Uno de los nuestros

Los grandes artistas nunca mueren. Hacen como que se van, pero ah¨ª quedan para siempre e incluso desarrollan una actividad m¨¢s intensa que en la vida mortal. Es lo que est¨¢ pasando ya, por ejemplo, con Enrique Morente, que en paz descansa. Pero el renacimiento de Morente no es solo porque haya muerto, sino porque era uno de los grandes, efectivamente. Eso lo sab¨ªa mucha gente desde hace a?os. Muchos m¨¢s lo empezar¨¢n a saber ahora. Bienvenidos al club.

Morente era una casi perfecta simbiosis de Granada y Madrid, dos ciudades que siempre han tenido una relaci¨®n muy especial. Se cas¨® con una gitana madrile?a de casta flamenca. Aqu¨ª viv¨ªan. Enrique estaba enamorado de Madrid. Era un aut¨¦ntico placer pasar con ¨¦l largas veladas en aquel Caf¨¦ del Foro inolvidable y en otros tugurios de Malasa?a. Era de esas personas que miran a los ojos, que saben escuchar, que jam¨¢s dicen una tonter¨ªa ni por equivocaci¨®n, que siempre tienen algo interesante que contar, algo interesante que hacer. Era un volc¨¢n de proyectos, a veces muy arriesgados y bellos.

Todos sus discos tienen algo especial y distinto. Recuerdo como si fuera ahora mismo cuando grab¨® con Sabicas el ¨²ltimo disco en el que interviene el genial guitarrista. Era en unos estudios del barrio de Chamber¨ª. A la puerta siempre hab¨ªa una UVI m¨®vil, porque el viejo estaba casi casi entre Pinto y Valdemoro. Morente estaba todos aquellos d¨ªas muy emocionado, consciente de que era lo ¨²ltimo que iba a hacer con el gran maestro. Interpretaron todos los palos. La UVI m¨®vil no tuvo que actuar. Y al terminar la grabaci¨®n los dos estaban encantados y felices.

Morente es una prueba m¨¢s de que Madrid es ahora la capital del flamenco. Adem¨¢s, qu¨¦ co?o, Enrique Morente no ha muerto. Es uno de los nuestros y siempre lo ser¨¢.