alguien con un malet¨ªn lleno de pociones m¨¢gicas.
Franz Kafka, quien, como Garc¨ªa M¨¢rquez, no cay¨® en la tentaci¨®n intelectual de desde?ar el deporte, escribi¨® en 1924, muy poco antes de morir: "(...) all¨ª donde la grandeza humana puede mostrarse sin empacho, es decir, sobre todo en el deporte, tambi¨¦n entra gentuza que, sin escr¨²pulos, sin ni siquiera levantar la vista seriamente hacia el h¨¦roe, busca ¨²nicamente su propio beneficio, inclinada sobre sus propios intereses, y en el mejor de los casos justifica su actitud alegando que lo hace por el bien general". Con su visionaria lucidez, Kafka acierta plenamente: estas palabras podr¨ªan haber sido escritas ahora mismo.
Estos argumentos no pretenden justificar ni a Marta Dom¨ªnguez ni a nadie. El dopaje es fruto de una decisi¨®n personal y, por tanto, concierne sobre todo al individuo que se deja arrastrar por la ambici¨®n, la avaricia, la vanidad o la egolatr¨ªa. Pero al juzgarlos no puede obviarse que tambi¨¦n influye en su decisi¨®n la presi¨®n colectiva que destila la melod¨ªa de la tentaci¨®n en los o¨ªdos del deportista predispuesto. Tambi¨¦n influyen las exigencias de una sociedad que, acostumbrada a consumir espect¨¢culo deportivo, exige del atleta siempre un poco m¨¢s, como el adicto que necesita incrementar la dosis para alcanzar el mismo grado de placer. Mientras ¨¦l agoniza sobre el tart¨¢n, el c¨¦sped o la carretera, no puede dejar de escuchar los gritos retumbantes de la multitud: ?Corre m¨¢s r¨¢pido! ?Golpea m¨¢s fuerte! ?Salta m¨¢s alto!
En el deporte, la limpieza y la belleza surgen cuando cada uno respeta sus l¨ªmites y acepta el lugar en que sus condiciones innatas, su capacidad de esfuerzo y sacrificio y el azar lo han colocado. Por eso s¨®lo hay una cosa m¨¢s ejemplarizante y admirable que un estadio puesto en pie aclamando al deportista o al equipo vencedor: un estadio puesto en pie aclamando al deportista derrotado. Esos gritos de reconocimiento hacia el esfuerzo y el juego limpio, al margen del resultado, ser¨ªan una formidable agencia antidopaje.
Eugenio Fuentes es escritor, autor de la novela Contrarreloj.
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