"Temen a los delincuentes"

Los parlamentarios de mi pa¨ªs temen de tal manera a los delincuentes -y lo que es m¨¢s grave: no temen que ¨¦stos los apiolen, como en M¨¦xico, sino simplemente que no les voten- que ni siquiera se atreven a aprobar una t¨ªmida ley que limite un poco sus fechor¨ªas. A m¨ª me gustar¨ªa que me salieran gratis la comida y el alquiler, que son indudablemente m¨¢s b¨¢sicos que lo vagamente denominado "cultura" y es m¨¢s bien entretenimiento. Me encantar¨ªa "descargarme" cuanto compro y consumo sin pagar un c¨¦ntimo, y no veo por qu¨¦ no puedo hacerlo mientras los cobardes y desaprensivos pol¨ªticos de mi pa¨ªs permiten que mi trabajo, y el de los m¨²sicos y cineastas, s¨ª sea pirateado y saqueado. ?Por qu¨¦ el nuestro y no el del panadero, el casero, el tendero de la esquina o el banquero?

Acabo de terminar una novela que me ha supuesto dos a?os largos de tarea. Como el robo legalizado de literatura no es a¨²n tan general como el de cine, televisi¨®n y m¨²sica, supongo que la publicar¨¦ dentro de unos meses en Espa?a. No creo que pueda hacer lo mismo con la siguiente, mientras nuestros pol¨ªticos delincuentes -tambi¨¦n son delincuentes los c¨®mplices, quienes protegen y amparan el delito, en lugar de impedirlo- sigan ech¨¢ndose a temblar como flanes ante la beligerancia de los piratas y ladrones. S¨®lo me quedar¨¢n dos opciones: o no escribir m¨¢s, o publicar mis libros en ingl¨¦s, franc¨¦s, alem¨¢n, italiano o esloveno -donde no queden a la intemperie-, pero nunca, parad¨®jicamente, en la lengua en la que habr¨¢n sido escritos.