Roma ve otra persecuci¨®n

La Iglesia cat¨®lica se siente asediada, acosada y en peligro de extinci¨®n. La persecuci¨®n fan¨¢tica a sus misioneros y monjas de frontera no deja de crecer. En 2009, 37 religiosos fueron asesinados y varios miles se vieron forzados a huir de sus lugares de residencia. En los ¨²ltimos d¨ªas, Benedicto XVI ha llamado a "poner freno" a la plaga de intolerancia que sufren los cristianos en Palestina, Arabia Saud¨ª, Egipto, L¨ªbano, Sud¨¢n, Siria, Indonesia, Tailandia, Nigeria, China, Turqu¨ªa, Marruecos, Argelia, Pakist¨¢n, India, Sri Lanka o Laos. Ayer mismo, en el mensaje de Navidad desde la Bas¨ªlica de San Pedro, el Papa rez¨® por la paz en Oriente Medio alentando a los cat¨®licos de Irak y de China a resistir la persecuci¨®n. Benedicto XVI hizo un llamamiento al respeto a todas las religiones.

El Papa equipara el fundamentalismo religioso con el "laicismo agresivo"

Un experto achaca la situaci¨®n a "una educaci¨®n equivocada"

La lista de pa¨ªses donde los critianos sufren intolerancia es cada vez m¨¢s larga, y ya no se limita a los Estados isl¨¢micos. Aunque el Papa est¨¢ especialmente preocupado por Oriente Pr¨®ximo donde, seg¨²n dijo el lunes, hablando ante la curia en pleno, "los cristianos son la minor¨ªa m¨¢s oprimida y torturada". El Vaticano siente que la cristianofobia est¨¢ tambi¨¦n en aumento en los pa¨ªses europeos. Ante sus cardenales, el papa Benedicto XVI afirm¨® que el laicismo agresivo es tan da?ino como el fanatismo religioso, pues "ambos representan formas extremas de rechazo del pluralismo leg¨ªtimo y del propio principio de laicismo".

En el mensaje escrito para el D¨ªa Mundial de la Paz de la Iglesia Cat¨®lica Romana, que se celebrar¨¢ el 1 de enero, el Papa no deja lugar a dudas: "La misma determinaci¨®n que condena cualquier forma de fanatismo y fundamentalismo religioso debe tambi¨¦n oponerse a cualquier forma de hostilidad a la religi¨®n que restringir¨ªa el papel p¨²blico de los creyentes en la vida civil y pol¨ªtica". "Expreso mi esperanza de que en Occidente, y especialmente en Europa, acabar¨¢ la hostilidad y el prejuicio contra los cristianos", a?ade el discurso titulado Libertad religiosa, el camino a la paz, que se env¨ªa tradicionalmente a los l¨ªderes mundiales y a instituciones internacionales como la ONU.

Seg¨²n Joseph Ratzinger, el mundo vive hoy un momento "similar al de la ca¨ªda del Imperio Romano", "las voces de la raz¨®n son demasiado d¨¦biles" y el movimiento anticristiano se expande en muchos lugares gracias a "la conexi¨®n entre el af¨¢n de lucro y la ceguera ideol¨®gica".

Para hacerse una idea cabal de la sensaci¨®n de acoso que se vive en el interior de la Iglesia, basta leer este p¨¢rrafo de la revista religiosa Zenit, de marzo de 2010: "La cristianofobia ofende, discrimina, mata. En Nigeria, cientos de cristianos han sido masacrados este a?o a golpes de machete por extremistas musulmanes. En Oriente Pr¨®ximo, las crecientes persecuciones empujan a los cristianos a huir de las tierras donde naci¨® el cristianismo. En el Magreb, ?frica subsahariana e incluso Extremo Oriente son reducidos al silencio y asesinados a miles. Los saqueos de iglesias y viviendas y la profanaci¨®n de cementerios est¨¢n a la orden del d¨ªa, as¨ª como las crucifixiones, la quema de personas vivas, las mutilaciones, las decapitaciones a golpes de hacha. No lejos de las fronteras de Europa se proclaman contra los cristianos fetuas y condenas inexorables. Todo esto sucede ante el silencio de la comunidad internacional, que se olvida de que la libertad de pensamiento, de conciencia y de religi¨®n est¨¢ sancionada por la Declaraci¨®n Universal de los Derechos del Hombre".

