Ciudadanos acogotados
Lejos de dar la sensaci¨®n de que sirven de ayuda, los principales partidos pol¨ªticos se encuentran en una deriva que pretende asegurar la anulaci¨®n del contrario, deslegitim¨¢ndolo y tratando de reducirlo a cenizas ante el electorado. El Partido Popular juega al aplastamiento del presidente del Gobierno y a dejarle, a ¨¦l y a su partido, sin margen alguno de maniobra. A su vez, el Ejecutivo y el PSOE utilizan las anteriores derrotas electorales de Mariano Rajoy para descartar sus posibilidades futuras. Ambas c¨²pulas partidistas bloquean la situaci¨®n de tal modo que los (otrora) denostados partidos nacionalistas constituyen ahora los reductos de sensatez a los que se recurre para aprobar medidas in extremis.
Las actitudes del PP y del PSOE en momentos tan duros no ayuda en nada a mejorar la confianza en Espa?a
Si el juego era arriesgado durante los primeros tiempos de la legislatura, ahora resulta dram¨¢tico porque se ejerce en medio de una profunda crisis de confianza. Ya ha pasado casi un a?o desde que las agencias de calificaci¨®n de deuda comenzaron a cuestionar la capacidad de Grecia para pagar. Ah¨ª comenz¨® una pesadilla festoneada de salvavidas lanzados a Irlanda y especulaciones sobre econom¨ªas demasiado grandes para caer, como las de Espa?a o Italia. La Uni¨®n Europea trata de parar la crisis de la zona euro, pero cada intento de retenerla contin¨²a sin convencer a los fieros mercados. En ese contexto, ?tiene sentido embalarse de nuevo hacia la crispaci¨®n pol¨ªtica? ?Aportan algo los comentarios de Mariano Rajoy sobre Consejos europeos "de urgencia", que se convocan porque hay malos Gobiernos, "como el espa?ol"? Y en cuanto a Zapatero, ?cabe cambiar tanto de actitud en los asuntos econ¨®micos y sociales, desbloqueando una reforma laboral y otra de pensiones -largamente aplazadas por falta de consenso social-, sin una clara explicaci¨®n de cada medida? Es insuficiente proclamar que el Gobierno har¨¢ lo necesario, "cueste lo que cueste" y "me cueste lo que me cueste".
No hace tanto tiempo de la ¨²ltima oleada de ofertas electorales a gran escala. Han transcurrido solo dos a?os y medio desde aquella suerte de subasta de promesas celebrada en las v¨ªsperas del 9 de marzo de 2008, la jornada de las ¨²ltimas elecciones generales. La inflaci¨®n estaba creciendo, el empleo ya no era tan bueno como en a?os precedentes (la tasa de paro se mov¨ªa en torno al 9%, menos de la mitad que la actual), pero el PSOE vendi¨® el balance de una econom¨ªa que hab¨ªa crecido a ritmos pr¨®ximos al 4% anual. Tambi¨¦n se aventaban las ventajas de una hucha, la que Pedro Solbes hab¨ªa acumulado gracias al super¨¢vit fiscal de aquellos a?os, con la que habr¨ªa recursos para proteger a las v¨ªctimas de la crisis incipiente.
Asombra rememorar aquel tiempo de pol¨ªticos ciegos respecto a lo que se ven¨ªa encima, que rivalizaban en ofertas para llenar el bolsillo de los electores, incluida la zanahoria de un par de millones de nuevos empleos. El Partido Popular prometi¨® rebajas de impuestos y subir al 25% la desgravaci¨®n fiscal en el IRPF para los intereses de los pr¨¦stamos hipotecarios. Hoy maldecimos la burbuja inmobiliaria y su alegre financiaci¨®n de los a?os anteriores. Y el PSOE ofreci¨® un programa expansivo en cuanto a los gastos, pero con voluntad de restringir los ingresos: parec¨ªa una antigualla aquello de que "bajar los impuestos es de derechas". Lo moderno era reducir la tarifa del IRPF, acentuar la rebaja del impuesto de sociedades y devolver 400 euros anuales a cada contribuyente. Ahora ha sido preciso subir dos puntos el IVA y cancelar de un plumazo los 400 euros, entre otras medidas urgent¨ªsimas.
La crisis econ¨®mica ha devuelto a la pol¨ªtica un protagonismo que hab¨ªa perdido. Pero es necesario que la pol¨ªtica se conduzca de un modo mucho m¨¢s serio y responsable. Deslegitimar al contrario y ense?ar zanahorias al elector no es una respuesta v¨¢lida para ciudadanos acogotados por el paro y los planes de austeridad. Menos a¨²n es de recibo la falta de solidaridad demostrada por los dirigentes en momentos tan duros.
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