De fiesta con Kate y William

El pr¨®ximo 29 de abril ser¨¢ fiesta nacional en el Reino Unido con motivo de la boda del pr¨ªncipe William con Kate Middleton. La pareja ya ha dado v¨ªa libre a sus compatriotas para que se acerquen a festejarlo con ellos a la abad¨ªa de Westminster, donde en 1947 Isabel II, a la saz¨®n abuela pol¨ªtica de Kate, eligi¨® darle el s¨ª al duque de Edimburgo. No cabr¨¢ un alfiler en Londres ese d¨ªa de primavera, por eso y para los viajeros que sientan curiosidad hacia los lugares emblem¨¢ticos para la real pareja y opten por visitar la ciudad en cualquier otro momento sugerimos algunos puntos de peregrinaje.

Si bien Kate procede del condado de Berkshire, el pr¨ªncipe William es londinense de pura cepa: naci¨® a dos pasos de la estaci¨®n de Paddington, en el hospital St. Mary's, al igual que su hermano Harry. En la bulliciosa Praed Street se halla la entrada del edificio m¨¢s antiguo de los que componen el gran complejo hospitalario. En su fachada veremos una placa azul de esmalte que nos insta a mirar dos ventanas m¨¢s arriba: all¨ª, en su laboratorio, el doctor Fleming descubri¨® la penicilina en 1928. Su lugar de trabajo ha sido reconstruido con toda la memorabilia de tubos y microscopios que el cient¨ªfico pose¨ªa y es hoy sede del Museo Alexander Fleming, el lugar id¨®neo para seguir con emoci¨®n la trayectoria de una colonia de hongos que creci¨® por casualidad en una placa de cultivo londinense y que a¨²n hoy sigue salvando miles de vidas humanas.

Uniformes en Notting Hill

Volvamos a Kate y William: la infancia de Miss Middleton transcurri¨® en un colegio campestre en el pintoresco Marlborough, mientras que el pr¨ªncipe curs¨® sus estudios primarios en Wetherby, una escuela para varones situada en un edificio decimon¨®nico pintado de blanco y vainilla en el barrio de Notting Hill, concretamente en el n¨²mero 11 de Pembridge Square. Las chaquetitas grises con ribete rojo de sus pulcros alumnos y el jard¨ªn privado que se encuentra en el centro de la plaza muestran con claridad que nos hallamos en una zona exclusiva de Londres. Para paliar un poco la calma residencial que all¨ª se respira, la cercana calle Westbourne Grove nos ofrece una oferta gastron¨®mica amplia y, en la esquina con Ledbury Road, un ¨¢rea comercial refinada que da fe de la creciente natalidad del barrio, por la presencia abrumadora de faldones y ropa infantil en sus escaparates.

En cambio, el colegio donde William realiz¨® sus estudios secundarios est¨¢ muy cerca de Windsor, a tiro de piedra del castillo donde su abuela pasa algunos fines de semana. Se trata de Eton, el internado brit¨¢nico donde se han educado la mayor¨ªa de los pr¨ªncipes y miembros de la ¨¦lite brit¨¢nica. Muchos de sus visitantes lo encuentran parecido a un college oxoniense, con su claustro, su capilla y sus aulas vetustas y pintorescas, con pupitres de madera vieja donde figuran, grabados en fuente Times New Roman, los nombres de los miles de alumnos que han ido pasando por all¨ª desde 1440, cuando el rey Henry VI decidi¨® fundar la instituci¨®n. El peque?o pueblo donde se halla el internado, y del cual recibe su nombre, es la versi¨®n 3-D de la Inglaterra tradicional, con salones de t¨¦, sastres que a¨²n trabajan artesanalmente, una calle principal coqueta y algo cursi.

Si bien el flechazo entre Kate y William tuvo lugar cuando ambos estudiaban en la vetusta St. Andrews, una especie de Universidad de Salamanca de las highlands escocesas, ambos retomaron poco despu¨¦s su vida londinense. William vive con su padre y su hermano en Clarence House, un palacio que mira a St. James's Park y cuyo interior se puede visitar solamente durante el mes de agosto, si se planea con antelaci¨®n. ?Sera William un asiduo visitante del ICA, el centro de cultura contempor¨¢nea situado a escasos metros de su palacio, en The Mall? No lo descartamos, pues es uno de los puntos de encuentro de la modernidad culta londinense por sus ciclos de cine, exposiciones y conciertos; adem¨¢s, le queda muy cerca casa.

'Aloha' real

Donde muchos londinenses s¨ª aseguran haber visto a la pareja en cuesti¨®n es en el Mahiki de Dover Street, el bar m¨¢s hawaiano de la ciudad. Con sus juncos, su correspondiente "Aloha" escrito en la entrada y una extensa carta de c¨®cteles individuales o colectivos, servidos, c¨®mo no, en pi?as, cocos, tikis y otros recipientes de est¨¦tica polinesia, es desde luego el lugar id¨®neo para que los pr¨ªncipes se alejen por una noche de bebidas patrias como la Beefeater o el whisky destilado en Escocia. Al salir de ¨¦l nos toparemos con la amplia avenida Picadilly, cuyo origen est¨¢ en la concurrida y neonizada Picadilly Circus. Una vez all¨ª, las galer¨ªas comerciales cubiertas de finales del XIX, que har¨ªan las delicias de Walter Benjamin, nos sirven para resguardarnos del cl¨¢sico chaparr¨®n ocasional. Burlington Arcade, al lado de la Royal Academy of Arts, es la m¨¢s representativa, con sus fabricantes artesanales de zapatos, Church's y Harry's, que son la quintaesencia de lo british. En la sofisticada pasteler¨ªa Napket, a dos pasos, afirman bien claro lo que sirven: snob food (comida esnob). El gui?o nos sirve como desaf¨ªo para entrar a probar sus muffins caseros rellenos de puerro y queso y sus enormes merengues. Y puestos a imitar a la realeza, crucemos la calle y vayamos a Fortnum and Mason, en el n¨²mero 181, que lleva m¨¢s de 300 a?os surtiendo de tes, galletas y cestas de pic-nic a la Casa Real brit¨¢nica.

Si nos quedan energ¨ªas para seguir los pasos noct¨¢mbulos de la pareja, debemos acudir sin falta a su club favorito: el Boujis de South Kensington. Al entrar, nosotros s¨ª tendremos que someternos al juicio de los porteros, que valorar¨¢n si poseemos tanto glamour como la real pareja que tanto lo frecuenta. Pero si hay fumata negra no hemos de preocuparnos: Londres es inmenso y encontraremos otros sitios a nuestro gusto, probablemente al este de la ciudad, que es donde casi todo est¨¢ sucediendo en este momento.