La alarma sobre la situaci¨®n de la libertad religiosa en el mundo no es nueva, aunque en el pasado hab¨ªa sido enunciada de forma m¨¢s templada.

En enero de 2005, poco antes de morir, Juan Pablo II pidi¨® a los embajadores de los 178 pa¨ªses que tienen relaciones con la Santa Sede que protegieran la libertad religiosa con una "efectiva tutela jur¨ªdica", aunque enseguida garantiz¨® que la Iglesia no se entrometer¨ªa en "el campo de la libertad pol¨ªtica o las competencias del Estado" porque, asegur¨®, "sabe distinguir bien, como es su deber, lo que es de C¨¦sar y lo que es de Dios".

La identificaci¨®n entre laicismo y violencia anticristiana parece haber ido forj¨¢ndose en la visi¨®n de Roma con el paso del tiempo. Hace unos meses, el gran estudioso sobre el odio a los cristianos, el franc¨¦s Ren¨¨ Guitton, autor de El libro negro de la cristianofobia, explicaba lo siguiente en la revista religiosa Zenit, editada por el Vaticano: "la perversi¨®n del concepto de laicidad ha generado el 'laicismo fundamentalista' que produce fen¨®menos de cristianofobia o formas similares de falta de respeto a las pr¨¢cticas religiosas". "A ese laicismo se a?ade", dec¨ªa Ren¨º Gutton, "el sentimiento de culpa de algunos pa¨ªses occidentales ex colonizadores como Italia, Francia, Espa?a, Portugal, Reino Unido y los Pa¨ªses Bajos".

El 29 de agosto de 2008, Dominique Joseph Mamberti, ministro de Asuntos Exteriores de la Santa Sede, fue el primer dirigente vaticano en definir el neologismo cristianofobia, que hab¨ªa sido incorporado por la ONU a sus textos oficiales por primera vez en 2003. Su s¨ªntesis mostraba que, para la Iglesia, la violencia f¨ªsica del mundo isl¨¢mico y ex comunista es tan grave como la actitud de los medios y los pol¨ªticos de las democracias laicas occidentales.

"La cristianofobia consiste en un conjunto de comportamientos agrupables en tres ¨¢mbitos", dec¨ªa Mamberti, "una educaci¨®n equivocada, o incluso la desinformaci¨®n sobre los cristianos y su religi¨®n, sobre todo a trav¨¦s de los medios; la intolerancia y la discriminaci¨®n sufrida por ciudadanos cristianos, especialmente a causa de legislaciones o actuaciones administrativas respecto a quienes profesan otras religiones o no practican ninguna; y la violencia y la persecuci¨®n".

Curiosamente, la Iglesia siempre ha defendido que la primera gran oleada de cristianofobia contempor¨¢nea se inici¨® con la primera guerra del Golfo y se extendi¨® como una pira tras los atentados en EE UU del 11 de septiembre de 2001, con la guerra global contra el terrorismo. En 2004, el entonces ministro de Exteriores vaticano, Giovanni Lajolo, afirmaba que "la guerra contra el terrorismo, aunque necesaria, ha tenido entre sus efectos colaterales el aumento de la cristianofobia en vastas zonas del mundo donde, err¨®neamente, la civilizaci¨®n occidental o algunas estrategias pol¨ªticas de los pa¨ªses occidentales se consideran determinadas por el cristianismo o, por lo menos, no separadas de este".

El acoso violento, insist¨ªa en abril de 2005 el Bolet¨ªn de los Salesianos (orden a la que pertenece el secretario de Estado, Tarcisio Bertone), "es una consecuencia de la lucha contra el terrorismo", y se ha "recrudecido enormemente a ra¨ªz de la ca¨ªda del r¨¦gimen de Sadam Husein".

Los datos parecen confirmar esa afirmaci¨®n de los salesianos. En 2004, 15 cristianos fueron asesinados en cuatro continentes. Desde entonces, la violencia contra los "cruzados" no ha hecho m¨¢s que crecer. Seg¨²n los datos de la agencia Fides, en 2009 fueron asesinados 37 agentes pastorales: 30 sacerdotes, dos monjas, dos seminaristas, y tres voluntarios laicos. Casi el doble que en 2008, y el n¨²mero m¨¢s alto en una d¨¦cada.