Santa Sof¨ªa recupera el esplendor
Tras 17 a?os de obras, finaliza la restauraci¨®n de la mayor joya del arte bizantino
"?Salom¨®n, te he vencido!", cuenta el historiador Procopio de Ces¨¢rea que exclam¨® el emperador Justiniano cuando vio Santa Sof¨ªa terminada. Corr¨ªa el a?o 537 y Justiniano se hab¨ªa impuesto la misi¨®n de cristianizar la parte oriental del antiguo Imperio Romano y crear en Constantinopla la bas¨ªlica que ser¨ªa el centro de este nuevo mundo. Para ello mand¨® traer los m¨¢s ricos materiales del Imperio Bizantino: m¨¢rmol verde de Tesalia, p¨®rfido de Egipto, roca negra del B¨®sforo, columnas del templo de Artemisa, y oro y piedras preciosas para los mosaicos. Ante tanta belleza, el d¨ªa de su inauguraci¨®n, la gente aseguraba que un ¨¢ngel hab¨ªa mostrado los planos a Justiniano.
Ese ¨¢ngel ha vuelto a sobrevolar Estambul. Convertida en museo desde 1935, Santa Sof¨ªa muestra desde apenas unos d¨ªas otra vez toda su magnificencia despu¨¦s de 17 a?os enredada en obras y andamios. La restauraci¨®n empez¨® en 1993, un a?o despu¨¦s de ser declarada por la Unesco Patrimonio Hist¨®rico de la Humanidad junto con el resto del barrio hist¨®rico de Estambul.
"El trabajo no se puede dar por acabado", afirma el director del museo
El principal trabajo ha consistido en limpiar 600 metros cuadrados de mosaicos y la c¨²pula. Durante estos 17 a?os, obreros y artesanos repararon el domo de 31,3 metros de di¨¢metro y las caligraf¨ªas doradas que lo recubren. Tambi¨¦n se ha descubierto la cara de uno de los ¨¢ngeles situado en las enormes pechinas sobre las que descansa.
Melike Oscam, secretaria de la direcci¨®n del museo, explica que las caras de los mosaicos se ocultaron bajo un caparaz¨®n met¨¢lico cuando la bas¨ªlica se convirti¨® en mezquita tras la ca¨ªda de Constantinopla. "Mehmet el Conquistador mand¨® hacer de Santa Sof¨ªa el centro del Califato. A?os m¨¢s tarde, se cubri¨® la cara de los ¨¢ngeles, pues en el islam est¨¢ prohibido rezar delante de representaciones humanas". De la ¨¦poca otomana, tambi¨¦n se han limpiado las enormes caligraf¨ªas que decoran la pared con el nombre de Allah y de los ocho profetas. "Tuvimos que restaurarlas in situ porque eran demasiado grandes para pasar por la puerta. Por eso descubrimos que fueron hechas dentro del templo", comenta Oscam.
En el exterior, la restauraci¨®n se ha centrado en limpiar las fachadas y en reforzar los techos con 50 toneladas de plomo para minimizar los da?os del futuro gran terremoto que, seg¨²n los expertos, azotar¨¢ la metr¨®polis en alg¨²n momento de los pr¨®ximos 30 a?os. No ser¨¢ el primer desastre al que sobrevive Santa Sof¨ªa, que se ha enfrentado a varios temblores, asedios y a los caballeros de la Cuarta Cruzada, que en el siglo XIII saquearon la catedral llev¨¢ndose el oro de los mosaicos y la corona de espinas de Cristo que hoy se encuentra en la Sainte Chapelle de Par¨ªs.
Adem¨¢s, el pr¨®ximo a?o se podr¨¢ visitar el baptisterio, situado en el atrio de Santa Sof¨ªa, as¨ª como la enorme pila bautismal del siglo VI tallada en un solo bloque de m¨¢rmol y usada por los cristianos para bautizos colectivos. "Aquellos cristianos se ung¨ªan con aceite para que su piel quedara resbaladiza. Tras el bautizo, el demonio no pod¨ªa tocarles" explica el director del museo Santa Sof¨ªa, Haluk Dursun. El edificio,que tiene la misma planta que su hermana mayor, se transform¨® en el siglo XVI en almac¨¦n y posteriormente en mausoleo para los sultanes Mustafa I e Ibraim, que fueron destronados y por tanto indignos de un nuevo pante¨®n como sus antecesores.
Dursun, que ha dirigido los dos ¨²ltimos a?os las obras, anuncia nuevos proyectos para 2011: la apertura de la biblioteca del sult¨¢n Mahmud I y los trabajos en los techos de la galer¨ªa superior, recubiertos por una espesa capa de pintura durante el XIX con el fin de proteger sus mosaicos. "Nuestra intenci¨®n es mostrar todas las etapas por las que ha pasado Santa Sof¨ªa, por eso el trabajo nunca se puede dar por acabado".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.