"?He salido ileso!"
Enrique Morente super¨® el rechazo visceral de los puristas del flamenco hasta lograr llevar la tradici¨®n a su terreno - Los j¨®venes vieron un ejemplo en ¨¦l
"?He salido ileso!". Enrique Morente, fallecido el lunes en Madrid a los 67 a?os, acu?¨® esta frase -como acu?o su ya c¨¦lebre "Estamos vivos de milagro"- para describir las azarosas razones por las que resultaba indemne tras ciertos recitales. Porque conviene recordarlo: puede que ahora el mundo del flamenco lo despida con justos superlativos, pero hubo momentos, cuando despuntaba como un desafiante cantaor chaconiano, que ten¨ªa su m¨¦rito abandonar de una sola pieza seg¨²n qu¨¦ escenarios.
Nadie dijo que las carreras art¨ªsticas fueran a ser f¨¢ciles. Y la del creador de Omega (1996), su trabajo m¨¢s arriesgado, que fusionaba lo jondo con el rock alternativo, no iba a ser una excepci¨®n. Lo cuenta Tomatito, guitarrista de Camar¨®n hasta su muerte, y amigo de Morente durante d¨¦cadas. "Siempre fue pol¨¦mico por sus ideas avanzadas con respecto al cante. Con ¨¦l siempre hab¨ªa ese rollo entre los puristas que te despachaban un concierto con una sentencia: "?Pero si esto no vale n¨¢!". Tomatito sabe bien de lo que habla. Tambi¨¦n ¨¦l sufri¨® en sus carnes el rechazo de los ortodoxos del g¨¦nero. Cuando se grab¨® La leyenda del tiempo, de Camar¨®n, los gitanos devolv¨ªan perplejos los discos a las tiendas. Y ha vivido con parte de ese estigma los ¨²ltimos 30 a?os. La ira de los puristas a¨²n no ha dejado de alcanzarle y, lo peor de todo, todav¨ªa le da coraje. "Cuando present¨¦ en Sevilla el homenaje a Piazzola un espectador interrumpi¨® el concierto: '?Por qu¨¦ haces esa m¨²sica si lo tuyo son las buler¨ªas?".
Tomatito: "Siempre fue pol¨¦mico por sus ideas avanzadas sobre el cante"
Habichuela: "Lo hac¨ªamos de esc¨¢ndalo y nos pon¨ªan a parir"
No tuvo una buena relaci¨®n con la afici¨®n de Sevilla. Iban casi a pegarle
A los nuevos les daba sus gafas de sol para que no les cegara el amanecer
Tampoco Pepe Habichuela, guitarrista de c¨¢mara de Morente desde 1972 hasta 1985, ha olvidado los a?os en que iban a medias y ganaban 30.000 pesetas por gala. "Al final acabaron por aceptarnos pero estuvimos mucho tiempo que o pasaban de nosotros o, si actu¨¢bamos, nos daban una ca?a impresionante, m¨¢s por parte de la cr¨ªtica que de la afici¨®n. Eran muy severos, lo hac¨ªamos de esc¨¢ndalo y nos pon¨ªan a parir".
Ambos se conocieron en Madrid, en la ¨¦poca gloriosa de los tablaos. Habichuela tocaba en La bruja con La Paquera y Fosforito; Morente, en Zambra y Camar¨®n, en Torres Bermejas. A Morente sol¨ªa acompa?arle a la guitarra Manolo Sanl¨²car hasta que comenz¨® a ensayar con Habichuela. Se reun¨ªan por la tarde en el barrio madrile?o de Carabanchel y entraban en faena despu¨¦s del caf¨¦ con galletas que les preparaba la madre de Morente de merienda. Entonces a¨²n estaba soltero. "Luego se escap¨® con La Pelota (nombre art¨ªstico de la bailaora Aurora Carbonell) un d¨ªa antes de un concierto que ten¨ªamos en Almer¨ªa y cre¨ª que me iba a dejar plantado. Pero no, se present¨® a ¨²ltima hora y me dijo que hab¨ªa hecho una locura y que se iban a casar por la Iglesia".
