?A qui¨¦n le tocar¨¢ la loter¨ªa?
De cena de empresa en cena de empresa, hemos llegado a las v¨ªsperas del gran d¨ªa de la salud, el trabajo y la familia.
-E tocouche loter¨ªa?
-Si ho, a do Neno, se toca.
-O raro ser¨ªa que tocase. O importante ¨¦ que haxa sa¨²de.
-E traballo.
-E que a familia siga ben.
En unas horas, contemplaremos como la lluvia de millones diluviada "a capela" por los ni?os de San Ildefonso se derrama, como siempre, sobre los peque?os bares y comercios de alg¨²n desconocido barrio del Madrid profundo, o los patios machadianos de cualquier pueblo de la Andaluc¨ªa m¨¢s cascabelera, o los talleres y academias de idiomas de la Catalunya m¨¢s atareada. En una tierra tan poco sonre¨ªda por esa combinaci¨®n de estad¨ªstica y fortuna que es la loter¨ªa, no cabe mejor momento para preguntarse a qu¨¦ juegan nuestros sufridos l¨ªderes y si llevan n¨²meros bonitos, de esos que cantados ya suenan destinados a salir.
El BNG prefiere apostar por la oposici¨®n frontal a Zapatero, con la bendici¨®n de la derecha de orden
Sobre los gustos loteros de Feij¨®o, se apuntan dos tendencias. El d¨¦cimo lo compra en Madrid y su n¨²mero empieza con Rajoy y acaba -literalmente- con Zapatero. La desgracia del inquilino de La Moncloa supone la ventura del exiliado en Monte P¨ªo. Con perd¨®n, Rajoy es su "gordo". De ah¨ª sus desvelos por no perder n¨²mero en la cola de aspirantes a protagonizar el marianismo, fustigando sarc¨¢stico e implacable la agon¨ªa del zapaterismo. A fin de cuentas, su trabajo aqu¨ª ha terminado. Desarmado el Consorcio, desactivado el decreto del galician language by imposition y repartido de nuevo el viento por qui¨¦n correspond¨ªa, el proyecto estrat¨¦gico de la democracia feijoniana est¨¢ completo, con la excepci¨®n anecd¨®tica del Audi invendible; ni renovando las ayudas a la compra por tercera vez hay manera de coloc¨¢rselo a alg¨²n nuevo rico. Ahora todo es rutina y aburrimiento. Dos a?os m¨¢s de austeridad y heroica lucha contra el pertinaz localismo, o el baltarismo y su falta de democracia en el PP de Ourense, consumir¨ªan la paciencia de la mism¨ªsima Rosal¨ªa. Adem¨¢s, conducen irremediablemente a la melancol¨ªa. O a paradojas como aprobar las directrices del territorio que construir¨¢n Galicia en red. Era justo lo que nos faltaba luego de la mara?a de cambios en la Lei do Solo, ejecutada en oleadas por la democracia feijoniana. Ni el mism¨ªsimo Spiderman podr¨ªa gestionar tanta telara?a.
El V¨¢zquez socialista, en cambio, ha preferido adquirir su suerte aqu¨ª. Sabe bien que ¨²ltimamente de Madrid s¨®lo vienen desgracias y malas noticias. No aspira al Gordo. Le vale la pedrea. Su oportunidad para consolidar su liderazgo en comisi¨®n de servicios, pasa por aprovechar ahora que sus competidores destinados en Madrid andan distra¨ªdos con el diferencial de la prima de riesgo con Alemania, o programando el PowerPoint para convencer a los chinos para que inviertan sus millones en el AVE a Lugo. El cuestionado triunfo del principio "un hombre, un cargo" es como si le tocase un reintegro del liderazgo.
El nacionalismo no lleva d¨¦cimos este a?o. S¨®lo participaciones. El V¨¢zquez nacionalista lidera una organizaci¨®n que no aspira a gobernar. Eso complicar¨ªa la vida y exigir¨ªa tomar decisiones. Su objetivo es condicionar a quien gobierne. Un objetivo m¨¢s apa?ado y que preserva la pureza ideol¨®gica. A diferencia de los nacionalistas vascos o catalanes, que compran billetes porque saben que para ganar hay que jugar, ha preferido apostar por participaciones en la ofensiva de oposici¨®n frontal a Zapatero lanzada desde la izquierda m¨¢s exquisita, con la bendici¨®n de la derecha de orden. Una estrategia que acaba de dar en Catalunya boyantes dividendos a Esquerra o a Iniciativa. A falta de proyecto para ganar la hegemon¨ªa exterior, se compite ferozmente por la hegemon¨ªa interior. Eso explica que se arrastre antes el santo tribunal de la santa inquisici¨®n nacionalista a gallegos viejos como Monteagudo o Reixa, mientras se convierte en hero¨ªna de la clase trabajadora a una sufrida controladora de 300.000 al a?o, comparando el secuestro expr¨¦s de los controladores durante el puente de la Constituci¨®n, con la estrategia de quiebra sindical aplicada por Reagan en la Norteam¨¦rica de los ochenta. Cosas veredes, amigo Sancho.
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