Progreso global para todos
A punto de cerrar 2010, tenemos la oportunidad de reflexionar sobre los retos de la pr¨®xima d¨¦cada y la forma en la que los progresistas queremos abordarlos. Por eso, la Fundaci¨®n IDEAS y el Center for American Progress organizaron recientemente un encuentro internacional en Nueva York al que asistieron l¨ªderes de primer nivel como Clinton, Blair, Gonz¨¢lez o Rasmussen. Los reunidos establecieron un di¨¢logo intergeneracional fruct¨ªfero del que ya pueden extraerse algunas conclusiones.
En primer lugar, compartimos que el origen de la crisis se debe al reciente periodo de pol¨ªticas conservadoras y neoliberales. Los l¨ªderes reunidos fueron protagonistas de las mejores pol¨ªticas progresistas durante los a?os noventa. Obtuvieron logros ampliamente reconocidos en t¨¦rminos de crecimiento econ¨®mico, empleo, equilibrio de las finanzas p¨²blicas y cohesi¨®n social. El camino para conseguirlo fue la promoci¨®n de los mercados inclusivos, de la responsabilidad social de las empresas, la profundizaci¨®n en la calidad democr¨¢tica y el desarrollo de un Estado generador de nuevas oportunidades y mejores garant¨ªas sociales. Como resultado, una mayor¨ªa de ciudadanos comenz¨® a vivir mejor y a mirar de forma m¨¢s optimista al futuro.
La austeridad fiscal no es un fin en s¨ª mismo. Y debe estar repartida entre todas las capas sociales
Sin embargo, tras los atentados del 11-S, las fuerzas neoconservadoras encontraron la posibilidad de desarrollar una agenda mucho menos ambiciosa para las aspiraciones de la mayor¨ªa y concentrada en el populismo pol¨ªtico, el proteccionismo econ¨®mico y la desconfianza social entre los seres humanos. En t¨¦rminos pol¨ªticos, se ampli¨® la desregulaci¨®n financiera, proliferaron los intereses corporativos y se redujo el apoyo a los m¨¢s d¨¦biles, mientras se constru¨ªa una nueva ilusi¨®n financiera. Y en t¨¦rminos an¨ªmicos la sensaci¨®n de riesgo y temor aument¨®. All¨ª se incub¨® la crisis que hoy vivimos, no solo en su dimensi¨®n econ¨®mica, sino tambi¨¦n en su fuerte dimensi¨®n social y medioambiental.
En segundo lugar, nuestros debates coincidieron en otra importante conclusi¨®n. Hoy vivimos en un contexto mucho m¨¢s complicado, porque a los problemas descritos se unen transformaciones estructurales asociadas a la cat¨¢strofe clim¨¢tica, los movimientos demogr¨¢ficos y los cambios tecnol¨®gicos. Adem¨¢s, el tablero de juego para encontrar nuevas soluciones ya no es local sino global. El reto de los progresistas hoy consiste en contrarrestar las pol¨ªticas conservadoras de recortes da?inos e injustificados con una agenda de reformas innovadora que ofrezca un futuro mejor. Y, mientras aprendemos de las experiencias de nuestros ¨¦xitos pasados, no debemos sucumbir al deseo nost¨¢lgico de proponer las pol¨ªticas que tuvieron ¨¦xito en un mundo que ya no volver¨¢.
Nuestro encuentro no qued¨® en la resignaci¨®n. Ante las dificultades no podemos esconder la cabeza o reducir nuestra acci¨®n a la defensa de conquistas pasadas. La salida no est¨¢ en el proteccionismo, ni en el miedo a las econom¨ªas emergentes, ni en el desprecio a la diversidad cultural, ni en los recortes hacia los m¨¢s d¨¦biles. Esa es la agenda del inmovilismo conservador, y los progresistas nos caracterizamos por la mirada audaz y responsable hacia adelante. Nuestras respuestas siempre han tenido ¨¦xito cuando han ofrecido una visi¨®n optimista de un futuro basado en los valores de la libertad, la justicia social, las oportunidades y la convivencia. Esos valores siguen siendo fundamentales y por ello nuestra tarea m¨¢s urgente es encontrar los nuevos instrumentos que hagan posible su plena realizaci¨®n.
En primer lugar, coincidimos en que la austeridad fiscal es bienvenida siempre que los esfuerzos est¨¦n repartidos entre todas las capas sociales, y siempre que generen espacio fiscal para acometer las inversiones econ¨®micas y sociales del futuro.
En segundo lugar, esa austeridad no es un fin en s¨ª mismo, sino que debe ir acompa?ada de reformas en una econom¨ªa m¨¢s sostenible y en una nueva sociedad que conceda oportunidades a todos. Las nuevas industrias verdes, la expansi¨®n de los sectores dedicados a la cohesi¨®n social, y el apoyo a todas las innovaciones tecnol¨®gicas son pol¨ªticas muy rentables econ¨®micamente si est¨¢n dise?adas con un enfoque dinamizador. Es la clave para recuperar el empleo y aumentar la calidad de vida de la clase media.
Y por ¨²ltimo, si queremos que los cambios tengan un car¨¢cter progresista y mejoren la seguridad de todos, precisaremos una cooperaci¨®n institucional, una mejor gobernanza global y una mayor solidaridad internacional.
Los progresistas ya se han enfrentado muchas veces en la historia al reto de restaurar la esperanza y las oportunidades y volveremos a hacerlo. En esta ocasi¨®n, no lo haremos de forma aislada, sino en asociaci¨®n con los dem¨¢s. Porque, aunque a¨²n las decisiones pol¨ªticas sean locales, todos los problemas y las soluciones son globales. Queremos que esta nueva iniciativa de Progreso Global, que volver¨¢ a reunirse en Madrid en la pr¨®xima primavera, sea el foro adecuado para articular todas esas respuestas de futuro de forma compartida. Y haciendo honor a la mejor tradici¨®n progresista, invitamos a todos a aportar su esfuerzo y sus mejores ideas en este proceso que ahora comienza.
Jes¨²s Caldera es vicepresidente de la Fundaci¨®n IDEAS. John Podesta es presidente del Center for American Progress. Tambi¨¦n lo firman Carlos Mulas, director ejecutivo de la fundaci¨®n, y Matt Browne, investigador del centro. Este art¨ªculo marca el lanzamiento de la nueva Iniciativa de Progreso Global, organizada por ambas instituciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.