La debacle
En alg¨²n lugar de El juicio pol¨ªtico (FCE, 1987) explica Roland Beiner: "As¨ª pues, el espectador desinteresado revela el componente formal del juicio, a saber, la distancia. En cambio, el participante activo en asuntos mundanos muestra el requisito sustantivo del juicio, a saber, la experiencia". Distancia y experiencia: ellas son, pues, las condiciones plausibles del an¨¢lisis pol¨ªtico, a las que habr¨ªa que a?adir el peso de la intuici¨®n. Ya Maquiavelo reconoci¨® lo que ten¨ªa de arte el trabajo del Pr¨ªncipe que, al fin y al cabo, se distingue por intentar modelar la vida social, siempre tan pl¨¢stica y mudable.
En fin, todo parece indicar que el PSOE se dirige, con paso firme y sereno, cara a la debacle. Sus estrategas -si es que todav¨ªa queda alguien ah¨ª parecido a tal cosa- parecen confiar en esto: en que el PP asuste al respetable con sus inclemencias, en ponerle velas al santo Rubalcaba y en rogar por una pronta recuperaci¨®n econ¨®mica. Por supuesto, Dios no est¨¢ ya para tales macanas, as¨ª que lo que hay que esperar es un retroceso generalizado en las elecciones de mayo y la p¨¦rdida del Gobierno central. Despu¨¦s, algo parecido a un hundimiento pondr¨¢ a ese partido al borde del abismo. Seguir¨¢ los pasos de sus cong¨¦neres europeos, s¨®lo que un poco m¨¢s tarde. De ser el partido a priori destinado a ganar en Espa?a, pasar¨¢ a la oposici¨®n, tal vez por largo tiempo. Tal vez como el Partido Dem¨®crata italiano.
Los candidatos del PP o carecen de proyecto o tienen el mismo que se lee en 'ABC' o 'El Mundo'
El PP tendr¨¢ una oportunidad de oro, que -este puede ser el consuelo para la izquierda y los nacionalistas- seguramente desaprovechar¨¢. No cabe duda de que el fondo abisal de la sociedad espa?ola est¨¢ girando a la derecha, atizada, sobre todo, por la desabrida conciencia madrile?a que se identifica a s¨ª mismo con Espa?a. En esa ciudad, la gran beneficiada del Estado auton¨®mico, se ha hecho fuerte una visi¨®n que se difunde desde las p¨¢ginas de su prensa demag¨®gica. Es la voz del nuevo Trento liberal y centralista que tiene en Esperanza Aguirre a su papisa. Su mensaje cala. De hecho, no s¨®lo han ganado posiciones en las clases medias, tambi¨¦n lo est¨¢n haciendo en los cinturones obreros de las grandes ciudades al calor de la crisis. Pero esa fortaleza puede ser tambi¨¦n su debilidad. Aunque a los conservadores les bastar¨ªa con centrarse para recoger los frutos del brutal plan de estabilizaci¨®n que est¨¢ poniendo en pr¨¢ctica el PSOE -ellos s¨ª tendr¨¢n tiempo para hacerlo- sus demonios familiares pueden jugarles una mala pasada, como ya fue el caso en el segundo per¨ªodo de Aznar.
En todo caso, el futuro inmediato de Espa?a se juega entre tres v¨¦rtices: la sentencia sobre el Estatut, el cese de la violencia de ETA y los efectos profundos de la crisis econ¨®mica sobre la geograf¨ªa del poder. Hay que tener imaginaci¨®n para adelantar en la mente el significado de esos tres factores. Puede constatarse que CiU ha ganado las elecciones y que se ha producido una remontada del sentimiento soberanista en Catalu?a. Lo plausible es que el PNV retorne al Gobierno vasco y que la izquierda abertzale se siente en el pr¨®ximo parlamento de la comunidad. Sobre qu¨¦ significar¨¢ el juego entre el PP en el gobierno central, CiU en el catal¨¢n y el PNV en el vasco, se admiten apuestas.
Visto desde Galicia est¨¢ claro que estamos a punto de perder no un tren, sino varios. Por supuesto , nada de compararnos con vascos y catalanes, como en los viejos tiempos. Dejando al margen que eso ya parece indeseable a ojos de una parte considerable del pa¨ªs -el espa?olismo ha avanzado grandemente- el asunto es que el momento estatutario parece haber pasado. Ya no digamos el federal, que tendr¨ªa que ser el territorio com¨²n de socialistas y nacionalistas. Las voces, cada vez m¨¢s numerosas, que reclaman una reformulaci¨®n del mapa auton¨®mico no pueden tener ¨¦xito en el sentido de recortar el autogobierno vasco o catal¨¢n, pero s¨ª el de muchas otras comunidades nacidas por decreto. Es m¨¢s que probable que Galicia se quede en un discreto limbo, con una Xunta que se comporta como una mezcla de diputaci¨®n y consejo de administraci¨®n.
Es algo que agradar¨¢ a la gente que hoy se sienta en San Caetano. Al fin y al cabo, han sido los heraldos de la nueva era. Adem¨¢s, est¨¢ claro que este gobierno de tercera regional no tiene ninguna idea acerca de c¨®mo gobernar Galicia. Las soflamas de Feij¨®o acerca de la modernizaci¨®n del pa¨ªs se pierden por los vericuetos no s¨®lo de Louz¨¢n o Baltar, sino tambi¨¦n por los de Corina Porro o Carlos Negreira. O bien carecen de proyecto o bien el que tienen es el mismo que puede leerse cada ma?ana en las p¨¢ginas del ABC o El Mundo. No hay ni que decir que si Feij¨®o y los que le siguen han de cumplir sus ambiciones en la Villa y Corte no han de incomodar con galleguidades impertinentes y otras zarandajas. PP, CiU, PNV: las posibilidades de una regionalizaci¨®n de la derecha se reducen en un tri¨¢ngulo as¨ª. As¨ª que la Xunta intentar¨¢ desaparecer como actor pol¨ªtico.
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