La guerra de ETB
La guerra que se viene librando en ETB desde el mismo instante en que se produjo el cambio de Gobierno ha trascendido ya p¨²blicamente. Los partidos y los sindicatos nacionalistas acusan al actual Gobierno y a la nueva direcci¨®n del ente de querer controlarlo y de incompetencia a la hora de gestionarlo. La acusaci¨®n, que en principio es un clamoroso ejemplo pr¨¢ctico de la verdad del dicho sobre el fraile que piensa que todos son de su aire, porque hay que tener mucha desfachatez para imputar a los dem¨¢s lo que has estado cometiendo durante 30 a?os, patentiza que el prop¨®sito real del ataque no es sino mantener el control sobre una ETB concebida y gestionada al servicio de la llamada construcci¨®n nacional, tal y como la conciben los nacionalistas, los ¨²nicos responsables de que hoy tengamos una televisi¨®n vasca politizada, plagada de militantes y activistas del nacionalismo, muy poco competitiva y car¨ªsima.
Ahora bien, al hilo de esta pelea pol¨ªtica en torno a ETB surge una cuesti¨®n de mayor inter¨¦s: ?ETB es un servicio p¨²blico o m¨¢s bien un ejemplo de intervencionismo p¨²blico prescindible?
Cuando tanto se discute sobre la necesidad de revisar y remodelar el llamado Estado del bienestar, parece conveniente determinar previamente cu¨¢ndo estamos ante un servicio p¨²blico, universal y b¨¢sico, donde es insoslayable e insustituible la actuaci¨®n del Estado, y diferenciar estos supuestos de aquellos otros en los que no es imprescindible, ni siquiera aconsejable, que intervengan los poderes p¨²blicos. Solo as¨ª podremos estar en condiciones de conseguir una ¨®ptima asignaci¨®n de los ingresos p¨²blicos, objetivo a perseguir en cualquier ¨¦poca y situaci¨®n, y con mayor motivo en los ciclos de depresi¨®n econ¨®mica.
Antes de plantearse cualquier recorte en los servicios p¨²blicos que configuran el Estado del bienestar habr¨¢ que llegar tanto a conseguir una mayor eficiencia en el gasto como a saber cu¨¢les son esos servicios. Pues bien, si por servicio p¨²blico se entiende aquel que busca satisfacer una necesidad b¨¢sica que s¨®lo el Estado puede cubrir con car¨¢cter universal, esto es, a todos los ciudadanos, en mi opini¨®n, y con la salvedad que luego se dir¨¢, ETB no lo es tal y como est¨¢ configurada en la actualidad.
ETB, al igual que otras televisiones auton¨®micas, no se crea para satisfacer una necesidad b¨¢sica, universal o com¨²n a todos los ciudadanos que solo los poderes p¨²blicos pudieran atender, porque esa necesidad como tal no existe, y en todo caso hoy ya est¨¢ cubierta, como lo demuestran inequ¨ªvocamente los datos de audiencia despu¨¦s de la revoluci¨®n que ha supuesto la televisi¨®n digital. Basta con examinar el contenido de la programaci¨®n para comprobar que la televisi¨®n aporta cada vez menos al conocimiento, a la educaci¨®n y a la cultura de los ciudadanos. Y el contenido informativo, cada vez menos relevante en una oferta volcada a entretener y divertir, a menudo con un bajo nivel de calidad, no justifica la proliferaci¨®n de cadenas p¨²blicas generalistas, como si de una nueva prensa del Movimiento se tratara, en una sociedad plural donde la informaci¨®n es cada vez m¨¢s abierta y accesible.
En la batalla por ETB no est¨¢ en juego el bienestar de la sociedad vasca, sino el inter¨¦s por utilizar una plataforma de propaganda y de adoctrinamiento, al servicio de una determinada ideolog¨ªa, de una manera de entender la informaci¨®n y la producci¨®n de la cultura. ETB es un fracaso costos¨ªsimo en t¨¦rminos de cohesi¨®n social, de integraci¨®n y pluralismo, y lo seguir¨¢ siendo, gobierne quien gobierne, mientras no cambie de ra¨ªz el concepto de lo que tiene que ser una televisi¨®n p¨²blica en Euskadi, y se cambie profundamente la estructura y la organizaci¨®n del ente. Sin ese cambio, jam¨¢s se conseguir¨¢ que ETB deje de ser el campo de batalla que hoy es, y jam¨¢s ser¨¢ un ente al servicio de todos, con una rentabilidad social razonable, en vez de un codiciado juguete que pagamos todos para beneficio de unos cuantos. Ha llegado el momento de reflexionar y abrir un debate serio y tranquilo sobre el futuro de ETB, si de verdad se quiere resolver el problema de fondo existente.
En mi opini¨®n, solo hay un ¨¢mbito en el que ETB es necesaria: el euskera. En una sociedad biling¨¹e, con dos lenguas propias, una televisi¨®n en euskera es imprescindible, tanto para hacer efectivo el derecho a elegir la lengua de acceso a este medio como para la promoci¨®n de la propia lengua.
Esta si es una necesidad social relevante, que solo puede ser satisfecha, al menos en este tiempo, por los poderes p¨²blicos vascos. Pero el resto de la actividad de ETB es perfectamente prescindible o privatizable. Con un solo canal, ya sea en euskera ¨ªntegramente, o coexistiendo con unos informativos en castellano y con unas normas y criterios de elecci¨®n de sus ¨®rganos de gobierno que contribuyeran a sustraer al ente de la lucha pol¨ªtica partidaria, tendr¨ªamos una televisi¨®n p¨²blica suficiente y ¨²til, y que seguir¨ªa avanzando hacia ese objetivo de la mejor asignaci¨®n y mayor rentabilidad social de los recursos p¨²blicos.
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