Refundar el PSOE
Pronunciada el 28 de diciembre, la frase de Zapatero sobre su retirada hubiera podido tener cierta gracia. En las circunstancias actuales, sirve ¨²nicamente para echar le?a al fuego de la p¨¦sima situaci¨®n que atraviesa la pol¨ªtica socialista y para ofrecer una muestra m¨¢s de su ensimismamiento. Por lo menos, su alarde permanente de firmeza serv¨ªa para dejar al descubierto el vac¨ªo pol¨ªtico de Rajoy, obsesionado con pedir una y otra vez nuevas elecciones generales. La esperanza tantas veces evocada de una recuperaci¨®n impulsada desde Europa se convirti¨® en un mantra in¨²til, pero quedaba la posibilidad de salvar la cara a¨²n en la derrota de mayo, asumiendo el coste de los dictados europeos, con un tajo a las prestaciones sociales inferior al que impondr¨ªa el PP. Ahora parecemos entrar en la incertidumbre, creada por un hombre que solo piensa en s¨ª y para s¨ª. Broma o no, Zapatero decidir¨¢ solo, con acertijo incluido, y sobre todo con plena independencia de lo que suceda. En plena tormenta, el capit¨¢n elegir¨¢ el momento de abandonar el barco.
El PP encuentra as¨ª un nuevo argumento para incrementar su pressing, con total indiferencia ante lo que pueden costar hoy su mensaje de inseguridad y su permanente insolidaridad en temas de Estado de cara a la valoraci¨®n de la econom¨ªa espa?ola en Europa. Logremos con nuestras declaraciones y nuestros medios un vuelco en la imagen p¨²blica de los controladores para mostrar que el caos lo provoc¨® el Gobierno, ya que as¨ª aumenta su desprestigio y los trabajadores del aire podr¨¢n por fin hacer una huelga legal; opong¨¢monos a aplazar la jubilaci¨®n a los 67, acusando a ZP de "los recortes sociales" (progresistas que somos); protejamos a los piratas de pel¨ªculas; apuntemos por si acaso que un eventual fin de ETA no ser¨ªa suficiente y que mientras eso sucede el Gobierno probablemente negocia, y si tal cosa no hace, es obligado pensarlo. En suma, cuando menos merece el PP llegar al poder, m¨¢s cerca est¨¢ de lograrlo.
Lo cierto es que al Gobierno y al PSOE no les queda otro recurso que asumir de antemano las derrotas por venir, evitando los discursos triunfalistas del pasado e intentando minimizar aquellas con una gesti¨®n eficaz y transparente hasta las elecciones, si es que Zapatero resucita y logra componer el t¨¢ndem con Rubalcaba que pareci¨® dar un nuevo impulso con el cambio de Gobierno. Y sobre todo conviene preparar el cambio en la mentalidad y en el funcionamiento del partido, percibiendo el enorme coste que tuvo aceptar una disciplina de hierro, impuesta por un l¨ªder cuya limitada capacidad estuvo encubierta por su palabra y su control de la organizaci¨®n. No hacen falta liebres mec¨¢nicas, sino gestores eficaces y apertura del partido, al modo de las primarias de Madrid. Siempre sin nervios. Alg¨²n refuerzo de veteranos desplazados tampoco vendr¨ªa mal de cara al futuro. Zapatero sin duda no escuch¨® la vieja advertencia de Georges Brassens contra el culto ciego a la juventud: "Quand on est con, on est con", la estupidez no tiene edad.
A pesar de todos los errores y del repliegue social reciente, el PSOE representa concepciones de la pol¨ªtica y la sociedad espa?olas centradas en la modernidad y en la defensa del Estado social de derecho, mientras las r¨¦moras del pasado en el fondo y en la forma, los usos de la gente de bien de la oligarqu¨ªa tradicional, con toda su dureza ahora envuelta en neoliberalismo, siguen siendo el patrimonio del PP. El cambio apuntado en 1996-2000 qued¨® truncado. Vale la pena evitar que establezca un prolongado monopolio del poder en Espa?a.
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