Al Ronco del Albaic¨ªn le gustaba coger el cante de Antonio Chac¨®n y hacerlo a su manera. A principios de los setenta, a algunos cantaores y guitarristas se les puso un veto no escrito en muchas zonas de Andaluc¨ªa por una cuesti¨®n de conceptos est¨¦ticos o simplemente porque se hab¨ªan marchado a Madrid en busca de trabajo. "Se trataba de un p¨²blico no evolucionado, que no aceptaba a los m¨²sicos m¨¢s vanguardistas como Paco de Luc¨ªa, Morente, Lebrijano o Manolo Sanl¨²car", a?ade el periodista y flamenc¨®logo Jos¨¦ Mar¨ªa Vel¨¢zquez-Gaztelu. "El veto alcanzaba a los festivales flamencos que entonces se celebraban en muchos pueblos y que supon¨ªan mucho dinero en galas. Raramente participaban los excluidos". Entre los fijos destacaban Mairena, Naranjito de Triana, Jos¨¦ Menese, Pansequito, Turronero y Camar¨®n, el ¨²nico de los exiliados al que no le afectaba el veto.
Seguramente el caso m¨¢s duro fue el de Morente. El cantaor no tuvo hist¨®ricamente una buena relaci¨®n con la afici¨®n de Sevilla. En los a?os de mairenismo iban casi a pegarle s¨®lo porque representaba unos valores que no estaban en boga. Pero era irreductible. "Cre¨ªa totalmente en lo que hac¨ªa y luch¨® por ello. No le importaba el qu¨¦ dir¨¢n", recuerda Tomate. Habichuela a?ade: "Sol¨ªa decirme que lo mejor era no hacer caso y seguir con nuestra vida flamenca".
"Fue un estudioso y un raro, un tipo inquieto y listo al que era dif¨ªcil encajar en cualquier moda. Mucho antes de Omega ya hab¨ªa metido muchas cu?as modernas", recalca el periodista Juan Pablo Silvestre. La historia se puede contar de muchas maneras pero, en la versi¨®n de este agitador cultural, en Espa?a ha habido mucho desierto y gran parte del espect¨¢culo se aliment¨® de resistentes como Morente. En ese ambiente despuntaba el recientemente fallecido Mario Pacheco, creador del sello Nuevos Medios e impulsor del nuevo flamenco, que entonces se ganaba la vida como fot¨®grafo. Suyas son las portadas de Homenaje a don Antonio Chac¨®n y Despegando (a la que pertenece la foto que ilustra este art¨ªculo), ambos con Habichuela y de 1977.
Con la d¨¦cada de los ochenta, La Movida comenz¨® a invadirlo todo. Empezaba la decadencia de los tablaos y los gitanos ten¨ªan vetada la entrada en determinados bares. Tampoco las compa?¨ªas quer¨ªan grabar nada del flamenco joven que empezaba a despuntar. En medio de esa sequ¨ªa triunfaba un punto de encuentro como el Candela, regentado por Miguel Candela. All¨ª se juntaban con una botella de g¨¹isqui y cantaban y bailaban hasta bien entrada la madrugada. Morente, que ya estaba consagrado, oficiaba como maestro de ceremonias de las grandes promesas. Artistas como El Negri, Josemi, El Paquete, Antonio Carbonell, Juan Parrilla acud¨ªan all¨ª todas las noches a encontrarse con el maestro. ?l fue quien prendi¨® esa mecha. Era muy protector, les pagaba la pensi¨®n si lo necesitaban e incluso les prestaba las gafas de sol si hac¨ªa falta para que no les deslumbrara la luz del amanecer. Estaba a punto de nacer lo que luego se conoci¨® como el nuevo flamenco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.